La boda de Michelle y Paco en Atizapán de Zaragoza, Estado México

Otra cosa, no quisimos gastar muchísimo dinero en la boda porque tenemos muchos otros planes, así que con ellos encontramos un buen paquete que se ajustaba a nuestras necesidades. En vez de hacer una boda lujosísima quisimos ofrecer varios detalles que le dieran un toque único y que sorprendieran a los invitados.

Cabe mencionar que el portal de Bodas.com.mx nos ayudó enormemente en la planeación y organización de cada detalle: a contactar proveedores, a mandar las invitaciones, a organizar las mesas y lo más importante, a hacer nuestra web personalizada de boda donde todos los invitados pudieron ver la información general de la boda. Y por si fuera poco, todo esto fue gratuito.

La ceremonia espiritual fue guiada por Gery, una amiga de Mich de muchos años que aceptó hacer el papel de "sacerdotisa", como nosotros la llamamos. El ritual que seguimos fue el de "Handfasting", que es una ceremonia ancestral celta en la que a los novios se les atan las manos con lazos de distintos colores (cada color representa diferentes dones y bondades que se les desean a los novios), y al final se hace un trenzado de los lazos, quedando una bonita representación visual de la unión entre ambos. Después de esto siguió una ceremonia civil en la que nuestro compromiso quedó sellado también ante el estado. Todo esto fue acompañado al piano por Sarita, una amiga de Mich que tocó varias piezas que le pedimos, entre ellas "Married Life", el tema de la película de "UP"

Como somos fanáticos de las motocicletas, terminando la ceremonia teníamos una sorpresa para todos: detrás del altar estaba mi moto, a la que subimos mientras se escuchaba la canción de "Take On Me", y no sin antes ponernos unas chamarras de piel que decían "just married" salimos triunfalmente ante nuestros entusiasmados invitados, que no dejaban de tomar videos y fotos (incluso nos grababan atónitos los meseros y personal del jardín). Por supuesto, no pudieron faltar las tradicionales latas amarradas al escape de la moto para hacer mucho ruido.

A mí siempre me ha llamado la atención un personaje urbano que es típico de la Ciudad de México: el organillero. Así que no perdimos la oportunidad de contratar a uno para amenizar el coctel de recepción. Un amigo que está en ese negocio fue con un organillo nuevo que tiene, que toca melodías modernas y conocidas por todos. Muchos de los invitados nos dijeron que ese había sido un detalle que nunca habían visto y que les gustó mucho. ¡La primera canción que tocó, por supuesto, fue la Marcha Nupcial!

Durante la cena, tocaron varios amigos míos que son excelentes músicos. Tocaron varios temas de jazz, y desde luego fueron un éxito. Todos los invitados los ovacionaban cada que terminaba una canción. Aquí vino la siguiente sorpresa que teníamos preparada: Mich y yo compusimos una canción juntos especialmente para la ocasión. Aunque estábamos un poco nerviosos y nos faltó ensayar un poco más (los últimos días antes de la boda fueron de muchas cosas que resolver y tuvimos poco tiempo), nuestra interpretación fue bastante buena y fue algo que todos recibieron con mucho aprecio. ¡Para ser honestos, yo nunca había cantado en público y mucho menos mientras tocaba el piano!

La comida fue deliciosa: variedad de guisados. No elegimos la opción más tradicional que vendría siendo un menú de distintos tiempos, sin embargo uno de mis primos me dijo que fue mejor opción porque pudo servirse muchas veces y probar todos los platillos. El pastel también fue un poco fuera de lo común: estaba hecho de donas. Una tía de Mich nos regaló la mesa de dulces y sus papás el pastel de donas, que por supuesto ninguno de los dos duraron mucho.

El DJ tocó música que nos gustó mucho, puso muy buen ambiente y animó a todos los invitados. También organizó la víbora de la mar, el ramo y la liga. Un par de detalles que no nos esperábamos y con el que nos sorprendieron Sara y Juan Pablo, fueron juegos pirotécnicos cuando bailamos nuestra canción. También llegaron de la nada un zanquero y un enmascarado a animar la fiesta, ya que todos estábamos en la pista bailando al son de los mejores éxitos de boda. Desde luego, para no romper ninguna costumbre, se bailaron los típicos temas de "Saturday Night" y "Payaso de Rodeo" entre muchos otros que no pueden faltar en ninguna boda.

En conclusión, estamos seguros que logramos tener una boda muy especial y que se puede tener una gran boda sin gastar necesariamente grandes cantidades de dinero. Aún así, logramos invitar a 210 personas, y todos ellos nos contaron lo bien que se la pasaron y lo chulos que nos veíamos Mich y yo de esposos que, no hay que olvidarlo, al final es de lo que se trata todo: de juntar a todos los más queridos y compartir la alegría de formalizar un equipo que durará para siempre.