La boda de Pablo y Dalia en Tequesquitengo, Morelos
Rústicas Verano Azul 5 profesionales
P&D
10 Ago, 2019La crónica de nuestra boda
Pues aquí de nuevo, después de casi 2 meses que fue ese día mágico de nuestra boda, ya más tranquila de todos los cambios, puedo escribirles como estuvo.
Nos tardamos en organizarla año y medio, principalmente porque cuando empezamos a hacer lluvia de ideas el presupuesto no nos alcanzaba, así que a ahorrar lo más posible para que nos alcanzara lo más posible. El primero susto fue al empezar a cotizar banquetes casi todo el presupuesto se iba con ellos. ¡No imaginábamos que fuera tan caro casarse!
Pero por curiosidad llegué a un proveedor que tenía lindos jardines en Morelos. Lo primero que se me vino a la mente fue que eso sería mucho más caro que hacerlo en la ciudad, pero para mi sorpresa no fue así. Al contrario, era casi la mitad de precio, así que aunque eso podía complicar mucho la logística del evento nos atrevimos a empezar a organizar una boda a distancia.
Cotizamos más proveedores y los precios eran similares hasta que nos convenció aquel que nos ofreció un lugar de ensueño, un jardín a pie del lago de Tequesquitengo, cuando conocimos el lugar no dudamos en contratarlo, era un escenario perfecto para nuestro día.
Seguir leyendo »Los preparativos en general hubo de todos, buenos proveedores, malos, costos imprevistos, tiempos apretados, estrés, emoción, vivencias muy lindas del proceso y eso es algo que aprendí de esta experiencia, que en realidad una boda se vive desde que te piden matrimonio con todo el proceso, el sube baja de emociones que da todo lo relacionado con ese día. No solo el día que culmina tanta preparación, así que futuras novias disfruten todo lo relacionado.
Queríamos una boda campirana, sin mucho glamour y más bien lo imaginábamos como un fin de semana con la familia y amigos. El lugar del evento tenía una casa para familia y podíamos disfrutarla desde el día antes, así que las familias empezaron a llegar un día antes y ahí fue el primer conflicto, ya que las familias son muy distintas y eso generó mucho estrés para ambos. Cada quien controlando el lado que les tocaba para que no explotara una bomba un día antes de la boda. Eso estuvo feo pero pues no íbamos a desgastarnos para que se hicieran amigos en unas horas así que sólo jalé al novio, respiramos profundo, lo besé, lo abracé, le dije que me dijera que todo iba a salir bien y seguimos con la agenda de actividades que teníamos para la fecha.
Al día siguiente intenté que se me resbalara todo, era mi día y yo solo me iba a preocupar por prepararme al altar, toda la mañana estuve tranquila, no tuve nervios. Eso sí, la gente corría (familia, proveedores haciendo su trabajo, invitados que iban llegando, etc.)
Yo no salí de mi cuarto hasta que tenía que ir a la iglesia. Me empecé a tensar cuando no sabían cómo cerrar el vestido y que me costó ponermelo jajaja ahi ya empece a colapsar un poquito, pero fue cuando me subi al auto que me llevara a la iglesia que me llene de nervios.. pensar que ahora si habia llegado el dia que tanto habiamos planeado y esforzado por que fuera magico.
Ya con el nervio encima, quería casi casi correr o como que no dejé que las cosas sucedieran poco a poco. Tanto que ni dejé que llegara el novio al altar primero, casi casi llegué después de él, así que por mis nervios no dejé que me viera como caminar al altar (es algo que arruiné). Pero en fin, la ceremonia muy linda, el decorado quedó hermoso, sin querer la túnica del sacerdote era del mismo color del decorado de la boda, lo que nos dio mucha gracia. No llegaron las arras a tiempo y mi ramo murió un poco por el calor, pero fuera de eso fue muy lindo todo, me aguanté y no lloré.
Al llegar al lugar más enamorada quedé. Todo estaba como lo había soñado, el montaje, la atención, la gente, la música, etc. Fue cuando dije que tanto esfuerzo había valido la pena. Todos quedaron encantados con el lugar, el lago fue el mejor escenario y aliado, porque como empezó a haber mucho aire, eso atrasó a la cocina y al servicio, lo que ni cuenta se dieron los invitados porque estaban encantados tomándose fotos con el hermoso paisaje y cositas que pusimos de dinámica.
Mientras comíamos empezó a llover muy fuerte con aire, hasta pensé que el toldo saldría volando, pensando en que arruinaría todo, pero el servicio de banquete contratado supieron controlar la emergencia. Me tranquilicé cuando veía la gente reírse frente a la tormenta que con caras o enojados. Ellos estaban disfrutando mucho así que me empecé a relajar.
Había lodo y agua por todos lados y se perdió el glamour, las mujeres con sus vestidos largos sucios, los hombres empezaron a ponerse más cómodos quitandose corbatas y accesorios para poder divertise mejor. Los invitados olvidaron por completo el glamour (lo que realmente queríamos) y se estaban diviertiendo como nunca y eso me encantó, que aunque haya caído una tormenta se divirtieron mucho, muchos nos dijeron que nunca habían ido a una boda tan divertida.
¡La verdad solo cambiaría una cosa de ese magnífico día! El no haberme esperado que mi novio me viera caminar al altar. Todo lo demás no lo cambiaría por nada, y no es porque haya salido perfecto, hubo varios detalles e imprevistos que salieron pero la forma en se vivió cada detalle no lo cambiaría por nada. Yo acabé con una sonrisota ni cansada estaba, no me quedé con ganas de hacer nada en ese día.
Y para las personas que dicen que si vale la pena tanto estrés, dinero y organización para una boda, les diria que ¡sí! Vale cada vivencia y experiencia del proceso, si me dio un poco de depresión posboda ja,ja,ja y le he preguntado a mi ahora esposo, que si lo volvería repetir y me dice que sí (que igual con menos dinero) pero sí lo volvería a vivir.
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