La boda de Salvador y Itzel en Bahía de Banderas, Nayarit

La misa fue a las 5 de la tarde, el sacerdote dijo las palabras correctas y nos hizo sentir el verdadero significado del sacramento del matrimonio. La misa se me pasó como agua. Cuando salimos mi ya esposo y yo nos alejamos con la fotografa a nuestra sesión y adivinen:

Empezó a llover.

Todos creyeron que yo estaría vuelta loca, pero no. La llluvia en la playa es de lo más deliciosa y además sé que es un buen augurio de abundancia y prosperidad para la pareja, así que en realidad la disfruté tanto como pude. Mientras paraba mi esposo, mi dama de honor y las fotógrafas nos fuimos al bar a beber unas cervezas y jugar un poco de billar. Ya se imaginarán como nos veíamos vestidos de novios jugando y con el tarro en la mano. Fue muy especial y mi fotógrafa aprovechó para congelar el momento.

Cuando paró la lluvia bajamos a la playa donde sería mi fiesta y para mi sorpresa todos nuestros invitados estaban ahí.

Fue una verdadera postal, todas las mujeres habian anudado sus vestidos y se veìan muy lindas. Todos se quitaron sus zapatos y estaban descalzos en contacto con la arena, la pista de baile y mi mesa estaban iluminadas y se veía increíble el contraste con el cielo nublado. No les puedo explicar la sensación tan bella. Algo que pudiera paracer catastrófico para la ocasión a mi me pareció lo más hermoso del mundo.

Salió un arcoiris tan bello que enmarcó mi primer baile con mi esposo y ahí al ritmo de How Deep is Your Love de The Beegees comenzó nuestro festejo.

La comida estuvo deliciosa, alcanzamos a comer y el DJ inició con la música para bailar, ¿y adivinen qué más pasó? Empezó nuevamente a llover y mis invitados parecían más emocionados aún. Nadie paró de bailar, mi vestido estaba lleno de arena mojada, mi peinado ya habia cedido y yo me sentía la mujer más bella y feliz del mundo. Fue mi dia feliz totalmente y sin duda lo haría todo de nuevo, tal y como fue.

Al dìa siguiente la majestuosa Olga Carillo, mi fotógrafa nos llevó al mar para nuestro trash the dress ¿qué les digo? estuvo increíble. El momento para nosotros dos solos, caminando en el mar, festejando con la naturaleza nuestra unión bendecida por Dios.

Lo gracioso de como el mar me llevó en varias ocasiones pues con el vestido mojado pesaba el doble. Los cangrejos en mis pies en algunas tomas, fue divertidísimo.

Ha sido un experiencia inmejorable. Sin duda creo que cada mujer merece vivir un día así de feliz, así de imperfecto y perfecto al mismo tiempo, un día tan personal, tan único para cada quien, plasmado del toque de cada pareja, de cada invitado. Creánme cuando les digo que todo el estrés, el llanto, las preocupaciones y porque hasta las discusiones valen totalmente la pena si tienen que vivirlas para llegar a ese día feliz.

Yo sin duda lo viviría nuevamente tal y como fue. Mil veces más.