La boda de Erika y Eric: un primer "sí" en el cielo de Nueva York

Cuando uno se traslada de ciudad, muchas cosas suceden. Nuevos lugares por explorar, nuevas rutinas y hábitos por incorporar, nuevos aprendizajes por asimilar y, por supuesto, nuevas personas a las que conocer. Eso lo sabe bien Erika. La vida y el trabajo llevaron a esta tampiqueña a la Ciudad de México, pero fue el amor lo que la retuvo.

En su nuevo trabajo, Erika conoció a Eric. Aparte del nombre y el camino profesional, empezaron a compartir muchas cosas y, tras seis meses de amistad, el noviazgo se presentó. Y tras seis años…

Una propuesta de película (una comedia romántica)

Tras seis años y a unos cientos de metros del suelo, Eric le pidió matrimonio a su novia. La pareja estaba de viaje por Filadelfia y Nueva York y, aunque todo suena idílico (¡y lo fue!), el novio tuvo que atravesar varios obstáculos para poder ponerle el anillo de compromiso a su amada.

Imagínense la escena: Battery Park en un mes de diciembre. Entre los rascacielos de Manhattan y el río Hudson, Eric pide la complicidad de un caricaturista para dar forma a una artística propuesta de matrimonio. Para mala suerte del novio, el dibujante no entendió muy bien la idea, ¡pero él no se dio por vencido!

Antes de que el cartón estuviera acabado, ya estaba sorprendiendo a Erika con una espontánea propuesta: surcar el cielo de Nueva York al atardecer en helicóptero. Al momento de abordar, ambos siguieron las indicaciones del piloto: Eric se sentó atrás y Erika permaneció al frente.

Con previsión, el novio había escrito la propuesta de matrimonio en su celular para que, en el momento en el que le tendió su teléfono a Erika, ella lo leyera. Creyendo que lo que le pedía era que tomara una fotografía de las espectaculares vistas, Erika preparaba la mejor toma aérea. Eric, que se dio cuenta de que, en la confusión, su enamorada no había leído el mensaje que había escrito, se apresuró a decirle que revisara el cel e, inmediatamente, le mostró el anillo de compromiso que tenía para ella. Como era de esperar, Erika, muy efusiva, gritó “¡Síiiiii!”

El esperado día

¡Llegó el momento esperado! Después de año y medio de planeación, los novios comenzaban a alistarse para disfrutar su gran día. Los invitados, en sus bancas, y Eric, al pie del altar, aguardaban la entrada de Erika al templo con su soñado vestido de novia.

Tras un elegante cortejo, teñido de rosa, el color de los vestidos de fiesta de las damas de honor, apareció la novia. Las notas musicales anunciaron su arribo. Unos pasos después, se encontraría con su compañero de vida.

La decoración de la iglesia fue cuidadísima. ¡No se les escapo ningún detalle! La alfombra roja y las flores blancas con tallos verdes y largos se aliaron para recibir con glamur y con el estilo de la iglesia este enlace matrimonial.

La ceremonia religiosa fue corta, pero muy bonita. Posteriormente la recepción se llevó a cabo en el Casino Campo Marte, un sitio elegante y especial que caracterizó la boda con un estilo clásico, sencillo y con mucho gusto.

La decoración floral y la iluminación fueron dos grandes herramientas para crear un velada muy romántica que a más de uno erizó los vellos cuando los novios bailaron con sus respectivos padres. Y, por supuesto, con las emotivas palabras de uno de sus tíos, quien les sorprendió con un discurso inolvidable.

El atuendo perfecto

Erika relata que no necesito probarse muchos vestidos de novia. El primero que seleccionó fue el indicado. Escogió una silueta en A con drapeados a la cintura y cuerpo con corsé en escote corazón.

El velo, de tipo catedral, se desprendía de un peinado recogido bajo que trazó elegancia en su look. A su vez, la naturaleza se presentó en un exquisito bouquet de peonías rosas envuelto en tul del mismo color.

Y aunque en todas las bodas, el vestido de novia es el estilismo protagonista, el novio lució un espectacular traje de tres piezas: chaleco y corbata en gris claro combinaron con la camisa blanca y contrastaroncon el color oscuro del traje.

La pareja nos comparte que quedaron más que satisfechos con la organización y cada detalle que formó parte de la decoración de la boda. Testigo de ello fue el buen trabajo y coordinación de sus proveedores, que se plasma en el magistral trabajo del fotógrafo Néstor Winchester.

¡Para continuar la celebración!

La historia de la boda de Erika y Eric comenzó con una propuesta de matrimonio al estilo neoyorquino y, después del “sí, acepto”, a estas almas viajeras les esperaba una luna de miel de ensueño en el Caribe. Desde la Ciudad de México viajaron a Miami, donde abordaron un crucero hasta Haití y Puerto Rico, donde disfrutaron de hermosos paisajes, tradiciones y cultura local.