La boda de Vicente y Hiraí en Gustavo A. Madero, Ciudad de México

La crónica de nuestra boda

Fue un día hermoso, aunque tuvo su tinte dramático y caótico, ya que el desfile de alebrijes no me dejaba pasar hacia mi domicilio, donde me esperaban para bañarme y posteriormente arreglarme. Corría y lloraba cruzando el centro buscando una calle abierta y un taxi. Después de eso, todo fue hermoso.

Tal cuál como lo imaginé y las sensaciones y emociones eran mucho más intensas de lo que soñaba. Pero lo más hermoso es que mi ahora esposo las vivió también, y como nunca se lo había imaginado. Verlo emocionado, feliz y hasta conmovido ¡fue de lo mejor!

Además, nunca definimos algunos votos mientras nos entregábamos las argollas y los que él me dijo me llegaron al alma. Todos los comentarios eran positivos... La gente estaba feliz disfrutando de todo. Fue uno de los mejores días de mi vida.