La boda de Elizabeth y Josué en Oaxaca, Oaxaca
Rústicas Verano Blanco 1 profesionales
E&J
14 Jul, 2018La crónica de nuestra boda
Ese día me levanté temprano, había quedado con el coordinador del evento de llevarle algunas cosas que se usarían durante la boda, a las 8 de la mañana. Para sorpresa mía el amigo no estuvo a tiempo y el dueño del lugar andaba por ahí, le pedí el favor de guardarme los implementos, fui con mi papá, uno de mis hermanos y un primo, que me ayudaron a subir y luego a bajar las cosas de la camioneta donde las llevamos, y no queríamos regresar con ellas a casa. Me hizo el favor y las dejé guardadas en una bodega. Luego me puse en contacto con el coordinador para tratar de ponernos de acuerdo, porque el dueño me dijo que el contrato empezaba a partir de las 10 am, de modo que me levanté temprano de balde. Bueno, ni tanto, porque sí adelantamos sin querer con el acarreo de las cosas. Al menos a esa hora pude tomarle unas fotos al salón, aún sin preparar. Incluso estaban todavía recogiendo cosas y limpiando porque habían tenido evento una noche antes.
Me volví a casa a desayunar, y luego estuve ahí pasando el tiempo, revisando mis cámaras (que les asigné a dos de mis hermanos) y cosas así, mientras pasaban las horas, me había propuesto volver al establecimiento a medio día para ver avances y luego volver a casa a cambiarme. Y así lo hice. Cuando llegué al salón ya estaban trabajando con nuestros adornos, pude tomar unas fotos del avance y enviárselas a mi prometida, para tranquilidad suya y para generarle expectativa, la verdad que les iba quedando muy bonito y me puse contento de ver que todo iba saliendo muy bien. Es verdad que, como dicen, nada es perfecto, hubo detalles, pero en general quedamos muy satisfechos con el trabajo de decoración, el mobiliario y el lugar. Con las lluvias previas el pasto lucía súper verde y ese día el clima nos tocó soleado, con algo de viento, estuvo genial.
Seguir leyendo »En fin, luego de ir a coordinar un poco al coordinador y su gente, enseñándoles dónde queríamos las cosas, me regresé apenas a tiempo para bañarme y vestirme, y luego salí con mis papás para el lugar del evento. Cuando llegamos ya había algunos invitados tempraneros y la verdad es que la mayoría de la gente llegó muy puntual, incluida la novia, que llegó 15 minutos antes de la hora estimada para la ceremonia. A esas horas yo andaba un poco acelerado arreglando algunos detalles que faltaban, ya saben, no faltan cosas que deberían estar y no están a la mera hora, y sobre todo personas que no estaban haciendo su función. Las damas de mi prometida fueron las últimas en llegar de todo el cortejo y la estresaron un poco. Con todo, estuve disfrutando mucho la anticipación del momento. Otra cosa que sucedió momentos antes fue que los del audio no habían previsto la manera de leer la USB que ya le había dicho al coordinador tiempo atrás que se usaría para todo el evento, pero, también previendo esa improbable falla, había llevado conmigo mi computadora, y se las llevé para que no perdieran tiempo y probaran el audio. La cosa es que así, como eso, hubo varios detallitos que me tuvieron ocupado y algo tenso en esos minutos previos a la ceremonia.
Por fin estuvimos listos y, una vez puestos de acuerdo (me comunicaba por el teléfono con mi prometida) decidimos dar la luz verde para iniciar la ceremonia. Durante los votos estuvimos muy nerviosos, pero nos han dicho que no se notó. También nos han dicho que a muchos invitados la ceremonia les pareció muy bonita, a nosotros nos gustó mucho cómo salió, pese a otros problemitas técnicos con los micrófonos que no daban una. Todo sucedió bastante más rápido de lo que imaginaba y luego vino el tiempo de las felicitaciones y algunas fotos.
La recepción fluyó conforme a lo planeado, en mayor parte porque un servidor estuvo como relojito marcando los tiempos, cosa que se suponía iban a llevar el maestro de ceremonias y el coordinador, que por esas horas desapareció y casi no interactuamos con él, por más que lo mandaba llamar. De todos modos, me sentí más cómodo llevando el control, soy un poco perfeccionista y la cuestión del tiempo es una de mis obsesiones. Así que estuvo bien, porque logramos hacer todo lo planeado en los tiempos previstos, y el evento terminó a buena hora, con tiempo suficiente para recoger las cosas y todo eso que se hace al final.
¿Qué comimos ese día? Bueno, el menú consistió en tres tiempos, el primero era una crema de esquites, algo muy parecido a una crema de elote, pero con un sabor un poco distinto, con su epazote, tortillitas fritas en juliana y un poco de queso fresco. El segundo tiempo fue pechuga rellena de tocino y queso, acompañado de puré de camote y champiñones salteados con vino tinto. Como fue una boda cero alcohol, de bebidas tuvimos unos cocteles sin alcohol de bienvenida, agua de horchata y refresco en la comida, y café a todas horas. El tercer tiempo fue el pastel, de postre, que era de chocolate relleno de nutella con nuez y una cubierta de crema pastelera, estuvo delicioso.
El primer baile como esposos lo hicimos con una canción llamada “Por siempre”, cantada por Harold y Elena. Como no lo practicamos y además no somos buenos bailarines, por ratos sólo nos mecíamos y platicábamos un poco, sobre todo de lo felices que estábamos y de lo increíble que era saber que ya éramos marido y mujer, con todas las de la ley, pues nuestra boda civil ya se había realizado dos días antes.
La decoración fue tal como la pedimos, y todo nos gustó mucho. Somos de gustos sencillos y prácticos, así que no fue difícil que lograran hacer realidad nuestras peticiones. Nada de colgajos demasiado elaborados colgando del techo o estorbando la vista de las mesas. Nuestros centros de mesa fueron frascos de vidrio transparentes, con flores blancas y rosas rojas y un detalle en yute. El mobiliario era rústico en color madera natural y chocolate, sin manteles, sólo caminos de mesa. En el lugar de la ceremonia hubo una pérgola adornada con tela blanca y esferas de flores en la misma temática. Fue el lugar favorito por todo el mundo para hacerse fotos.
La verdad es que tal como han contado otros, todo pasa muy rápido, pero lo disfrutamos mucho.
Al final del día nos fuimos juntos al hotel que había reservado para esa noche, que fue muy acogedor y nos quedamos hasta muy noche platicando y viendo algunas fotos que habíamos tomado. Nos cenamos una tlayuda de la torna fiesta que nos llevamos y luego de un baño nos dispusimos a relajarnos y a disfrutar del tiempo juntos, iniciando nuestra vida juntos como esposos con la falta de prisa que caracteriza a los que saben que tienen toda la vida por delante para compartirla con quien aman. Ella iba a estar ahí conmigo al despertar, como ha estado en estas casi tres semanas que llevamos de casados, y la experiencia ha sido maravillosa.
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