La boda de Luis y Leidy en Puebla, Puebla
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L&L
17 Jun, 2017La crónica de nuestra boda
¡Hola a todos! Lamento mucho la demora, pero el hecho de haberme ausentado unos días en mi trabajo, dejar a mi familia en casa, a mis suegros tratando de reunir las cosas que habíamos dejado en el salón y viajar, nos han mantenido más que ocupados, pero bueno, comienzo a contarles.
Mi ahora esposo y yo, tenemos 8 años juntos, de los cuales hace un par de años ya nos habíamos hecho esa pregunta que te da un sentido de compromiso distinto, ¿Te quieres casar conmigo? y sí, digo nos porque en distintas ocasiones nos la expresamos, hablábamos al aire sobre el hecho de que el día que nos casáramos sería con esto y aquello. Incluso hace unos 3 años aproximadamente mi esposo me volvió a preguntar dándome un anillo, (lo usé incluso durante los primeros meses de preparativos) por supuesto que en ese momento lloré, sabiendo que estaba frente al hombre de mi vida.
La travesía de la organización de nuestra boda, la iniciamos en enero del 2016, ya teníamos un par de años viviendo juntos y básicamente todo inició cómo un acuerdo entre ambos; ya habíamos terminado nuestras carreras, teníamos un par de año viviendo juntos, contábamos con lo necesario en nuestro hogar, incluso ya contábamos con un auto que habíamos comprado entre los. Creímos que era el perfecto para dar paso a lo que tanto habíamos estado imaginando.
Seguir leyendo »Sobre la organización de nuestro día, qué puedo decirles que no lo haya publicado en un debate, creo que sería más fácil agradecerles sus consejos, apoyo, el que me leyeran y me ayudaran a mantener la cordura.
Después de imaginarlo, planearlo y esperarlo, ¡ya estábamos en el mes de nuestra boda! Mi suegra tenía un par de meses diciéndonos que deberíamos estar un par de días separados, jamás entendimos porqué y a mi esposo no le gustaba mucho la idea, así que despertamos juntos el día de nuestra boda, hasta ese momento seguíamos sin estar nerviosos, era más nuestra ansiedad por vivir el momento.
El sol nos acompañó desde la mañana (lo cual no había estado pasando por las lluvias), nos dividimos para ver unos pendientes, intentamos desayunar, pero debíamos ir al salón, fuimos y estaba cerrado, así que nos decidimos a no perder más tiempo, tuvimos el apoyo de la familia de mi mamá a quienes siempre he amado y ese día los amé aún más:
A una de mis primas le pedí que fuera con mis suegra para armar los centros de mesa; mi suegro y cuñado llevarían el arco y el árbol al salón, mi esposo se encargaría de llevar el alcohol y algunas otras cosas para la decoración, sin olvidar que necesitaba ir a la peluquería (siempre hace lo mismo, incluso no dudo que haya ido 1 hora antes de la misa); mi hermana había ido a recoger su ramo y el de mi hermana menor, así como el ramo para la virgen; mi mamá estaba con los últimos detalles de mi vestido, ya que al momento de recogerlo en la tienda, no me pusieron la cauda, sólo me la dieron y 2 días antes se me ocurrió medirme el vestido completo, pero la cauda no tenía manera de engancharse a mi vestido, tal cual era la pura tela y el día anterior habíamos tenido una reunión en casa de mi suegra (les recuerdo que ambos trabajamos hasta el día viernes);
Una de mis tías había ido al mercado por los pétalos de mi niña de flores y para que nos lanzaran saliendo de la iglesia (en lugar de arroz), una prima mía hizo su examen de admisión en la BUAP (también estábamos al pendiente de que no se fuera a extraviar, pues toda mi familia es foránea); su hermana me ayudó a poner la lista de los invitados en orden alfabético, porque al salón se le ocurrió decirme 2 días antes que la lista que les había proporcionado no era muy práctica para las hostes, pues usé el apartado de bodas para organizar mesas, así que debía hacer todo de nuevo! Poner a nuestros invitados en orden alfabético, indicando el número de pases y el número de mesa, mi prima estaba sentada mientras yo le iba diciendo qué hacer; otra de mis días me estaba ayudando a hacer unas tiras para añadírselas a mi brassier y que sobresalieran en mi vestido (eso fue culpa mía pues me decidí a última hora, aunque con las carreras ya no lo ocupé). Se preguntarán ¿y yo que estaba haciendo? No lo creerán, pero apenas estaba terminando la maleta para nuestra luna de miel, ya que, si me conocen desde hace algún tiempo, no teníamos pensado tener luna de miel y todo fue en último momento.
Entre tanto movimiento, coordinando todo con mensajes, llamadas y whatsaap. Hubo 1 segundo en el que nos vimos mi esposo y yo, con la sensación de no creer que había llegado la hora, nos dijimos -¡hoy nos casamos!- y nos dimos nuestro último beso de prometidos. Las chicas que nos maquillarían a mi mamá, hermana y a mí, ya estaban en la casa del abuelo de mi esposo (les comento que mi familia es de Oaxaca, y en el lugar donde vivimos es sólo para 2, así que no había espacio para tanto movimiento, pero el abuelo de mi esposo fue tan gentil en ofrecernos su casa, pues tiene una habitación grande en la planta baja), así que le hable a mi mamá para que se apresuraran y comenzaran a arreglarlas a ellas.
Yo seguía diciéndome que ya me iba o que iba a desayunar, pero en lo que me bañe, tomé lo que necesitaba y dejar la maleta lista, ya eran las 2pm. Mi prima se había adelantado a imprimir la lista y tomé un taxi, todavía pasé al salón a entregarla nueva lista a las hosstes y llegue al lugar donde supuestamente sólo me esperaban para arreglarme, así que entré y todavía no habían peinado ni maquillado a mi mamá, cada una de las chavas estaba con una de mis hermanas; pero aun así decidí no estresarme, mi mamá me comento que tampoco habían desayunado y tenía hambre, accedí a llevarla a buscar algo de comer, pues soy la única que conoce bien la zona, cuando regresamos ya habían terminado y nuevamente no desayune para que pudieran avanzar conmigo, así que me senté aún despreocupada, pero creo que no tenía ni 5 minutos, cuando había llegado el auto.
Así que, ¡llegué tarde a la catedral! Sumando el hecho de que estaba cerrada la puerta donde me habían dicho que entraría y tuve que regresar al auto, para movernos y llegar a la puerta correcta. Al fin estaba ahí, todos estaban alterados y preocupados por el tiempo, porque después de nuestra misa había otra, pero el sacerdote fue muy amable, así que se prepararon todos, y entraron, hasta que llegó mi turno, entre de la mano de mi hermano y al fondo vi a mi esposo, tan guapo como siempre, con un rostro de emoción, alivio de que llegara a tiempo, pero a la vez feliz. Le tuve que recordar a mi hermano que me entregara a él y comenzó la misa.
Fue algo rápida debido al tiempo, pero eso no le quitó nada de emoción al momento de llegar a los votos, al intercambio de anillos (no le quedó a mi esposo lo que es raro porque se lo había medido, pero se lo puso en el dedo meñique), el lazo (nuestros padrinos son adorables y un gran ejemplo), también tuvimos biblia (muy linda) y al esperado, los declaro marido y mujer, ¡por fin estábamos casados!
Toda la misa nos mantuvimos tomados de la mano y temblando, seguros de estar ahí. Contuve las lágrimas lo más que pude, hasta que caminamos tomados de la mano, pude ver a algunos de nuestros familiares y amigos, a la salida de la iglesia fueron las fotos y los abrazos.
¿Dirían que mi llegada súper tarde a la iglesia fue lo peor? ¡No! Ya que después de los abrazos nos dimos cuenta que el auto que nos llegaría al salón no estaba, así que comencé a marcar, macar y marcar, pero el chofer no me contestaba, marque a la oficina del proveedor, la Srita no podía localizar el auto por el gps, tampoco le contestaba y nuestros invitados comenzaron a marcarse, cada uno hasta que se quedaron mis hermanos, les pedí que se adelantaran al salón y se los juro, ¡estuvimos afuera de la iglesia 30 min después de terminar nuestra misa! Según el chofer, tránsito le pidió que se moviera y al dar la vuelta estuvo atorado en el tráfico, después con la marcha del orgullo que estaba justo sobre la 16 de septiembre, mi esposo estaba desesperado, porque ya casi salía la otra pareja de la iglesia, pero no podíamos irnos, yo insistía por el teléfono hasta que llegó el auto y nos movimos, fue que en el camino que les compartí unas fotos de nosotros.
Después de otro rato de estrés llegamos al salón el clima seguía estupendo así que tuvimos la oportunidad de realizar nuestra ceremonia civil en el jardín del salón, el juez también fue muy amable, nos habló sobre las responsabilidades y obligaciones que tenemos como esposos por ley, firmamos sin temblar, primero mencionaron a mis suegros y pasaron a firmar, posteriormente llamaron a mis padres, pero mi mamá paso acompañada de mi hermano, sólo que firmó ella sola, después tocó el turno de nuestros hermanos (yo tengo 3 hermanos, firmaron los mayores y mi esposo tiene 1, pero es muy apegado a su primo hermano); todo esto pasaba mientras nuestros primos y hermanos nos decían que no encontraban las luces de bengala y encendedores, así que les hablamos entre voz baja a uno, nos decía que no había nada en tal lugar, se acerca otro y así sucesivamente, hasta que nos habló el juez y nos entregó nuestra acta de matrimonio.
Nos volteamos y nuestros familiares tenían encendidas las luces de bengala, caminamos hacia el salón y comenzó la recepción, nosotros nos dirigimos a un salón de “descanso”, donde había varias cosas, entre velas (mi mamá nos dio unas aromáticas para los centros de mesa y mi suegra compro unas amarillas sin chiste, pero ya ni para enojarme por eso), recuerdos y los cantaritos que usaríamos para un baile (que rompieron mucho al momento de llevarlos al salón, pero igual ya ni para enojarme). En eso tocan la puerta y eran mi suegra y mi hermana, porque las hosstes estaban tomando en cuenta el número de mesa de los pases. Cuando en la mañana yo les dije que no lo hicieran, mi suegra quería a toda su familia a las orillas de la pista y ahí si les dije que la que sabía cómo iba todo era mi hermana, fue ella quien reacomodo a todos, se molestó claro, pero era i boda, no la suya, mi hermana fue quien estuvo conmigo, acomodando, moviendo y haciendo la lista de invitados, cada que había un cambio.
Después de eso, nos dimos cuenta que no habían puesto o dado algunas cosas que habíamos comprado, pero ya estábamos en el día de sólo disfrutar. Ya que estaban nuestros invitados sentados, salimos del cuarto e hicimos nuestra entrada con Marry You, la canción de Bruno Mars. Fue ahí donde vimos a todo los que habían asistido, caminamos al centro de la pista y tuvimos nuestro 1er baile de novios, con la canción Something Inside de Jonathan Rhys, creí que sería la única que lo haría, pero mi esposo también lloró mientras nos veíamos a los ojos, pues aún no sabíamos cómo reaccionar.
Al término nos dirigimos a nuestra mesa, que estaba hermosa, no hacían falta más sillas que las de nosotros, pasaron nuestros invitados para darnos sus felicitaciones y sus abrazos, posteriormente nos dedicó unas hermosas palabras su abuelito, a quien he aprendido a querer como mío, lo respetamos, admirados y adoramos demasiado, así que no pude aguantar las lágrimas, fue cuando entendí que no estaba mi papá conmigo, pero eso no me iba a evitar seguir feliz. Después frente a nosotros estaban nuestros padrinos de brindis, que fueron mis padrinos también de mis xv años, igual de brindis, cada una de sus palabras fueron para desearnos lo mejor, recomendándonos paciencia, comprensión, comunicación y mucho amor entre nosotros, así que, si de nuevo lloré, brindamos y acabábamos de sentarnos cuando volteamos y la sorpresa fue que mi cuñado nos regaló otras palabras (si fueron muchas, pero se los juro que todas muy emotivas) ¡Mi cuñado fue quien me hizo llorar más! Pues dijo frente a todos que ambos nos morimos uno sin el otro y creo que fue más el cómo lo dijo (el fotógrafo aún no me entrega nada, ya se los mostraré). Amé el maquillaje porque en toda la noche, a pesar del llanto, comida, risas, bebida y sudar de tanto bailar, ¡no se me corrió nada!
Comenzamos con la cena, que estaba todo delicioso, pero no pudimos terminar el plano fuerte, se nos había hecho chico el estómago, posteriormente nos hablaron para el pastel, pero estábamos platicando entre nosotros y no oímos, hasta que vi la mesa de mi mamá y todos los hacía señas. Así que nos levantamos y partimos el pastel. Hicimos el baile de la víbora de la mar, o de la cola, tanto de mujeres como de hombres, aventé el ramo. Lo aventé hacia arriba y una de mis amigas corrió a recogerlo, también tocó el turno de la liga, que igual mi esposo lo aventó hacia una esquina. Después fui a cambiarme y ponerme un hermoso traje regional, para quienes no sepan soy del Itsmo de Tehuantepec y fue un orgullo usar un traje regional en nuestra boda, bailamos el cantarito (la tradición es bailar y romperlo, pero estaban hermosos y muchos se los llevaron de recuerdo), mi madrina no pudo acompañarnos, pero en verdad estaban divinos.
¡Ya era hora de disfrutar! Desde ese momento no volvimos a estar sentados, bailamos toda la noche, obvio tuve que hacer un cambio de zapatos. Mi esposo que nunca baila, “porque no sabe bailar”, ¡no salía de la pista! Ver a todos fue estupendo, amigos, familiares, compañeros de trabajo, sentir el cariño de nuestras familias hacia el otro (de la mía hacia mi esposo y viceversa). No comimos pastel, ni los chilaquiles a media madrugada, por seguir en la pista de baile. Con decirles que la canción de El ausente, de la banda ms le gusta mucho a mi esposo, y no es que seamos los que escuchamos banda, pero esa canción nos recuerda a un pueblito llamado Huayacocotla, Ver. Al que íbamos en épocas de carnaval, de los cuales tenemos muy gratos recuerdos. Bueno, les decía esto porque yo iba al sanitario, acababa de entrar cuando escuché que empezó esta canción y se los juro que salí ¡corriendo! Regresé volando a la pista de baile y mi esposo me estaba buscándome, cuando me vio se volteó hacia mí y pareciera que no lo hubiera abrazado en toda la noche, inmediatamente inmediato comenzamos a bailar y movernos hacia la pista, fue muy chistoso o eso pareció porque todos se rieron de eso, claro que después de esa canción volví al sanitario.
Entre el festejo, hubo un momento en que el maestro de ceremonias me dio un micrófono y nadie se había percatado hasta que comenzó a cambiar la música, una de ms amigas me vio el micrófono y preguntó porque me lo habían dado hasta que inicié con la sorpresa para mi esposo, le canté un cover de Rio Roma, la canción de Hoy es un Buen Día, pero en la versión de una guitarra acústica (la versión la tomé de una chava que se llama Lucerito Rios, así la encuentran en Youtube), estuve temblando, pero su rostro valió cada segundo (seguro no se dio cuenta de lo mal que cantó).
Muero por compartirles el video oficial y me encantaría mostrarles todas las fotos, pero creo que saturaría más mi crónica, ya con tanta pláticas los abre aburrido, lo único que les puedo decir es que disfrutamos como nunca y por supuesto que nos quedaron ganas de hacerlo de nuevo, a pesar de todas las dificultades que se presenten, estábamos decididos a disfrutar al máximo y fue así, ¡queremos otra boda!
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