La boda de Martín y Diana en Cuautitlán Izcalli, Estado México
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M&D
01 Jul, 2017La crónica de nuestra boda
Sin duda, el día más hermoso de mi vida. Yo creía que cuando el día estuviera más cerca, yo estaría súper nerviosa y ese no fue el caso. Yo era la más feliz de la vida, muy sensible, pero nada nerviosa. Un día antes todos me decían que no dormiría, yo críe que estaría como “niña esperando a los reyes magos” con mucha emoción, nervios y nada de sueño. Fue todo lo contrario, dormí como piedra.
Desperté súper temprano para que me maquillaran y peinaran. Justo cuando estaba frente a la maquillista no sabía cómo maquillarme, ya había hecho varias pruebas, pero en ese momento estaba bloqueada, así que le dije “tú maquíllame como quieras”. Estaba un poco nervosa ya que no sabía si me gustaría y, sobre todo, no entendía el por qué me bloqueé (en vano todas las pruebas). Ella terminó el maquillaje, volteé al espejo y mi cara lo dijo todo. Amé el maquillaje, estaba más que hermoso, me sentía como una princesa. Mis ojos son miel, ese día se veían más claros y brillaban más que nunca, mi piel se veía radiante y mi sonrisa cada vez era más grande.
Seguir leyendo »Yo no tenía nada de hambre, incluso olía comida y me daban nauseas, supongo que era la emoción. Mi mamá se aferraba a que comiera algo, porque decía que me iba a desmayar por no comer. Desayuné un sándwich de Nutella, nada nutritivo. En cuanto terminé, le comenté a mi familia “tengo sueño, dormiré un poco” nadie podía creer la tranquilidad que tenía y cómo la novia tenía sueño el día de su boda.
Mi ahora esposo y yo decidimos no publicar nada de nuestro compromiso en ninguna red social para evitar malos comentarios, chismes, el clásico “espero mi invitación” y, sobre todo, porque queríamos vivirlo a nuestra manera. Publicamos que nos casaríamos justo a las 13:00 horas y nuestra boda era a las 15:00 horas. Yo tenía un video preparado con la canción de “Crazy de stars go dim” con todas las fotos y videos que teníamos a lo largo de casi 4 años de relación. Él publico una foto de nuestro “save the date”. Los buenos deseos y felicitaciones llenaron nuestras fotos, nuestros muros, los mensajes en WhatsApp eran interminables.
Por fin el reloj marcó las 14:00 horas, era hora de usar el vestido de novia. Mis papás y hermanas ya me habían visto con el vestido de novia meses antes, pero en cuanto estuve lista volteé a verlos y su cara jamás la olvidaré. Lloraron, me abrazaron y desearon cosas hermosas. Soy la más pequeña de la familia y no podían creer que la niña a la que le enseñaron a andar en bici, a multiplicar, a cubrir para salir cuando cursaba la secundaría ya estaba a nada de casarse. Bajé las escaleras y mi papá y cuñados estaban esperándome.
El reloj marcó las 14:30 horas y era hora de salir de la casa que me vio crecer, era hora de despedirme de mis padres y agradecer por todo lo que me dieron. En camino a la iglesia mi papá me dijo que escuchara la canción “yo primero la amé”. Al ver sus ojitos brillosos mirándome por el retrovisor y sus bellas palabras me enternecieron demasiado, una lagrima rodó por nuestras mejillas. Le dije “siempre serás mi primer amor” y él contestó “tú siempre serás mi bebé y velaré siempre por ti”. Llegamos a la iglesia, limpiamos nuestras lágrimas, me ayudo a bajar del auto y lo abracé lo más fuerte que pude.
Al acercarme a la iglesia todos volteaban, aludían e incluso lloraban. Mi ahora esposo no volteaba para nada, decía que me debía ver hasta el altar. El padre salió y nos dijo que debíamos entrar juntos, pero antes de eso nuestros padres dijeron unas palabras. Nos tomamos de la mano y entramos juntos al altar. Al terminar la misa salimos y muchas personas nos esperaban afuera y fueron testigos del gran amor que nos tenemos.
Llegamos al salón y el juez nos estaba esperando, al terminar una vez más llegaron los abrazos, felicitaciones y lágrimas. Después llegó la comida, el baile y todo lo que conlleva una boda. Nuestros invitados estaban más que felices, pagamos tiempo extra en el salón porque había un buen ambiente, al momento de terminar la fiesta nuestros invitados seguían ahí. El salón empezó a levantar todo y mis invitados no se iban. Eso nos hizo sentir demasiado bien, porque no sólo nosotros disfrutamos nuestro día, ellos también. El amor y alegría estaban en el aire. Nuestro álbum online es de 1800 fotografías, tanto mi fotógrafa e invitados captaron cada momento.
Hoy, 11 meses después, me sigue llenando de emoción relatar todo esto. El consejo que les puedo dar es que disfruten muchísimo todo, tomen fotografías de todo. Jamás comparen su boda con la que otras personas, llénense de buenos comentarios, los malos déjenlos fluir. Tal vez suene muy cursi, pero si hay amor lo tienen todo. El amor y paciencia los ayudará a salir de cualquier dificultad en su matrimonio. Los problemas siempre existirán, pero depende de ustedes cómo los tomen. Les deseo el mayor de los éxitos y una vida llena de amor.
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