La boda de Manuel y Evelyn en Atizapán de Zaragoza, Estado México

Mientras regresábamos a casa yo me iba desmaquillando ya que lo que seguía era ir a que me peinaran y maquillaran. Corre y corre llegamos mi hermana y yo a la estética a que me peinaran. Quedó muy bonito el peinado que elegí, pero fue todo un desastre ya que mi pelo es tan rebelde que no me duró nada. De ahí me pasé al maquillaje más o menos tardamos como dos horas, pero valió la pena, la verdad quedé muy bonita. Regresamos a casa a ponerme mi hermoso vestido de novia porque fue antes de la boda religiosa la sesión de fotos también otro imprevisto, ya que en el lugar que habíamos escogido originalmente estaba cerrado así que me dice el fotógrafo: “va a ser en otro lado, ya que fue al aire libre” y yo toda nerviosa por el tráfico.

Ya cuando estuve lista y antes de salir de casa para la sesión de fotos, mis papás me dieron la bendición, fue un momento muy emotivo casi lloraba. Me contuve porque no quería arruinar mi maquillaje, pero fue algo muy bonito ver a mis papás juntos dándome la bendición y diciéndome que me fuera muy bien, eso jamás lo olvidaré. Salí de casa de mis papás como debe de ser y me siento muy orgullosa por eso, porque de alguna manera les cumplí y porque fue mi decisión y salí muy contenta, muy feliz.

Después me llevaron a donde fue la sesión de fotos, llegué primero que el novio, empezaron conmigo y después llego él. Se veía guapísimo y tenía una cara de impresionado por verme con mi vestido de novia, siempre me preguntaba antes de la boda “¿Cómo era el vestido?” Que se lo dejara ver y así, yo siempre le contestaba que no, que teníamos una cita el 8 de diciembre hasta ese día podía verlo. Estuvimos ahí un buen rato hasta las 5:30 P.M., nos tomaron unas fotos muy lindas, de ahí nos dirigimos a la iglesia. Íbamos con buen tiempo porque la misa era a las 7:00 P.M., pero, ¡oh, sorpresa! Al carro se le bajo una llanta, pues ya pasamos a una gasolinera que le pusieran aire y de ahí que nos perdemos. De inmediato se activaron mis nervios, yo pensaba: “ya no llegué, que oso”, pero no, gracias a Dios llegamos bien. Casualmente hubo una boda antes de la nuestra y el padre la retrasó unos minutos porque llegó tarde, así que no hice el oso.

Llegó nuestro turno, se hizo el cortejo nupcial. Muy simpático el padre llega con mi papá y conmigo y me preguntó: “¿estás segura?”, “¿no te has a arrepentido?”, yo le contesté que no y me comentó mi esposo que al él le dijo lo mismo y que iría conmigo a preguntarme y cuando regreso con él, dice que le comentó que había dicho yo que no estaba arrepentida que entonces entráramos. Fue algo muy lindo entrar a la iglesia del brazo de mi papá, caminar hacia el altar, fue algo muy bonito. También nos dedicó unas palabras muy bonitas, sabias, a la hora de hacer nuestros votos sí me sentía algo nerviosa y contenta. Slgo que me dio mucho gusto fue que el padre nos hizo voltear a ver a nuestros invitados ya que nos había casado y nos sorprendimos mi esposo y yo, porque fueron muchos invitados más de la mayoría y eso era lo que yo quería, que nuestros invitados fueran a ser parte de nuestro casamiento que no nada más llegaran a la fiesta y se cumplió. Después le ofrecimos el ramo a la virgen, también fue un momento muy lindo, hicimos una oración muy hermosa, después el padre nos felicitó y ya nos retiramos.

Nos fuimos para el salón el cual está muy cerca de la iglesia. Por lo mucho hicimos 15 minutos de traslado por el tráfico, llegamos al salón entramos junto a los mariachis que se contrataron. Nos dieron la bienvenida con aplausos, yo muy contenta, él también y pues nos dispusimos de desfrutar nuestro evento que planeamos durante todo un año. La mantelería fue en colores dorados, rosas y morados, de centros de mesas hubo un pequeño arreglo floral con rosas rosas y otro tipo de flores color morado y buganvilia. Se dio de cenar crema poblana, espagueti, lomo almendrado con papas al horno. El pastel fue de tres leches decorado con flores en color morado, de música hubo DJ y grupo norteño, nuestro primer baile fue con la canción “La Constante” de Enrique Bunbury fue la que escogimos para ese momento. Después yo bailé con mi papá una canción muy bonita, esa la escogió mi mamá y mi hermana, por eso no sé el nombre de la canción.

Se hizo la tradicional víbora del amar, aventar al novio, el lanzamiento del ramo, que por cierto todo lo destruyeron y tan bonito que estaba. Él lanzó las ligas, pasamos a pedir dinero, yo obviamente con mi zapatilla, él con su camisa. Partimos el pastel, hubo también una cabina de fotos, la mayoría de nuestros invitados participó. Se divirtieron mucho con la cabina, todos muy contentos en la fiesta. La verdad es que todo salió como yo esperaba bien, todo bonito, que él y yo disfrutáramos al máximo de nuestro día, que estuvieran ahí nuestros invitados que la pasaran bonito y al final de la noche dijeran: “qué bonita boda” y hoy en día no lo han hecho saber, eso me hace sentir muy contenta porque lo logramos.