La boda de Marco y María en Tepotzotlán, Estado México

El momento de ver al novio llegó y mientras caminaba hacia él recordaba todo lo que habíamos pasado para llegar a ese día, un año preparando y planeando ese gran día; él estaba de espaldas y lo abracé por detrás mientras veía a lo lejos a una de mis mejores amigas muy emocionada, jamás olvidaré ese momento.

De camino a la iglesia en el auto seguía presionando a los proveedores que me imagino deben estar felices por haberse librado de la novia controladora; mi papá al llegar a la iglesia me preguntó ¿estás lista? y contesté que sí y sonreí, ver a mi familia y amigos esperando mi llegada y emocionarse al igual que yo al verme llegar del brazo de mi padre es una sensación que no puedo explicar, solo puedo decir que fue maravillosa, caminar al altar y ver a tanta gente que te quiere reunidos es hermoso.

El momento del "sí acepto" llegó y todos se esperaban que llorará al decir mis votos, pero no fue así, como mi abuelita dijo hoy no lloraremos y así fue, con una sonrisa enorme di el "sí acepto", no sé si fue porque era mi boda o porque realmente el Sacerdote era muy bueno, pero la misa fue hermosa me sentía feliz y completamente enamorada.

A la salida teníamos una fila interminable de personas que querían felicitarnos dándonos su cariño, su afecto, simplemente en el aire se sentía el amor y la felicidad que no nos cabía en el cuerpo.

Decidimos llegar al coctel de bienvenida y convivir con nuestros invitados un poco, solo escuchábamos las palabras de "se ven felices y enamorados" por todos lados, entre margaritas, cerveza, caballitos de tequila y mis sobrinos escupiendo la margarita porque tenía alcohol así fue nuestra llegada a la finca.

Entramos a la zona del banquete con la canción de "Happy" de Pharrell Williams, justo así nos sentíamos y seguimos sintiendo.

Después de la cena que estuvo deliciosa; elegimos de entradas molote poblano y hojaldre de queso de cabra, la crema fue de portobelo y como plato fuerte ternera en salsa Roberts y ternera a los 7 chiles acompañadas de frituras de verduras, champiñoñes al ajillo y papas cambray ; la hora del primer baile llegó y al sonar de "No Hace Falta" de Mijares, bailamos y cantamos como esposos, recuerdo que comenzaron a salir burbujas mientras bailábamos y pirotecnia dentro de la carpa, ese momento era solo nuestro, sentía que no estaba nadie más, pero no. Estaban más de 300 invitados observando ese hermoso momento.

El momento más emotivo de la noche la robamos mi padre y yo al bailar una canción tan emotiva que recuerdo que todos comenzaron a llorar, miraba la mesa donde estaban mis mejores amigas que también fueron mis damas y todas llorando, cada vez que alguien me platica sobre cómo se la pasó en la boda, no falta el mencionar este momento, lo recuerdo y lloro de emoción.

Después llegó el brindis, alzamos nuestras copas y así abrimos el baile y comenzó la fiesta.

La mesa de dulces que estaba hermosa y más que hermosa tuvo un significado muy especial ya que mi tía la más querida por mí, me la puso, no es por nada, pero de verdad fue preciosa y deliciosa, duró tan poco ya que todos esperaban con ansias la apertura, ese día nosotros no tomamos nada de dulces, pero la señorita a cargo de la mesa de dulces, nos guardó un buen de dulces mismos que desaparecieron pero recuperamos ya que los había escondido la florista.

La fiesta continua y La Víbora de la Mar llegó, les dimos chorros de tequila directo de la botella que el que no tomaba tequila ese día tomó y terminó fumigado, hasta doble se llevaron.

Llegó la pirotecnia y los esquites, ambos estuvieron buenísimos, nuestros invitados no se lo esperaban y disfrutaron tanto como nosotros.

Se repartieron las chanclitas y las pashminas para el frío que estaba súper fuerte, pero no impidió que la fiesta continuara.

Los mariachis llegaron y como ya es tradición en la familia de mi esposo tocaron "Caminos de Guanajuato", cantamos, bailamos y llegaron los chilaquiles para recuperar fuerzas.

La fiesta, los tragos y los shots continuaron hasta las 5am y al final en la pista seguíamos los mismos de todas las fiestas, nuestros amigos el club de los shots y del Tajín.

Contar cada momento de ese día no es lo mismo que vivirlo, todos disfrutamos ese día y cada uno nos quedamos con un bonito recuerdo de ese día.

Me quedo con los recuerdos y detalles vividos desde la planeación hasta el final, fue una fiesta en la que los detalles especiales estuvieron presentes, como las plantitas que se obsequiaron a los invitados, cortadas del jardín de mi abuela y mi suegra, como las chanclitas regaladas por la mejor amiga de mi esposo, el libro de firmas con las fotos de la cabina que nos dejaron nuestros amigos como los dulces perdidos y principalmente las muestras de cariño.

Definitivamente me volvería a casar.