La boda de Alfredo y Mirna en Culiacán, Sinaloa
De noche Invierno Blanco 4 profesionales
A&M
30 Dic, 2017La crónica de nuestra boda
Sábado 30 de diciembre 2017, nuestra memorable fecha, desde la mañana de un día hermoso y soleado nos preparábamos para el día más importante de nuestras vidas. Entre nostalgia y enormes cambios esperábamos ansiosos las 7 de la noche de ese precioso día para acompañarnos de testigos y preciosas anécdotas que contaríamos con los años. El día de nuestra boda fue hermoso, fue perfecto, son las dos palabras que más recuerdo.
En tanto me preparaba en casa con maquillaje, peinado y un precioso vestido colgado para sentirme eterna y verme como nunca, afloraron recuerdos de meses atrás donde veía como elegía mis flores, me media varios vestidos y revisaba infinidad de artículos editoriales con novias y sus experiencias, me veía al espejo y sonreía esperando el momento en que él me vería por primera vez vestida de novia frente al altar. Estaba tan serena y con una calma que me inundó desde ese dia por la mañana, era realmente feliz. Nuestra boda se efectuó en la Sala Alcatraz, de Salón de Eventos Las Flores, en Culiacán, Sinaloa.
Seguir leyendo »Por fin cuándo llegó por mí el auto para llevarme al evento, mi madre se puso tan nerviosa que no podía ni moverse, le hablaba y no me contestaba, le pedía que reaccionara pero parecía que estaba en otra parte pero no conmigo. De repente mis hermanas empezaron a correr, una olvidando sus zapatillas, otra salió rumbo a su hotel, ¡no traía su vestido! Pero yo seguía tan quieta, tan segura, pues sentí que en cada momento Dios estaba con nosotros y nos acompañaría hasta el final de nuestros días, esto solo era el principio.
Subí al auto batallando con mi vestido un poco, ya que mi madre no reaccionaba, se queda pensando en que hacer, al final no hizo nada, en fin… yo seguía con una paz increíble con la sensación de que todo saldría perfecto, a pesar de todo y los errores que pudiera ocurrir, ya que no hay evento perfecto, pero para mí lo sería, solo tenía planeado casarme una vez, y esa vez ya estaba en curso.
Llegué 15 minutos antes a mi ceremonia, curiosamente el novio no había llegado, así que me ocultaron en una habitación en tanto se acomodaban los padrinos y llegaba el novio. En ese momento supe que en 15 minutos estaría convirtiéndome en la nueva esposa que aún no encontraba en mí meses atrás, ya que nuestra boda civil ya tenía tiempo de haberse celebrado, sin embargo, no vivíamos juntos hasta pasar por la bendición de nuestro señor Jesucristo, lo cual era muy importante para mí.
Por fin llegaron los padrinos y el novio entró por la puerta principal. Nuestra ceremonia se ofició en el mismo salón de eventos que nos apoyó enormemente con cada detalle, aunque claro, hubo errores, pero estos no se notaron. Nuestra mantelería debió ser azul claro, y nos pusieron un color diferente, pero no permití que eso arruinará nuestra velada, era mi día, el que esperé no hacía meses atrás, sino desde que era una niña y soñaba con el príncipe que me desposaría y con quien iniciaría mi familia. Con el paso de los años dejé de soñar con un príncipe y con madurez empecé a pensar en el hombre de mi vida: ¿cómo sería? ¿Dónde lo iba a conocer? ¿Lo sabría inmediatamente? Todas esas preguntas cuyas respuestas sé desde hace un tiempo pasaron por mi mente, cuándo entró al ministro junto a mi padre a la habitación donde esperaba para hacer mi entrada: era la hora, iniciaba la magia.
Bajé por unas escaleras del brazo de mi padre mientras se escuchaba la melodía de Canon en re mayor de Pachelbel, se me erizó la piel por un momento y debo admitir que cada vez que la escucho se me mojan los ojos, ya que quedó plasmada en mi memoria y siempre recordaré cuando bajaba esas escaleras del brazo con mi padre, la última de sus niñas en entregar, la última lágrima de sus ojos por ver a una hija casarse, y yo feliz de tener el honor y la dicha que no tienen muchas novias a las que les falta su padre. Yo fui bendecida pues estuvo toda mi familia cercana, no faltó testigo importante para mí que estuviera presente al decir "sí, acepto".
Al bajar, mi ahora esposo me esperaba con una sonrisa, un poco nervioso, pero no se le notó en lo más mínimo, nos sentamos al momento en que el pastor dijo las palabras "chicos, se les llegó el día".
La ceremonia religiosa fue armoniosa, emotiva y hasta graciosa, ya que nuestro pastor para evitar la seriedad y una que otra lágrima decía alguna cosa graciosa. Llegó el momento de la entrega de los anillos, los cuales los traía la madrina de anillos en un bastidor que yo mismo borde, el cual, por cierto, termine de bordar ese mismo día por la mañana: "te entrego este anillo como símbolo de mi amor, de mi entrega y fidelidad".
Posteriormente pasaron las madrinas de arras, biblia, cojines y los padrinos de lazo, el pastor les pidió a nuestros padres que pasaran para orar por nosotros y darnos su bendición, fue un momento emotivo y de bendición para nuestro matrimonio. Al finalizar, nos pusimos de pie y escuchamos las tan esperadas palabras "con autoridad por parte de Dios, yo los declaro marido y mujer" y el tan esperado "puedes besar a la novia". En ese momento nos llenamos de aplausos y sonidos de panderos de cascabeles, el primero en darnos el abrazo fue el padre de mi esposo el cual estaba ahí con mucho esfuerzo por su salud para acompañar a su, también, último hijo en casarse. Felicitados y bendecidos, en tanto recibíamos abrazos inicio la canción de “Bendita tu luz” de Maná, así concluyó la ceremonia religiosa.
Unos minutos después fuimos a la habitación donde estuve anteriormente oculta para retirarme mi velo y bajar por las escaleras en nuestra presentación de esposos. “Recibamos con un aplauso a la nueva familia Díaz López", en tanto bajamos por las escaleras pusieron la canción de “Marry you” de Bruno Mars, nos recibieron con aplausos y algunas lágrimas, dimos un breve recorrido con la pista, y al finalizar anunciaron nuestro primer vals como esposos, aunque confieso que era la primera vez que bailábamos en toda nuestra relación. La canción de nuestro vals fue “Nunca pensé” de Rocío Madrid, en ese instante hubo un silencio total mientras nosotros bailábamos lentamente, todo pasó tan rápido pero hoy que veo nuestro video… si estuvimos alrededor de 5 minutos en la pista. Veía a mi hombre y sonreía, repasábamos con los labios el paso que seguía para no equivocarnos… "hoy llevo escrito tu nombre conmigo, tu corazón hoy esconde el mío"
Nuestra celebración fue muy familiar, no quisimos pedir etiquetas a las personas, ellos irán vestidos como quisieran, lo importante era que se encontrarán a nuestro lado, que disfrutarán que al final, después de tantas pruebas, el amor triunfaría y hubo alrededor de 200 personas que lo vivieron junto a nosotros, que disfrutaron una cena regional deliciosa para los adultos y un menú infantil ya que había demasiados niños. No faltaron las risas, las palabras emotivas, los invitados divertidos, un ambiente bastante sano, dejamos a un lado los prejuicios, si alcohol o no alcohol, si hacíamos lo tradicional o no, hubo de todo, sin embargo, jamás dejo de ser un evento respetuoso, cálido y familiar, los nervios sobre ese tema se fueron, él era mío y yo de él, era el momento de celebrar.
Al partir nuestro pastel, al bailar en la pista, al arrojar el ramo, al momento de entregar la liga, las fotos con los invitados, cada momento, cada instante quedó grabado en nuestro corazón, agradecí y agradezco a todas las novias que me ayudaron en el camino, a las cuales les deseo también lo mejor, a las que siguen en el camino espero que Dios las acompañe hasta el final del camino y más allá y a quienes se graduaron conmigo, que el Señor siempre esté presente en sus hogares, que vivan y gocen esta etapa como nunca. Agradezco también a bodas.com.mx por todas las facilidades que nos otorgan a las mujeres que llegamos a este momento sin saber cómo empezar o que hacer, se convierten en parte de nuestra boda, de nuestros días, a todas y todos ustedes gracias, no lo hubiéramos logrado igual.
Unos de los momentos más divertidos que recuerdo es cuándo mi esposo iba a lanzar la liga, misma liga que hacía unos meses causó polémica por mi religión pero que adapté a nuestra manera para cumplir un anhelo de mi esposo. La coloqué en el tobillo y así con facilidad la podría quitar sin sentirme incomoda frente a mi familia. Cuándo empezó la rueda de amigos solteros en la pista lo empezaron a arrojar de un lado a otro ya que ningún soltero quería la liga, fue un momento divertido. También tuvimos un perro botarga por ser tema de la boda, una gatita y un perrito contrayendo matrimonio, al final fue una boda de verdad y no un evento ligero como pensaron algunas personas por el tema de nuestra boda. El tiempo ha pasado, las bodas han cambiado, siento en que hoy en día debemos gozar los novios no tratando de cumplir las expectativas de nadie, quien nos aprecie estará ahí junto a nosotros, y así fue.
Después de que tocará la última pieza, dediqué una canción a mi padre: “Tu sangre en mi cuerpo”, de Pepe Aguilar, ya que siempre seré su hija y siempre será parte de mi vida, aunque ya no esté en casa cada mañana, aunque ya no me regañe cada vez que llegu3 tarde, aunque en días de lluvia quiera acurrucarme en su regazo, siempre lo llevo en mi corazón… a mi madre, sus deliciosos desayunos, sus reprendas y sus consejos, a ella le dedique mis palabras que hasta hoy en día no se las lleva el viento, está fue nuestra hermosa boda.
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