La boda de Daniel y Deborah en Montemorelos, Nuevo León

El estrés comenzó, aun no estaba lista, no tenía mi vestido puesto, corrí al closet junto con mi mama y vi en aquel maniqui acomodado el vestido de novia más bello que mis ojos habían viso alguna vez, destellaban los 2040 cristales que personalmente, con mucho cuidado y un gran amor le aplique al vestido con el cual me convertiría en la esposa del hombre más maravilloso de la tierra.

Con cuidado mi mama me ayudó a ponerme el vestido y el largo velo de 5 metros que mi papa en su negocio de ropa había hecho para mí, era el momento, ¡ya estaba lista! me pare en el filo de la escalera y cada paso que daba al bajar sentía una revolución de mariposas en mi estómago y de prono estaba él ahí, puesto de espaldas esperándome a justo al final de la escalera, no pude contener mi emoción y una lágrima rodo por mis mejillas.

En cuanto llegué a él mis brazos rodearon su cuello y tiernamente le di un beso en la mejilla, pareciera como si todo sucedía de forma muy lenta pues cuando giro y vi sus ojos, no pude respirar, el tiempo se detuvo y pareciese que solo estábamos nosotros dos entre miles de luces parpadeantes, me tomo de la cintura, me acerco a él y me dio el más tierno, dulce y bello de los besos y me dijo eres la más hermosa mujer que jamás vi en mi vida.

De pronto una voz interrumpió diciendo: muchachos tenemos que irnos a las fotos y oh sorpresa aquellas luces parpadeantes eran los flash de las cámaras de media familia que nos rodeaban entonces caímos en cuenta que no estábamos tan solos como nos había parecido antes, subimos al carro y nos fuimos al Museo de Historia de Montemorelos donde pasamos momentos divertidísimos, tiernos y mágicos junto con los fotógrafos.

Al terminar teníamos que apurarnos pues el civil estaba por comenzar llegamos al salón reservado en donde ya estaban esperando familiares y amigos comenzó la ceremonia era increíble estar ahí parada después de que el viernes anterior a la boda nos habíamos dado cuenta que entre tanto preparativo olvidamos entregar la solicitud de matrimonio y por una nada y no nos casábamos, las bellas palabras de la jueza tocaron los corazones de todos los ahí presentes y pronto llego el momento de tomar la pluma y firmar habiendo pasado esto escuchamos las palabras "por el poder que me otorga el estado los declaro marido y mujer" no pude evitar sonreír y al voltear y verlo a él con esa sonrisa tan única y especial solo pude decir gracias Dios mío por mi esposo (ya podía llamarlo mi esposo) y por este momento, inmediatamente nos dirigimos al templo antiguo el lugar designado para la ceremonia religiosa, aprovechamos para tomarnos algunas fotos mientras llegaban los invitados y de pronto era el momento de colocarme a las puertas de la iglesia.

Comenzó a sonar la música, mi padre me tomó de su brazo y ambos muy valientes avanzamos y al poner el primer pie en el pasillo la emoción hizo de las suyas de nuevo y las lágrimas comenzaron a caer en eso alce la vista y mis ojos se encontraron con los de él que sonriendo me esperaba en el altar, las lágrimas desaparecieron y mi padre y yo caminamos por el pasillo, cuando de pronto siento un estirón en la cabeza el velo, uno de los pajecitos se había enredado en él, gracias a Dios no se lastimo y esto nos hizo caminar más despacio y disfrutar el trayecto.

Daniel tomo mi mano y le dio un beso se colocó al lado de mí y yo le entregue mi ramo a mi abuela (que por su enfermedad no sabíamos si podría estar presente) las lágrimas rodaron de nuevo, mi esposo tomo mi mano fuerte y juntos subimos al altar escuchando una canción a la cual le adapte la letra y así la ceremonia comenzó. Por siempre guardaré en mi corazón las sabias palabras que el pastor expreso, realizamos la ceremonia de las velas la cual significa que no solo nos unimos en 1 sino que también nos unimos en Dios y de pronto llegó el momento de decir ¡acepto! ¡oh! que hermoso es prometer ante Dios y los hombres amarnos por el resto de nuestras vidas.

Llegó la hora del beso el cual Daniel (mi esposo) me dio en la frente y después en los labios mientras se escuchó un ¡ahhhw! de los invitados, la música alegre sonó y salimos de la iglesia siendo marido y mujer. Al llegar al salón de eventos todo era perfecto la iluminación los manteles las flores, los candelabros, la comida deliciosa y el trato y atención super amables.

Los invitados compartieron consejos con nosotros, proyectaron un video de fotos de nuestro noviazgo, aventamos el ramo y la liga, disfrutamos del postre y pastel y entre miles de fotos convivimos con todos los invitados. Llegando el momento de decir adiós para emprender el hermoso viaje del matrimonio que aun que lleno de retos sabemos que juntos y tomados de la mano de Dios nada nos vencerá.