La boda de Rodrigo y Cris en Querétaro, Querétaro

Los nervios subieron al mil, Ro pasó la noche en el hotel en donde nos quedaríamos, ya llevaba como 16 horas sin verlo y no supe ni cuál fue el último mensaje que nos mandamos, recuerdo que mi hermano se estaba arreglando allá con él y solo le pregunté: -Oye, ¿y Ro? ¿Si va a llegar a la iglesia?- debió haberme contestado algo que no me dejó tranquila porque no recuerdo haberle preguntado nada más.

El tiempo se me hacía eterno, pasaba lento pero de repente, así como de la nada ya solo faltaba 1 hora y yo aún no tenía el vestido puesto, mi mamá y mi suegra me ayudaron a vestir y fue un momento súper emotivo, en un abrir y cerrar de ojos estaba bajando las escaleras de mi casa para hacer el first look con el primer hombre de mi vida ¡Mi papá! Fue un momento en el que todo el pasado quedó atrás, adiós pleitos, enojos, rencores, adiós todo, en ese momento empezábamos de nuevo y nada podía ocultar el amor tan grande que nos tenemos.

Salimos hacia la iglesia y al dar vuelta en el retorno ¡ pum! adiós arreglo de flores del carro, mi suegro que iba manejando se me quedó viendo con cara de ¿Qué hago? ¿Me bajo por él? Pero ya que más daba, ya íbamos para allá y eso era lo que importaba, mi panza hacía ruidos, mis manos sudaban, mi papá lloraba, el reloj avanzaba y en la iglesia el cortejo se formaba. Estacionaron el coche, me abrieron la puerta y ahí estaba, había llegado ese momento, estaba a dos segundos de entrar por las puertas de la casa de Dios a poner oficialmente nuestra unión en sus manos.

Comencé a ver cómo caminaban, llegó el turno de mi papá y yo, aunque me aterraba caerme de los tacones di el primer paso, veía las miradas, las caras que me sonreían, los ojos llorosos, era un sueño para todos los que estaban ahí acompañándome, todos han formado y son dueños de un cachito de mi historia, este triunfo, esta noche era tan mía como de mis tíos, abuelos, padrinos, suegros, papás, amigos, hermanos, todos estábamos ahí dándole gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de vencer el cáncer en mi infancia y ahora consolidar mi unión con el amor de mi vida.

Toda, toda, de verdad toda la misa sudé como nunca antes, agradecí que estuviera así de nublado pues no podía imaginar que estaría pasando si hubiera más sol, a lo lejos escuchaba las risitas y voz de mi hija, la razón por la que hoy todo esto existe, no dejaba de pensar y darle gracias a Dios por haberla mandado a mi vida en el momento perfecto.

Nunca escuché la marcha nupcial ¿pueden creerlo? yo que de niña jugaba a que salía del altar con esa música de fondo y llega mi boda y no la escucho. Dicen que si la tocaron pero fue en el momento en el que estábamos entregando el ramo y no puse atención, nuevamente qué importaba, comenzaron a acercarse a tomarse fotos con nosotros, sentíamos sus abrazos, sus felicitaciones, sus buenos deseos y su alegría y eso lo hizo aún más emocionante.

Ahora sí llovía un poco más por lo que no pudimos ir a tomarnos nuestras fotos a los arcos pero esto nos dio más tiempo para tomarnos fotos con los invitados en el salón, aprovechamos más las letras gigantes y todo estuvo genial.

Las palabras de mi papá, el vals, la cena deliciosa, mi mamá siempre a mi lado, veía la alegría en sus ojos y me hacía sentir que era como si ella misma lo estuviera viviendo de nuevo, estaba feliz de tenerla ahí conmigo, me ayudó en todo lo que pudo, me cambió los zapatos, me amarró el vestido, me quitó el velo; comenzamos a bailar y la noche se encendió, no tengo noción exacta de cuanto bailé pero, ¡uf! jamás había acabado tan cansada, hicimos la víbora de la mar, lanzamos el ramo, aventamos la liga, Ro y yo estábamos más felices y enamorados que nunca, la gente lo veía, nos lo decía, éramos solo él y yo en nuestro propio cuento de hadas.

Acabamos como a las 4:30 am, 12 horas maratónicas, las mejores de nuestra vida,

Mi consejo es: aunque mil cosas puedan salir como no esperabas que salieran ¡Es su noche! y eso vale más que cualquier detalle por qué además la gente ni cuenta se da, la realidad es que solo tú lo sabes porque tú fuiste quien lo organizó, nadie más.

¡Mis mejores deseos a todas y todos que sean muy, muy, muy felices!