La boda de Erik y Paola en Jiutepec, Morelos

La crónica de nuestra boda

Pues como buena novia que cree que tiene todo bajo control ¡no fue así! Mis damas enviaron temprano el desayuno y los cafés mientras nos arreglaban a mi hermana, a mi mamá y a mí. Aún sigo sin creerlo: Llegaron los fotógrafos y todo seguía normal, que posa, que voltea, que esto que el otro, que el perro, que de perfil y voltea, no, no tanto.... En fin, llegó la hora de ponerse el vestido: jala empuja, sume, jala ¡y no respires! y en ese momento en el que me vi al espejo vestida, me cayó el veinte: ¡la que se casa soy yo!

Terminamos los preparativos, y ya era hora de partir. Todo bien: consejos de papá, y al llegar, ¡la noticia de que las damas venían tarde! En ese momento empieza la histeria de la novia "Control freak"; pensé tantas cosas que terminé decidiendo que nada me afligiría, ¡qué podría salir mal a estas alturas! (lo cual fue muy osado, no debí ser tan desafiante) en fin, llegaron las chicas y todo listo, era la hora de entrar.

Ya del brazo de mi padre se oye la marcha nupcial, y todo el control se perdió, empecé a llorar, me llegó el nervio, la emoción, el miedo, ¡todo! Y debo decir que fue la boda que soñé, el día que tanto esperé y el sueño que tanto deseaba y esperaba que se cumpliera.