La boda de Norberto y Blanca en Coyoacán, Ciudad de México
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19 Dic, 2015La crónica de nuestra boda
Norberto y yo llevamos 11 años de conocernos y dos maravillosos años viviendo juntos, por ello nos vimos toda la mañana del día "cero", desayunamos juntos y comenzamos los preparativos. Como la estilista fue a la casa, el novio vio mi maquillaje y peinado pero lo mandamos al salón a verificar los últimos detalles antes de ponerme mi hermoso vestido blanco, el cual sólo unas cuentas personas habían visto.
Mis suegros (Virgilio y Fidelina) me llevaron al salón en nuestro Chevy, que fue nuestra primera inversión y responsabilidad como pareja. Como era de esperarse nos topamos con un tráfico infernal, el cual logramos librar justo a tiempo e incluso recibimos el aliento de otros automovilistas tocando el claxon para anunciar el paso de la novia. Al llegar al salón comenzó la preocupación, mi suegro sucumbió al estrés y le surgió un fuerte dolor en el vientre, el juez no llegaba y el novio lidiaba con la colocación de mesas y recuerdos en el salón, lo cual se debió a la irresponsabilidad de los organizadores del evento.
Seguir leyendo »A pesar de todo se anunció la llegada del juez y me dirigí al salón para entrar del brazo de mis padres (Edmundo y Bacilisa), aunque nadie notó mi entrada hasta que me coloqué junto a mi nervioso novio y el DJ comenzó la marcha nupcial, la cual quitó de inmediato para que el juez comenzara con el acto.
Las palabras del Licenciado fueron las más adecuadas, en lugar de sumisión y recato, habló de compartir responsabilidades, venturas y desventuras, de comunicación y perseverancia conjunta. Después de las firmas y huellas el novio pronunció sus votos, la exposición más bella de nuestra relación y su amor por mi, así como su confianza en nuestra futura felicidad, con lo cual llevó al llanto a más de un invitado. Así se selló nuestra unión como marido y mujer, continuada por nuestra sorpresa especial, bailamos una conmovedora canción de antaño "He Venido" de Los Zafiros seguida por la movida canción "Sway (Quién será)" versión Just Dance, uno de nuestros pasatiempos favoritos, que practicamos en secreto por tres meses y que fue la sensación.
El resto del evento pasó volando, salvo por la partida de mi suegro a la sala de urgencias, de la cual volvió un par de horas después con un mejor aspecto, hubo una serie de problemas que a pesar de todo no le quitaron nada de especial a la velada: el DJ le cambió el nombre al novio, puso música nada conocida al punto de que parecía que todo el tiempo era la misma canción, no tenía practícamente ninguna canción que se le pedía, el agua supuestamente ilimitada se acabó antes de la cena, no se sirvió comida a quienes llegaron un poco más tarde, incluidos mi suegro y una cuñada.
Pasando por alto estos detalles, al estar rodeados de nuestros seres queridos, los amigos y familiares más cercanos, sacamos lo mejor de la situación aprovechando el esfuerzo de mis cuñadas (Lili y Edith) al montar una deliciosa y vistosa mesa de dulces, repartir recuerditos hechos a mano (Ixchel) y de solucionar cuaquier inconveniente. No dejamos de bailar, de festejar nuestra unión, de reir y divertirnos con el obligado lanzamiento del ramo, que se fue directo a los pies de una de mis damas (Mariana), la sorpresa de un segundo ramo que cayó en la cara del novio de una amiga de mi cuñada, los hombres evitando ganar la liga (salvo por dos buenos amigos que ya tienen ganas de casarse, Felipe y Emmauel), la víbora de la mar, que probó la fuerza de todos y la interminable toma de fotografías con cada uno de nuestros invitados, enmarcadas con un bonito cuadro elaborado por otra de mis cuñadas (Male).
¡Efectivamente fue el día más feliz de nuestras vidas!
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