La boda de Dante y Karla en Xochimilco, Ciudad de México

Por fin llegamos, mi papi me ayudó a bajar del coche y me tenía agarrada muy fuerte, estaba muy emocionado, porque soy la más chica de la familia (y la consen, pero no le digan a mis hermanos). Iniciaba la ceremonia, no me di cuenta de cómo entraron los primeros pues yo era la última, pero sí me acuerdo de la carita de Dante, creo que le gustó verme ahí. Mi papi me entregó, su mami lo entregó, nos dieron la bendición y él me quitó el velo de la cara. Fue una misa hermosa, independientemente de que era la mía, el padre dijo cosas lindas y concisas, todo pasó de forma tan linda: anillos, arras, lazo, aplausos y beso. Al final cantaron una canción hermosa, escúchenla les encantará, no sé cómo se llama pero dice: Yo te prometo amor eterno, ser para siempre tuyo en el bien y en el mal... o algo así, la verdad es que me sacó una lagrimita, era un ambiente super conmovedor, la música, las sonrisas y rodeados por burbujas.

Sesión de fotos, ¡super linda!

Y nos presentaron como los "nuevos esposos" y qué mejor presentación que nuestro baile oficial, elegimos una canción de Café Tacvba, sí sé que suena un poco extraño, pero es muy linda, romántica y divertida, justo lo que necesitábamos. Y ahí, para mí, fue uno de los mejores momentos de la boda, pues Dante ensayó conmigo la noche anterior, pero mi lista de "pendientes por verificar" no me dejó darme cuenta del gran esfuerzo que él hizo sólo por mí: bailar y no sólo así, sino frente a nuestras familias y amigos, él casi odia bailar y sin embargo lo hizo perfecto, no por sus movimientos o porque no hubiéramos tenido fallas, sino por el amor con que lo hicimos.

Fue una boda maravillosa, no dejo de repetírmelo, y espero que todas las novias se sientan igual de realizadas al día siguiente. Amé todo de ese día. Ver cómo mis hermanos se divirtieron, cómo mis nuevas tías bailaron y brincaron, cómo nuestros amigos de toda la vida siguen junto a nosotros en estas nuevas etapas, saber que tuve a mi lado a todas esas mujeres que han participado en mi vida, y sobre todo cómo haciendo algo que nos hizo felices a nosotros, pudimos hacer felices a mis papás, a los suegros y a la abuelita, quienes no cabían del orgullo y la emoción.

Somos de los más afortunados del mundo por tener a tanta gente llena de amor a nuestro alrededor.