La boda de Juan Francisco y Distena en Temoaya, Estado México
En el campo Otoño Café 0 profesionales
J&D
26 Oct, 2013La crónica de nuestra boda
Primeramente a Dios gracias, por todo su amor y bendiciones. Ya estoy con mi esposo caminando por la vida después de una planeación de poco más de año y medio, y de ver la mano de nuestro Dios obrando en cada detalle. Gracias a esta página en la que me he desahogado, he compartido y llené de ideas mi cabecita y de sueños e ilusiones mi corazoncito.
Bueno ahora sí. El sábado 26 a eso de las 5 am ya no pude dormir. Me levanté, me bañé y a las 7 am llegó la señora que nos peinaría, justo a tiempo. Empezó con mi mamá y tardó con ella dos horas. Mientras tanto, yo hice mi maleta de viaje y arreglé mi cuarto porque sabía que no volvería. Seguí yo. Me estaba arreglando cuando llegó una de mis tías y nos preparó el desayuno. Rato después, como a las 10:45 llegaron los fotógrafos y les dieron de desayunar, para las 11:15 más o menos quedé lista; hubo complot entre mi mamá, mi tía y los fotógrafos para que desayunara porque aunque no tenía nada de hambre tenía que comer algo. Comenzaron con las fotos del vestido, los zapatos, el collar, etc., y a las 11:45 llegó el señor del coche que contratamos (con Jaguar Rent Cars de servicio excelente). Teníamos pensado salir a las 12:30 pero noo, a las 1:00 pm todavía estábamos en fotos en la casa, yo ya estaba medio desesperada pero los fotógrafos súper curiosos y detallistas, al final les cayó el veinte de que estábamos tardísimo así que le cortaron y nos fuimos. El chofer, además de haber llegado temprano, súper amable y el carro precioso. Se suponía que el paquete sólo incluía moños de celofán, pero nos regalaron un adorno floral para el auto ¡¡bellísimo!! Fue una de las muchas grandes sorpresas que me esperarían ese día.
Seguir leyendo »Salimos bastante tarde de mi casa. Llegamos a la casa de mí entonces novio y le tomaron fotos con su familia y corrimos al Centro Ceremonial Otomí donde tendríamos la sesión “formal”. Quisiera omitir esta parte de la historia pero obtuve una gran enseñanza, así que llegamos al centro y resulta que no nos dejaron pasar, obvio íbamos forrados en flores y yo de blanco, se dieron cuenta de que íbamos a una sesión de fotos y para ello es necesario un permiso especial, que no tiene costo pero es ligeramente burocrático. Después de rogar casi media hora y ellos no ceder, nos fuimos. Durante ese tiempo yo estaba desolada, desesperada, triste y enojada, sobre todo porque yo le había dicho a mi esposo que checara si sería necesario un permiso de ese estilo y él no quiso, insistió que no era necesario porque cada quien paga su entrada y hace lo que quiere, pero no fue así. Cuando nos fuimos me quedé pensando y me di cuenta que tal vez no era el mejor lugar para nuestras fotos ese día especial. Yo creo y confío muchísimo en Dios, en el Creador; en ese lugar el pueblo otomí y otras personas van a hacer ritos y cultos de adoración al sol, a la luna, a la naturaleza, van a cargarse de energía, etc., y para Dios no es aceptable eso. Siempre he creído en el Dios vivo que creó todo cuanto existe y quien les puso ley para regirse, pero que por eso mismo sólo acepta que se le adore a Él, lo entendí y me alegré de que no fuera ese lugar parte de nuestro gran día. Mi único interés es quedar bien con el Dios de la vida.
Encontramos un paraje muy bonito que mi esposo conocía, hacía un frío impresionante, es un lugar muy alto pero las vistas son increíbles. Tuvimos una sesión muy romántica y linda. Los fotógrafos súper profesionales, eran dos y uno de video. El señor del auto muy accesible y amable, no, bueno, no podía pedir más. De regreso mi mamá nos había encargado sándwiches y ensalada en raciones individuales, así que comimos en el trayecto. Regresamos al templo a las 4:45 pm. El culto había empezado a las 4:00 y nos esperaban a las 4:30 así que llegamos quince minutos tarde; todo iba exactamente a tiempo así que cuando llegamos todos suspiraron de alivio porque estábamos retrasados. El templo estaba lleno. ¿Les dije que nuestras familias son muy grandes? Pues sí, y además había muchos amigos. Mis pajes, los Ferreritos, estaban emocionadísimos cuando llegamos. Les hice el letrero de “Aquí vienen los novios” y “Aquí vienen los esposos” para la salida, se portaron a las mil maravillas mis niños y parecían príncipes y princesas en sus vestidos dorados. Fue muy emotivo entrar y ver miles de sonrisas llenas de emoción y alegría por nosotros, todas las caras que quería ver estaban ahí. Mis papás iban radiantes, felices. Entré del brazo de ambos y mis hermanos atrás.
Todo transcurrió perfecto, la predicación la dio un amigo nuestro y primo de Paco que lo ha visto crecer, así que muy emotivo y personal todo, muy lindo. Nos casaron, anillos, cojines, votos y Biblia. Los votos fueron una cosa peculiar porque nosotros mismos los escribimos y los dijimos, pero en la mañana me di cuenta ¡que los había olvidado! Se suponía que los pondría entre mi ramo pero los olvidé, lo bueno fue que me di cuenta cuando estábamos en la sesión de fotos así que traté de recordarlos, los re-armé y ahí vengo en el coche repitiendo y repitiendo y poniéndole a cada dedo de mi mano un punto importante ya saben, relación de elementos, así que a la mera hora, aunque estaba medio nerviosa, no los olvidé. Por eso también a todos les pareció tan emotivo y soltaron las de cocodrilo, porque fueron lo que mi esposo y yo queríamos decirnos. Cuando nos declararon marido y mujer nos apretamos fuerte las manos, supe que nos amaríamos el resto de nuestra vida sin importar nada más, supe que todo estaría bien, que estaba dando el paso más importante y más especial de mi vida con el hombre de mis sueños a mi lado.
La salida igual de especial, toda la gente sonriendo y llenos de felicidad. Salimos y aparecieron los conos de confeti y las fotos, muchas, muchísimas fotos, perdí la cuenta del tiempo que pasamos ahí. Como el coche ya se había ido porque sólo lo contratamos hasta la llegada al templo, la jefa de mi esposo le prestó su camioneta blanca, y en esa nos movimos a la carpa en el terreno del templo. Cuando llegamos siguieron mis buenas sorpresas: las lámparas de papel, que había olvidado, estaban perfectamente acomodadas y decorando como no me lo había imaginado; resulta que mis primos llegaron el sábado temprano y las pusieron y también le pusieron lucecitas a la entrada de la carpa. Se veía hermosa, todo lleno, la gente esperándonos, súper felices, el video, las fotos, mi esposo me cargó hasta le mesa principal y hubo aplausos, etc. Me sentía como en un sueño.
Los meseros igual, muy profesionales, los centros de mesa con sus velitas bien tiernas, porque ya era de noche, así que lucían a la perfección. Ya estaba el grupo de música que tocó sólo alabanzas cristianas. Nos sentamos y medio picamos la comida porque la gente no nos dejaba, quería acercarse a saludarnos y abrazarnos, nos llenaron de regalos, muchísimos. Luego vino la partida del pastel que estaba, no tengo palabras. Tal y como lo había imaginado pero con detalles que lo hacían lucir aún mejor, perfecto. Tenía flores naturales y habían decorado la mesa de nuestro color estrella: café. Las bases del jarrón y los adornos del jarrón se veían tan elegantes, noo, bueno, todo estaba muchísimo mejor de lo que jamás me hubiera podido imaginar. Durante la cena mis primos nos pusieron un video que habíamos hecho días antes, en el que mi esposo y yo nos decíamos algo que nunca antes nos hubiéramos dicho. Otra vez lloré como magdalena, ni cuando mis papás me felicitaron o cuando lo abracé a él lloré tanto. Me conmueve mucho lo que ha hecho por mí, cuánto me ha amado. En el amor de mi esposo veo el amor de Dios.
La gente puso sus tarjetas en el jarrón pero creo que muchos se las quedaron de recuerdo, en fin. Pasó rápido el programa pero salimos más tarde de lo que habíamos planeado. Entre fotos, tres ramos, dos corbatas, palabras, el pastel, la mordida, el café, acabamos agotados y felices.
Esa noche nos quedamos en un hotel. Al día siguiente desayunamos con mis papás en el restaurante del hotel. En la tarde nos fuimos al aeropuerto y chao, a Playa del Carmen de luna de miel. Pero esa es otra historia.
En fin, el día se me fue como suspiro. Estamos casados y dando solitos, pero de la mano de Dios, nuestros primeros pasos como familia. Estoy feliz y enamorada, mi esposo es lo máximo que me ha podido suceder.
Este espacio ha sido de mucha utilidad, he encontrado amigas, hermanas, sin duda, la comunidad de bodas.com.mx es parte de todo esto y estoy muy agradecida con Dios y ustedes por todo.
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