La boda de Lupita y Manuel en El Arenal, Jalisco

La crónica de nuestra boda

Sencillamente fue el mejor día de nuestras vidas.

Llegó el día y parecía que los minutos se iban volando no pudimos dormir y ya estábamos en pie desde muy temprano, mi esposa corrió con el maquillista y yo corrí al salón a ultimar detalles, pues me había comprometido en ser yo personalmente quien me encargaría de vestir el mobiliario, de montar los platos y cubiertos; al ver que era mucho trabajo para mí solo fui por ayuda y siendo las 12 había quedado todo como lo había esperado, menos la decoración con flores pues tuvimos una mala experiencia con el decorador Nacho Minero, lo consideramos como primera opción y se comprometió en decorar con telas de tintas, utilizar flores naturales en distintos puntos del salón, y los centros de mesa estarían iluminados, y nada de esto fue cumplido. En un principio esto nos dio frustración pero no podíamos permitir que esto nos amargara el mejor día de nuestras vidas.

Llegué a la iglesia esperando con ansias la llegada de la novia, comenzó a sonar el Ave María, con el saxofonista Ramsés Torres, y la magia comenzó: la ceremonia religiosa fue fantástica, todo salió como lo habíamos previsto, mirar a nuestros familiares y amigos ser testigos de nuestra unión, fue lo mejor de todo.