La boda de Víctor y Magda en Autlán de Navarro, Jalisco

La crónica de nuestra boda

Los planes empezaron más de un año antes, nada podría salir mal. ¿Por qué debería estar nerviosa, si todo estaba preparado? Pues si. Ese día al despertar no podía dejar de mirar mi vestido ya colgado y listo para usarlo. Había esperado tanto tiempo para saber si le gustaría mi elección a mi ahora esposo, que eso era lo que me ponía más ansiosa.

Cuando llegó el momento, llegué al salón donde la magia ocurriría y me embellecerían como nunca antes. Cual fue mi sorpresa al darme cuenta que no llevaba el velo conmigo. Al final mi papá salvó el día y me lo llevó.

Al fin, vestida y hermosa, subí al coche que me llevaría al encuentro de mi amado, y sentía el corazón en la garganta que me latía a mil por hora; y cuando llegué a la iglesia, tuve que esperar unos minutos a que el Sacerdote saliera. Estando ahí, esperando, lo ví a lo lejos. Guapísimo y vestido con su traje azul, el amor de mi vida (pero el aún no me veía).

Mientras esperaba a entrar a la iglesia, ya del brazo de mi papá, me temblaban las manos. Y puedo decir que nunca fue miedo o nervios de los malos, era emoción pura. Al caminar hacia al altar esa sensación fue cambiado y dejando salir a la felicidad que me invadía por dentro y por fuera.