La boda de Gerardo y Carmen en Tepotzotlán, Estado México
Al aire libre Primavera Anaranjado 4 profesionales
G&C
07 Abr, 2018La crónica de nuestra boda
¡Qué día!
Dormí sólo unas cuantas horas, pero al despertar lo último que sentía era sueño o cansancio. Por fin habia llegado el día que estuve esperando y planendo junto con mi novio por poco más de un año. Me levanté y fui a ver que todo estuviera en orden, di algunas últimas instrucciones a los miembros de mi familia que estuvieron apoyándome y así, a pesar de mi obsesión por controlarlo todo y querer que todo fuera perfecto tuve que apartarme de los preparativos finales para ir a arreglarme.
Me peinaron, maquillaron y ayudaron a vestir (mi vestido tradicional: blanco, straples en corazón, corte princesa, zapatillas blancas y velo, cabello recogido y maquillaje con apariencia natural), bajé las escaleras como en cuento de hadas (aunque cuidando no tropezar) y ahí estaba mi familia esperando verme, todos listos y guapísimos para ir a la iglesia. Mi papá y yo nos fuimos juntos en el carro ya muy decorado con flores blancas, al llegar estaba toda la corte lista para entrar y la iglesia repleta de invitados, así todo comenzó:
Seguir leyendo »Pasaron las damas de honor y mi pequeño sobrino tirando pétalos blancos sobre la alfombra roja que cubría el pasillo, al final del cortejo estaba yo tomando con una mano el brazo de mi papá y con la otra mi buque de flores blancas con destellos color salmón, entramos a la iglesia, tenía todas las miradas sobre mi y al final del pasillo podía ver a quien a partir de ese día y para siempre sería mi esposo.
A la entrada del cortejo sonó la canción de Canon y mientras yo recorria el pasillo al lado de mi papá se podia escuchar la tradicional Marcha Nupcial. El sacerdote pidió a mis padres que me dieran la bendición, en ese momento sentí una gran nostalgia pues sentí que era el final de mi vida con ellos, mis ojos se llenaron de lagrimas... seguí adelante y mi papá me entregó.
Al fin frente al altar olvidé la nostalgia que acababa de sentir y comenzó la ceremonia religiosa la cual fue muy linda, dijimos nuestros votos y nos pusimos los anillos y demás, son increíbles las sensaciones que hacen que se corte la voz al hablar, podía ver toda la emoción en la cara de mi aún novio, no podía ver a nadie más que a él... al final el esperado beso, el que se ve siempre en las peliculas románticas y con el que muchas soñamos, fue un momento mágico. A la salida se escuchaba el Ave María mientras nos arrojaban arroz, eso fue muy divertido. Después las fotos con las damas, padrinos y familiares.
Salimos de la iglesia y mi ahora esposo y yo fuimos a dar un paseo en el auto con nuestro letrero que decia "Recién Casados" mientras dabamos tiempo a que los invitados llegaran de la iglesia a la recepción.
Llegamos al jardín e hicimos nuestra entrada mientras sonaba la canción de Mi Corazón Encantado (sí, la de Dragon Ball GT, por petición del novio, aunque también a mi me encanta) en versión sinfónica. Casi todos los invitados habian llegado, había alrededor de 600 personas distribuidas en tres carpas formando una U con la pista de baile al centro al aire libre adornada con guirnaldas y lámparas chinas en color blanco y algunas color salmón, al frente el templete para los grupos musicales. Nos recibieron con un cálido aplauso. Mi esposo me cargó hasta nuestra mesa ubicada en la carpa del centro en donde ya nos esperaba el juez para realizar la ceremonia civil, quizá se sintió inspirado al ver a tanta gente porque pronunció palabras muy bellas y una buena explicación sobre la importancia del matrimonio, felicitó a la nueva familia Ramos Ortega y así proseguimos a iniciar con el banquete.
La comida fue tipo bufé, abundante y con platillos tradicionales. En cada una de las carpas habia dos estaciones de alimentos en las que se podía elegir entre consomé, arroz, pasta, barbacoa, carnitas, mole verde, mole rojo y ensalada. Adicionalmente en cada una de las mesas se sirvieron tlacoyos y gorditas.
En los extremos de las carpas habia dos barras en media luna desde donde los meseros abastecian de agua, refrescos, cerveza y pulque. Todos comieron hasta saciarse y hasta no poder más. Durante la comida cantó una solista al pie de su teclado deleitandonos con canciones suaves.
Mi esposo y yo apenas y comimos un poco, aquello era un mundo de gente y seguían llegando más y más invitados que pasaban a abrazarnos, felicitarnos y entregarnos un presente.
Ya terminada la comida aproximadamente a las cinco de la tarde se unieron a la solista los miembros de su orquesta y comenzó el baile para lo cual abrimos la pista, inmediatamente todos comenzaron a bailar y a esa hora comenzaron a servirse tambien las bebidas como whisky, tequila y ron. La orquesta tocó durante cuatro horas que se fueron como agua entre los dedos, después hicimos el brindis, nuestro primer baile (Thousand Years) a esa hora, ya caída la noche la pista que estaba al aire libre se iluminaba con las guirnaldas a media luz y lámparas chinas y en las carpas iluminaban los quinqués que eran el centro de mesa, así a la luz de las velas bailamos esa canción para la que habiamos preparado una coreografia, la cual parecia nublarse por la emoción, caminaba hacia la pista y no sentia tocar el suelo firmemente, aunque quizá a mi esposo se le nublaba la coreografía por el vino, bailamos tambien con nuestros papás el tema Can't Help Falling in Love, fue un momento muy emotivo.
Continuamos con el ramo y la liga y vaya que los invitados estaban muy animados y dispuestos a participar, después de eso bailamos la tradicional Víbora de la Mar que fue todo un espectáculo. Partimos el pastel, el cual por cierto quedó hermoso y sabía riquísimo, Después de todo esto la orquesta tocó una hora más en donde incluyó su batucada para lo cual dimos antifaces, máscaras y hielos plasticos de luz para animar las bebidas, a las once de la noche se retiró la orquesta para dar paso a un grupo de norteños (petición del novio también) el cual tocó hasta la una de la mañana. Mientras tocaban los norteños se dieron chilaquiles, pan dulce y café de olla, los invitados seguían bailando y aunque ya se habian ido algunos aquello seguia estando muy lleno, al terminar los norteños parecia que quedaba poca gente, sin embargo, comenzó a tocar un grupo de rock (lo que yo había esperado toda la noche) y la pista de baile volvió a llenarse de jóvenes y no tan jóvenes saltando al ritmo de Panteón Rococó, tocaron de una a cuatro de la mañana, yo no podía sentir el cansancio seguía bailando, cantando y brincando, incluso subí al escenario junto con mi esposo, al terminar el grupo de rock se fue la mayoria de los invitados, quedaron algunas personas con las que pasamos un rato más y al fin como a las seis de la mañana mi ahora esposo y yo nos dispusimos a dormir.
Sé lo que están pensando pero entenderán que después de esa fiesta de 17 horas en verdad lo único que queriamos era dormir, a final de cuentas desde ese día tendríamos todas las noches por delante para estar juntos.
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