La boda de Cesar y Diana en Zapopan, Jalisco
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C&D
30 Ene, 2016La crónica de nuestra boda
Fue un día tan esperado y a la vez paso tan rápido que aún siguen en mi mente los flash de los momentos que viví ese día. Todo inicio desde muy temprano, no dormí y no por nervios, sino por el pensar en que dejaría mi casa, mi cuarto, la convivencia del día a día con mis hermanos y padres. Fue una revolución en mi cabeza entre euforia, emoción y un poco de miedo. Transcurrió la mañana volando, llegué a mi cita de maquillaje, feliz disfruté del resultado. Llegué a casa a ponerme mi vestido, me ayudó mi madre, estaba tan nerviosa que no podía poner las cintillas del vestido, entró mi padre y el ayudó, al verme sus ojos se llenaron de lágrimas y me dieron su bendición, se me escaparon unas cuantas a mi también, era un momento feliz que me causaba ganas de llorar, pero sabía que estaba lista para salir y dirigirme a la iglesia. Me subí al auto y llegué a la iglesia, tardé unos minutos en bajar, me daba nervios ver a todos esperándome afuera era una kermesse, todas las damas corrían de un lado a otro acomodándose dejando todo perfecto para cuando decidiera bajar. Me decidí y abrí la puerta, bajé y todos me veían, pero había una mirada que me llenaba de amor, la de mi esposo sus ojos no veían más que a mi y viceversa esa mira de amor y complicidad que desde ese día aún conservamos. Inició la ceremonia y entré del brazo de mi padre, él orgulloso de llevarme, de presumir a su hija, que para él era la más bella novia. Me entregó en los brazos de mi esposo y solo dijo, te la encargo mucho, ámala siempre, ayúdala a que siga siendo mi orgullo, no me defraudes. Lloré de nuevo ante las bellas palabras de mi padre. La misa la ofició un sacerdote amigo de la familia el cual nos dedicó un bello mensaje, fue una misa muy especial dedicada cien a nosotros. Se llegó el momento de jurarnos amor eterno ante el altar y mi voz se quebraba no por miedo si no de emoción, la misa fue muy emotiva, en muchos instantes de principio a fin. Al salir todos nos felicitaban, abrazos aquí, allá, después de todas esas emociones moría de hambre. Lo sé, no soy una novia normal, tuve que pedir que paráramos en una pizzeria, me urgía comer y así fue vestida de novia, bajé a pedir una little caesar, fue épico, todos me venían con cara de what?, pero en fin no podía llegar a mi fiesta sin comer. En el camino disfruté de mi pizza y por fin llegamos a la recepción. El salón tal cual lo imaginé mis damas cuidando de cada detalle, mi familia, amigos, todos felices disfrutaron de la velada. Desde la cena, el típico baile de novios, los fuegos artificiales, la víbora, etc., etc. Para mi fue una noche inmensamente feliz, tan genial que palabras me faltan para relatar todo lo acontecido, sigo feliz y cada vez que recuerdo ese día mi corazón se acelera de recordar todos lo bellos momentos que viví.
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