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Bodas

La boda de Totoi y Dia

Carlos y Dianely celebraron su matrimonio con un estilo casual y muy alegre. De espíritu creativo, superaron toda adversidad para pasar un día feliz, acompañados de sus amigos. ¡Lee su historia!

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Verónica Vargas Fotografía

Sus nombres son Dianely Pacheco y Carlos Semerena, pero se conocieron como Día y Totoi. Hasta la fecha se llaman entre sí de esa manera. Los dos son ilustradores, y antes de conocerse en persona seguían de cerca el trabajo del otro. Día es de Chihuahua y Totoi es de Yucatán. Por medio de internet, compartían sus aspiraciones y sus ideas, y colaboraban juntos en proyectos. A pesar de la distancia, ambos apreciaban el talento del otro.

Carlos hizo algunos viajes a Chihuahua, para ver a Dianely. Tiempo después le propuso seguir sus sueños en la capital del país, donde él ya estaba viviendo. Gracias a que ella accedió, tienen la fortuna de compartir lo que les apasiona con la persona que aman, día con día: crean, pintan, realizan ilustraciones, desbordando sus sentimientos y su imaginación. Totoi le pidió matrimonio a Día en medio de una conferencia que ambos impartían. Se arrodilló y le preguntó, delante de la audiencia, si le haría el honor de ser su esposa. Día dijo que sí, con una emoción que se tradujo en lágrimas.

Los novios se arreglaron en cuartos separados de su departamento. A Día la acompañó su mejor amiga, quien es make up artist, y una de las personas que mejor conocen a la novia. Gracias a la cámara de Verónica Vargas Fotografía, podemos ver tomas únicas de los arreglos. La fotógrafa consiguió capturar la esencia de la pareja y de su unión, y además tuvo una comunicación ejemplar con los novios. El first look de Día y Totoi es uno de los momentos más emotivos en las secuencias fotográficas.

La iglesia elegida para su ceremonia fue nada más y nada menos que la parroquia Purísimo Corazón de María, la imponente construcción que sirvió como locación para la película de Baz Luhrmann, Romeo + Juliet. Fue una ceremonia muy relajada, pero no por eso menos emotiva. La mamá de la novia la vivió con intensidad, disfrutando cada instante.
El traslado a la recepción tomó cuatro horas sorteando el tráfico de la Ciudad. Llovió mucho, pero eso no apagó en absoluto el ambiente, pues la calidez de los amigos y la familia de los novios iluminaba cada rincón. Nadie dejó de bailar, y los shots volaban.

Fue una celebración ante todo original, fiel a los gustos de sus festejados y al espíritu sencillo de ambos.
Día y Totoi son una pareja con mucha personalidad y llena de color. Podemos apreciarlo en detalles como los adornos con bonita tipografía que usaron para ambientar su boda, o la calaverita en la que colocaron sus anillos. Sus atuendos estuvieron marcados por este mismo estilo. Totoi lució un pantalón formal negro y camisa blanca, que combinó con una corbata y un juego de tirantes. Llevaba gafas oscuras y una flor blanca en el pecho. Día usó un hermoso vestido blanco de manta, con calados que nacían en el cuello alto y redondo.

Su cabello estaba adornado con flores de color champaña, que combinaban con su ramo de flores. Ella y Totoi lucieron unos tenis fabulosos, en versión para dama y caballero, patrocinados por su padrino especialista en la materia.

Cuando Día y Totoi dejaron las ciudades en las que crecieron para mudarse a una urbe más grande y complicada, formaron una nueva familia: el hogar que sus amigos les ofrecieron. Los amigos de los novios demostraron estar a la altura de cualquier situación cuando ocurrió el incidente más aterrador que cualquiera que esté planeando su boda puede imaginar: dos semanas antes de la boda, el salón en el que habían organizado la recepción canceló su reservación y todo lo que incluía. Los invitados de los novios llegarían a la CDMX desde Chihuahua, Yucatán y otras partes del país. Cambiar la fecha de la boda implicaba cambiar vuelos, alojamientos… ¡Un caos!

Llegó al rescate uno de los amigos de los novios: les ofreció su casa, volviéndose así su padrino. Era un lugar ideal, pues se trata de una propiedad de amplios espacios. Se acondicionó con lonas y carpas, para que los trescientos invitados que acudieron a la celebración se sintieran cómodos. Las personas creativas encuentran soluciones prácticas para los problemas, y fue lo que hicieron Totoi y Día, ya que los demás servicios, como la música y la ambientación, se perdieron junto con la reservación. Así, su boda tuvo como soundtrack las mejores listas de Spotify, desde hits de los noventa hasta “Chuntaro style”. El banquete de la recepción fue algo legendario, una delicia gastronómica reconocida como patrimonio de la humanidad: auténticos tacos de la Ciudad de México.

Fieles a su estilo, los novios no tuvieron vals de boda. La celebración de su pacto fue expresada por medio de palabras. Los novios intercambiaron mensajes muy emotivos. Les siguieron los buenos deseos de sus padrinos, y las anécdotas y palabras cariñosas de sus seres queridos. Día lucía muy conmovida y francamente radiante. Su boda fue una aventura por la que ella y Totoi se sintieron agradecidos y felices. Sus miradas llenas de emoción son sólo un poco de lo que podemos admirar en las fotografías. Cada abrazo, cada beso y cada caricia son parte de un recuerdo que nunca desaparecerá. Una celebración en la que el norte y el sur se hicieron uno en el centro.

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