La boda de Joaquín y Claudia en Mérida, Yucatán
De noche Primavera Vino 9 profesionales
J&C
15 Mar, 2020La crónica de nuestra boda
Creo que son muy pocas las mujeres que no tienen al menos una idea de lo que le gustaría tener en su boda, si no algo completamente planeado, sí algunos detalles que saben que serán importantes para ese día tan especial, o, al menos, así me ocurrió. Aunque también, todo depende de la pareja que al final, será quien te complemente en esas ideas, ya que la boda, hay que aceptarlo, no sólo es de uno, sino es un complemento perfecto del gusto de ambos.
Para nuestra boda, queríamos algo más íntimo, con las personas más allegadas a nosotros, y fue precisamente así como lo planeamos, iniciando con el menú, algo que fuera sencillo pero elegante.
Decidimos realizarla en domingo, porque así tendríamos el lunes que era puente, para descansar, no sólo nosotros sino también todos nuestros invitados, y así, sería más fácil que viajaran familiares y amigos que no radican en la ciudad.
Decidimos que para la ceremonia, queríamos una capilla pequeña, para que reflejara la intimidad que queríamos también en la fiesta. La wedding planner nos ayudó a conseguir la capilla de Santa Gertrudis Copó, una capilla hermosa, que contaba con todas las comodidades para que fuera una misa muy bonita, además de no estar lejos de la ciudad.
Seguir leyendo »Para la fiesta, decidimos realizarla en el Club Mater Dei, un espacio muy completo y hermoso, con salones tipo hacienda y espacios abiertos que invitan a tomar miles de fotos. Era el complemento perfecto para nuestra fiesta, un lugar no tan grande, pero que ofrecía ese elemento diferente, que nos ha caracterizado como pareja desde el principio.
Para el mobiliario, la wedding planner nos ayudó a escoger a Altaporta Banquetes. En un principio teníamos una idea muy diferente de cómo queríamos que fuera nuestra boda, a cómo resultó siendo. Viendo imágenes en Pinterest, y tomando ideas de otros lados, habíamos convenido que fuera un tipo buffet, con estaciones de comida, y con un mobiliario tipo campestre. El mobiliario prevaleció en nuestra decisión y no lo cambiamos, sin embargo la comida si se modificó. Para las mesas, escogimos unas mesas de madera tipo campestre, que no necesitan llevar manteles, una tendencia que nos agradó desde el principio. Éstas se complementaron con sillas del mismo tipo, de madera, y por vajilla escogimos una blanca sencilla, con la orilla dorada, al igual que unas copas doradas. Todo se veía armonioso, y acentuaba cada detalle.
Los colores que escogimos desde el principio, fueron palo de rosa, dorado, verde olivo y borgoña. Colores que predominaron desde las invitaciones, hasta las flores y los vestidos de las damas.
Las flores queríamos que fueran sencillas, blancas con un toque de color, donde predominara la flor tipo nube, tanto en la iglesia, como en la fiesta. Para la iglesia se colocaron bolitas con una base en el pasillo junto a las bancas, así como también las flores que se colocan en el altar y bajo a los santos, todo quedó muy bonito y elegante. Mi ramo fue un ramo sencillo, con toques de rojo que le daban las rosas rojas, las damas traían ramos pequeños de gypsophila, que fue la flor que predominó. Para el ramo que se le ofrece a la Virgen, me hicieron uno de rosas blancas, casi en botón, que estaba hermoso, fue el que más me gustó. Para la fiesta, escogimos unos centros de mesa cuadrados, con una base de madera rústica que iba muy bien con la temática de la fiesta, predominando los colores base. Y en la mesa de postres se colocó una guía, donde predominaban las hojas tipo eucalipto, con toques de color. En general las flores estuvieron hermosas, y dieron ese toque cálido y elegante a la iglesia y a la fiesta.
Para el banquete, como había comentado, nuestra primera opción había sido el ofrecer estaciones de comida tipo buffet, con diferentes elementos, que incluyeran mariscos, carnes, quesos, entre otras cosas. Por la hora de la fiesta, que comenzó casi a las 11 de la noche, convenimos que no era muy práctico. Al final decidimos ofrecer platillos elaborados por nosotros, de botanas se dieron crema de ajo, crema de chile xcatic y paté de carnes frías. De plato fuerte ofrecimos cochinita pibil, tradicional de Yucatán, acompañada de cebolla morada y frijoles refritos.
Todo salió increíble, incluso con la emergencia que empezaba de Coronavirus, y por la cual algunos de nuestros invitados no pudieron acompañarnos, pero la música, la comida, la decoración, todo quedó como lo habíamos imaginado. La ceremonia religiosa fue muy bonita y emotiva, no pudimos haber pedido más. Los nervios considero fueron los normales, dada la ocasión de que dos personas están decidiendo unir sus vidas.
Estamos empezando una etapa nueva en nuestras vidas, como una familia, y al final, la fiesta y la ceremonia es lo que representa, la celebración de nuestra unión.
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