La boda de Fidel y Nancy en Atlatlahucan, Morelos
Al aire libre Otoño Blanco
F&N
07 Dic, 2019La crónica de nuestra boda
Hola:
La verdad no sé cómo empezar, hay tanto por contar.
Preparativos:
Primero que nada, quiero comenzar diciendo que estoy muy feliz, mucho más que en los preparativos.
Hace un año precisamente el 5 de diciembre del 2018 mi esposo me pidió matrimonio, programamos la boda para un año después exactamente el 07 de diciembre, parecía una eternidad, pero el tiempo se fue volando.
Quiero decir que un mes después de pedir mi mano, sufrí un accidente en el transporte público, no grave pero sí complicado, ya que me dejó inmóvil 1 mes y en recuperación de 2 meses más. Por mi mente pasó que cancelaríamos la boda, pero para nada fue así, mi prometido estaba más al pendiente de mí, me apoyó física y emocionalmente y de aquellos días, solo queda una cicatriz en mi pierna derecha.
El proceso de la boda no fue fácil, repito iniciando por mi accidente, posteriores complicaciones en cuestión religiosa, ya que él es de iglesia tradicionalista y yo de iglesia modernista. Así que tuvimos que pasar 3 meses de catecismo para que mi esposo pudiera recibir el sacramento del matrimonio en la iglesia a la que pertenezco, tuvimos que ir a pláticas, misas cada domingo, etc.
Seguir leyendo »Él siempre tuvo la mejor actitud y disposición a pesar de las diferencias religiosas, caminábamos en tierras movedizas porque su familia es muy apegada a la iglesia tradicional y no queríamos que se ofendieran con el cambio de él, sin embargo, entre algunas inconformidades más que nada de orgullo, se logró el objetivo y finalmente llegó el gran día.
El gran día
Me levanté a las 5 de la mañana hacer quehacer, quién lo creería, en vez de dormir más o relajarme de otra manera, quería mantenerme ocupada para no sentir los nervios, mis hermanas que son 6 me apoyaron en todo momento, me mandaron a desayunar y a bañarme para estar preparada cuando vinieran las chicas que me arreglarían, pero la espera me trajo muchos nervios.
Ya era la hora para que llegara la peinadora y no llegaba, me puse más nerviosa, le mandé mil mensajes. Igual a la maquillista, empecé a sentir que todo empezaba a salir mal, pero solo estaba exagerando, mi mamá no estaba directamente conmigo porque traía un fuerte cúmulo de emociones, que con solo mirarnos los ojos se nos humedecían.
Mi cuñado contrató un mariachi que me acompañaría a la iglesia, pero llegó 1 hr antes, entonces el hecho de escuchar la música como de fondo, fue muy bonito, emotivo como una serenata.
Llegó el momento de que me arreglaran y la verdad que las chicas hicieron que me relajara mucho, me consentían, platicaban conmigo de otros temas, me hicieron despejarme, cumplían mis caprichos de ponme esto, quitarme esto otro, mejor un poco más etc.
Y después la hr de ponerse el vestido
Emoción y nervios a todo galope, tuve que ir 3 veces al baño, mi tía habló conmigo para controlar mis nervios, y por fin ya calmada mi mami y mi hermana me ayudaron a cambiarme, fue todo tan genial, el olor del vestido nuevo, ir sintiendo como se acoplaba a mi cuerpo, y nuevamente quedarme muda porque sentía ya las lágrimas a punto de brotarme.
En cuanto el vestido quedó listo, fueron las zapatillas, luego la cola, el velo.
Y ya estaba ahí lista, completa, segura, emocionada.
Entró mi único hermano, mis demás hermanas, tías, etc. Todos diciéndome lo bonita que me veía, lo orgullosos que estaban de mí.
Mi madre con una mirada me lo dijo todo, no podíamos intercambiar palabras, con solo vernos o darnos un abrazo nos decíamos tantas cosas.
Llegaba la hora de irse a la misa, pero yo había dicho que saldría de mi casa hasta asegurarme que el novio llegara a la iglesia, mis sobrinos me apoyaron en esto, se adelantaron y una vez que llegó el novio me dieron luz verde para salir al encuentro.
En el camino, nos acompañaba un mariachi tocando canciones muy bonitas. Yo iba de la mano de mi mamá con nervios, con lágrimas en los ojos y por fin llegamos a la iglesia.
Mi esposo estaba ahí parado, dándome la espalda porque las señoras monaguillas le dijeron que no me podía ver hasta entrar a la iglesia, esperamos la bendición del padre y entramos a misa para recibir el sacramento. La misa fue especial, un momento mágico.
Cuando por fin pudimos vernos mi esposo y yo intercambiamos una gran sonrisa y nos dijimos que nos amábamos con la mirada. Llegó el momento del beso, de ya tener esa unión ante Dios y ante todos los presentes y nos dirigimos hacia el salón.
pero antes...
Saliendo de la iglesia el tradicional baile del guajolote. Qué emoción.
Es una tradición del pueblo que enfrente de los novios van bailando un guajolote blanco, y van unas señoras con cazuelas de mole, arroz, pollo una charola de flor y una botella de tequila.
Me encanta ese baile.
Una vez llegando al salón, pues a iniciar con la comida, recibir a los invitados, la verdad nosotros estábamos muy contentos y todos nos lo reconocieron.
Todos nos felicitaron por la fiesta tan bonita que tuvimos, llena de alegría.
El itinerario era que de 3 a 5 daríamos de comer, a las 6 el pastel, a las 7 el brindis y a las 8 el vals.
Tratamos de apegarnos en ese horario, pero también hubo sorpresas, por ejemplo, mi familia del estado de Guerrero llevó sombreros de palma y sopladores para el baile del mandilón que no teníamos programado, pero se hizo, fue muy divertido y a gusto.
Sus amigos de mi esposo hicieron la marcha fúnebre que terminó en un baño en la alberca, pobrecito.
También se hizo la tradicional pedida de dinero para la luna de miel, yo con mis hermanas y él con sus amigos.
Nuestro vals que ensayamos solo 3 veces jajaja, pero fue lindísimo, con la canción *Matrimonio de amor* de Rychar Clayderman.
El tradicional brindis con todos los invitados y especialmente con mis suegros, los padrinos de ceremonia y mi mamá.
Para finalizar el evento el famoso baile, hasta tuve que quitarme las zapatillas para poder bailar el payaso del rodeo que por nada me lo pierdo.
Todo acabó a buena hora, estábamos cansados pero contentísimos la verdad, con la adrenalina al cien, y quizá por eso me enfermé, porque al día siguiente amanecí con un dolor de garganta y cuerpo terrible, pero valió la pena.
La verdad es que no hay nada más bonito, que la empatía y amor de tu pareja en cada momento, en cada detalle de la organización, en los momentos de estrés, en los momentos de adrenalina, es un trabajo en equipo, en donde por momentos o días necesitas, que solo sea tu amigo, a veces quieres al novio tierno, en otras ocasiones quieres al esposo, al amante, pero siempre que la amistad esté intacta porque los amigos siempre se necesitan.
Al igual estamos muy agradecidos con nuestros familiares, hermanos y papás principalmente por el apoyo económico, pero sobre todo moral, por acompañarnos en el antes, en el ahora y en el después.
Que feliz soy y que feliz es.
Gracias a Bodas.com.mx por los espacios que nos brindan como desahogo de emociones de todo tipo, gracias por organizarnos mejor, por los tips, por consentirnos con regalitos y por esta oportunidad de poder participar, creo que con hacerlo ya soy una ganadora al compartir mi historia con muchas personas más.
Gracias.
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