La boda de Enrique y Lupita en Mazatlán, Sinaloa

Vimos pasar los dos días previos a la boda, tan rápida y lentamente a la vez al ver pocos avances, mi coordinadora super accesible, solo nos pidió el voto de confianza y así decidí hacerlo, ya no me mortificaría y disfrutaría la unión con el amor de mi vida.

Ese día me levanté muy temprano para mi arreglo, me trataron las chicas del spa como toda una reina, me llevaron el desayuno, mi peinado y maquillaje fue tal y como yo lo había pedido, mi ramo el cual había pedido de tulipanes naranjas se me concedió, ya que previamente me habían dicho que sería blanco y no había posibilidad de conseguir ese color.

Me dio tanto gusto verlos, estaba precioso, luego el tocado que pedí de flor natural estaba hermoso, continuaba siendo toda una reina, lo mejor fue que al salir de ahí, era todo un milagro, lograron adaptar una rampa para llegar a la playa, la cual estaba completamente limpia, sin escombro, y con el gazebo más precioso del mundo, mis mesas sobre el jardín con los arreglos florales tal y como lo había soñado.

Fue la mejor boda del mundo, no pude haber tenido más bendiciones ese día, mi esposo, mis hijos, familiares y amigos a mi lado a la orilla del mar con flores por doquier hermosas, todos tan guapos solo para celebrar algo que con tanta ilusión habíamos planeado. Todos fueron parte de mis fotos formales en la playa, cenamos la especialidad del chef "Trilogía de mariscos", bailamos hasta el cansancio con DJ, banda y mariachi, al terminar el evento los amigos de mi esposo lo aventaron al mar, claro no podía pasar desapercibida y continuaron conmigo, hemos reído sin parar.

Fui muy feliz y todos mis deseos fueron superados, no pudo ser más que mi boda de ensueños.