La boda de Jesús y Paola en Zapopan, Jalisco

El camino a la iglesia era un poco largo, pero ya sea por los nervios o por la emoción el recorrido se hizo muy rápido, lo que no ayudo a mis pobres nervios, llegue con tiempo, me quede en el coche a esperar a que llegara la hora, los invitados comenzaron a llegar, pero alguien no llegaba. Así es mi Papa no llegaba por alguna razón que luego me entere, empezó a sudar la gota gorda, se llegó la hora y papa no daba señales de aparecer sentí que el mundo se me vino encima, cuando de repente lo veo caminar o casi volar hacia a mí, ya casi cuando yo estaba a punto de entrar a la iglesia con un tío muy querido, solo sé que suspire, me tomo del brazo y me dijo que siempre estaría conmigo pasara lo que pasara, solo resta decir que al caminar con él, mi padre a mi derecha al son del Oboe de Gabriel y divisando de lejos el rostro sonriente de mi amado, no pedí nada más y di gracias a nuestro Dios por mandarme toda esta felicidad y por mi increíble esposo, todo valió la pena en ese momento, por lo demás ni nos fijamos, solo cabía nuestra felicidad y queríamos compartirla con todos nuestros invitados, no la pasamos bailando y llenos de dicha, ni la lluvia torrencial que cayó entrada la madruga nos paró.