La boda de Emiliano y Estefanía en Acapulco, Guerrero
En la playa Verano Rosa 5 profesionales
E&E
13 Abr, 2019La crónica de nuestra boda
Por fin me decido a escribir mi crónica. Esta es mi historia.
Me casé con Emiliano en Acapulco, Guerrero, así que esperábamos a nuestros invitados desde el día anterior a la boda. Entonces, en realidad, desde el viernes 12 de abril empezó la fiesta. Ese día a mediodía, Emiliano y yo ya estábamos danzando de invitados en invitados, a veces nos íbamos juntos, a veces cada uno por su parte y poco a poco el hotel se llenaba de amigos y familia, y yo no dejaba de sonreír.
A las 8 pm les teníamos preparada una cena en un restaurante a unos pasos del hotel. La comida estuvo deli, deli y fueron casi todos los invitados. Llevamos a una pareja que toca trova y estuvo muy padre. Hacia el final de la noche tocaron algunas cumbias y bailamos un rato. La cena terminó a las 12, solo que algunos nos fuimos más tarde porque seguíamos en la fiesta.
Al llegar al hotel nos pusimos un poco melosos y nos dijimos cosas muy bonitas, como nuestros votos, pero más íntimo. Esto estuvo lindo porque casi no pasan estos momentos, los guardamos para ocasiones especiales. Adelantamos la noche de bodas y nos dormimos; dormí profundamente, como bebé. Al despertar estaba con toda la energía del mundo, y como estaba inspirada, pulí un poco mis votos y quedaron muy lindos, la verdad. Desperté a Emiliano y salimos a desayunar. No puedo explicarles la sensación de ver a mi familia, la familia de Emiliano, nuestros amigos y todos reunidos para celebrarnos. Estuvimos la mañana y parte de la tarde danzando entre los invitados, estuvo muy padre, piñas coladas por donde iba, brindis a cada rato, papas a la francesa, taquitos de camarón, alberca, risas por aquí y por allá, el mar… La pura vida, por supuesto, yo no dejaba de sonreír. La ceremonia civil era a las 7 pm, y a las 3 se supone que tenía que estar arreglándome, y no fue así. Lo que pasó fue que a las 2 me dieron un masaje de una hora, super delicioso, me relajé mucho, me dio mucha energía y me di cuenta de que ya andaba algo sensible. Al terminar el masaje, no me quería subir a arreglar por estar en la plática con mis primos y demás, hasta que tuve que hacerlo.
Seguir leyendo »Me subí a mi cuarto a eso de las 4 pm, puse musiquita, me metí a bañar, me sequé el cabello, tomé mi vestido, mi velo y los llevé al cuarto de mi mamá, que estaba al lado del mío; me vestí con cualquier cosa para que me peinaran. Andaban apresuradas mis tías, medio vueltas locas, yo puse musiquita y les dije que se relajaran, que estaban en la playa, y simplemente, no tenía caso. Ellas ya estaban por terminar de alistarse y a mí apenas me iba a peinar. Me peinó mi tía y medio me maquillé, sin primer, sin base, sin pestañas postizas, me maquillé como normalmente me maquillo, y la verdad me gustó verme así, así como soy. Lo más bonito que vestía, era mi sonrisa.
Mi fotógrafo ya estaba ahí, ya había tomado algunas fotos del banquete, de mi vestido, del ramo, del novio y solo esperaba a que estuviera ya vestida, peinada y maquillada. Cuando estuve lista, tuve una mini reunión con mis primos y mis hermanos, brindamos un poco, nos reímos y nos relajamos. Tuve una pequeña sesión de fotos yo sola y con mis primos y hermanos. Fue muy muy padre para mí que estuvieran ahí, muy especial.
Llegó el momento de salir, era una larga caminata, pero valió la pena. Se empezó a escuchar “Corazón atómico” de Zoé (ahora búsquenla en Youtube o Spotify para darle fondo a lo que sigue). Primero salieron mis primos, se veían muy padre caminando hacia donde sería la ceremonia, ya que estaban adelantados, salimos mis hermanos, mi mamá y yo; mi hermana se estaba poniendo a llorar y le dije: “Nada de eso, no llores, mejor sonríe”, y caminamos. Íbamos relativamente lento, quería gozar cada paso. Ahí fue cuando me sentí nerviosa, no antes. Ya estando muy cerca, mis hermanos y mi mamá se adelantaron y yo me quedé parada, esperando, viendo, llenándome de la energía de la gente que estaba ahí, sus caras, su sonrisa… Viendo a Emiliano que me esperaba ahí parado entre tanta gente amada.
Vinieron los votos, empecé yo y estaba muy nerviosa, se me partía la voz; tuve que tomarle la mano a Emiliano para que me diera fuerza y respirar, funcionó. Me quedaron tan pero tan lindos, pero me tardé mucho (ni modo) y luego le tocó a él. Sus palaras fueron más cortas, más precisas, y si no es porque tenemos video, no recordaría bien lo que me dijo, porque estaba nerviosa. pero al final la gente hizo como un “ah” de “qué lindo”.
Ahora sí, ¡la jueza nos declaró esposos! Y cuando estábamos oficialmente casados, llovieron aplausos y brindamos, luego nos tomamos fotos con los invitados y nosotros solos. Iba atardeciendo ya, y poco a poco los invitados se fueron a sus lugares a esperarnos un ratito en lo que nos tomábamos más fotos y hacíamos tiempo, todo estaba fríamente calculado, nunca nos atrasamos en los horarios.
Como a las 8 entramos con Accidentally In Love de Counting Crows, ¡y uf! Qué emoción ver a todos recibiéndonos con aplausos, fue muy lindo ese momento, pero no sabíamos qué hacer y dimos vuelta a la pista cual reinas de primavera, estaba apenada, pero padre. Después de un ratito de estar sentados, nos sirviendo la cena, comimos tan relajados, todo estuvo muy bien coordinado, todo fue según lo planeado. Comimos ceviche peruano, pechuga mishol (el relleno era de la casa), helado de coco artesanal con ralladura de zanahoria envinada con cajeta y frutos rojos. No saben lo delicioso que estaba todo. Yo no me terminé la pechuga porque estaba enorme, estaba nerviosísima y no tenía tanto hambre; Emiliano tampoco se la acabó, pero los demás sí, todo mundo comió delicioso. A los vegetarianos les sirvieron ensalada y pasta, cosa que lo agradecieron muchísimo, hasta querían repetir de lo rico que estaba.
A las 10 pm fue nuestro primer baile, bailamos “Siempre te busqué” de Monocordio (búsquenla ahora también). Siempre pensé que no iba a saber qué hacer en ese momento en el que todos te ven, me daba mucha pena y en las bodas a las que iba me daba pena ver a los novios, me sentía como invasiva porque considero que es un momento íntimo, pero que a la vez compartes, no sé. Pero la verdad es que solo vi a Emiliano y nos cantamos, no supe más, no miré a nadie más, no me ocupé de nadie más.
Cuando terminó la canción inició la fiesta con “Fireworks” de Katy Perry. Los invitados se subieron a la pista y sin querer formamos un círculo y nos pusimos a cantar, en ese momento sí quería llorar de la emoción, del sentimiento, pero no lo hice, me contuve, respiré y canté. A la mitad de la canción prendieron una cortina de fuegos artificiales, y cuando estaba acabando, salieron los fuegos artificiales que iluminaban el cielo y el mar de una forma que no puedo explicar. La gente estaba absorta, algunos sacaban foto, algunos videos, algunos solo contemplaban, todo era válido mientras la pasaran bien. Terminando los fuegos y empezó la fiesta. El fotógrafo y sus acompañantes estaban al pie del cañón, hicieron muy buen trabajo, no eran invasivos en la fiesta, y además, la estaban pasando padre también, súper accesibles siempre, me encantaron. Los meseros fueron la sensación, nunca de los nunca había ido a una boda que los meseros fueran parte importante de la historia. Fue épico, la gente subía a sus cuartos para bajar y darles mejor propina porque se volaron la barra. De verdad, todos eran extremadamente amables, serviciales, excelentes. No me pasó que quería algo y no estuviera mi mesero al pendiente, y lo mismo con Emiliano. Realmente espectaculares.
La música estuvo buena, no paramos de bailar, y es lo que cuenta, ya que vi mi video y digo “qué canciones tan feas”, yo no las hubiera puesto, pero pegaron y las bailamos todas, todas, todas, hasta que amaneció.
A las 12 aventé el ramo. Me di una super divertida, las mujeres se pusieron muy atrás y el ramo pesaba un poco, así que lo aventé con fuerza, tanto que hasta el DJ dijo que le había caído a una tortuga que estaba en la orilla del mar, pero lo agarró una amiga de mi hermana que lleva 8 años con el novio, le deseamos suerte con eso, y de ahí no paramos. Mi hermana se encargó de poner unas tres canastas con dulces en cada mesa para no poner mesa de dulces y que todos se atascaran y se pelearan por dulces, ¡y se acabaron! Estuvo bueno.
Y así siguió la fiesta, baile, alcohol, risas, alegría, no hubo un solo problema, salió excelente todo. Shots a cada rato, un limbo improvisado con la sábana de la cama de la habitación, música de todo, fue genial. Los meseros no dejaban de ofrecernos tragos hasta que dieron las 7:15 de la mañana porque ya iban a levantar. Nos fuimos a dormir 7:30 y mi mesero estaba al pie de la escalera para despedirse de nosotros con una sonrisota también. Fue increíble. Llegamos a la habitación, me quité solo el adorno del cabello, Emiliano me ayudó a quitarme el vestido, no tuvimos noche de bodas, fue mañana de bodas, y a dormir un rato.
A las 10 ya estaba despierta, estaba muerta de cansancio, pero ya quería ver a todos otra vez, así que desperté a Emiliano y a regañadientes se levantó. La desvelada ya pega más ahora, porque sí bebimos, pero no tanto, no nos emborrachamos, así que no era cruda, era la edad. Y bajamos. Cuando salimos del elevador y nos vieron, nos aplaudieron e hicieron ruidos con la mesa y los cubiertos; desayunamos y nos dedicamos ahora a despedir a los invitados. A eso de las 4 de la tarde ya estábamos en la casa de mi suegra en Acapulco dispuestos a comer una deliciosa pasta con camarones y dormir, dormir y dormir.
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