La boda de Armando y Venezia en Cuernavaca, Morelos
Al aire libre Otoño Rojo 4 profesionales
A&V
07 Nov, 2015La crónica de nuestra boda
Después de casi tres meses todavía me pongo chinita de acordarme de todas las emociones de ese día, lo planeé tanto, lo imaginé tantas veces que todavía no me creo que ya se haya terminado.
La historia comienza el día anterior a la boda ya que teníamos que preparar todo porque nos íbamos todo el fin al lugar donde sería la fiesta y la ceremonia. Yo estaba echa un manojo de nervios porque además de todo, esa semana fue de trabajo interminable y no pude pedir días antes, tenía que dejar todos los pendientes listos para poder irme de luna de miel sin problemas, así que hasta el viernes a las 2 de la tarde estaba metida en el trabajo y con la mente en los detalles que me faltaban terminar.
Cabe mencionar que todavía una semana antes de la boda, a mí se me seguían ocurriendo cosas para hacer, o poner, o comprar, etc. Mi casi marido ya estaba a punto del desmayo, pero siempre al pie del cañón y apoyándome en todo; el único problema es que trabaja en México, así que mucho mucho no podía hacer desde allá. Así que, aunque el 90% estaba listo, había un 10% que me tenía vuelta loca. Faltaba el manicure, el pedicure, terminar de recortar las tarjetas personalizadas de los recuerdos, imprimir la lista final de las mesas, mandar el programa al DJ y hacer maletas para subir a la quinta.
Seguir leyendo »Respiré profundo y a las 2:15 que salí del trabajo me fui a mi casa para ver a la de las uñas y demás, en esas estaba cuando además de todo me cayó mi primo con unos amigos y ahí se quedaron muy instalados. Lo bueno es que son súper lindos y me ayudaron en algunas cosas de las que faltaban. Después cayó mi sobrina (que era dama) para que también le pusieran las uñas y luego llegó mi hermana y mi suegra. A las 8 de la noche mi casa parecía campo de batalla y todos hablaban, gritaban, reían y yo cada vez más nerviosa. A las 8:30 mandé a mi suegra, mi sobrina, mi hermana y mi bebé, en avanzada a la quinta para que se empezara a hacer la paz y pudiera terminar con los pendientes. Por fin a las 10:00 llegamos al lugar y todavía mi amor se puso a ensayar con sus amigos un baile que harían.
Terminamos como a las 12:00, y por supuesto, con los nervios ¿quién podía dormir? En la mañana a las 7 ya estaba muy lista para empezar el arreglo. La persona que me iba a arreglar llegó a las 8 de la mañana con un café que me supo a gloria. Afortunadamente mi mounstrito (2 años) se despertó hasta las 10:00 y a esa hora ya había llegado su nana, así que estuvo perfecto.
A pesar de todo, ese día me sentía muy tranquila, no estaba nerviosa, al contrario, estaba muy calmada y confiada en que todo saldría bien. Sabía que hice todo lo que estuvo en mis manos para que ese día fuera maravilloso y que no podía hacer más, ya estaba todo y no me iba a preocupar por nada porque iba a disfrutar de ese día pasara la que pasara... así que yo sin estrés, con muchisisima emoción, con toda la adrenalina al 100%, pero cool.
A las 11:00 llegó mi ramo, el boutonier y las macetitas de recuerdo. En ese momento quería salir a ver cómo había quedado todo, pero estábamos en un punto crucial del maquillaje, así que se tuvo que encargar mi suegra de recibir, contar, supervisar y acomodar las cosas. Con las plantas no había problema, pero el ramo no había cómo acomodarlo para que no se lastimara, así que tuvo que conseguir una botella de refresco para cortarla y que mi ramo hermoso quedara listo. Cuando me pude escabullir quedé encantada, mi ramo estaba precioso y las macetitas quedaron super lindas. Ya sólo faltaba ponerles las tarjetas personalizadas y para eso entraron al quite mi sobrina y mi suegra, quienes se encargaron de organizarlas por mesas y todo.
La casa parecía de locos, en un cuarto estaban arreglando a mi hermana, mi sobrina y mi suegra, en otro estaba mi suegro, en otro estaban los hijos con la nana, mi amor daba vueltas por todo el lugar revisando todos los detalles y yo en otro cuarto en con la peinada y la maquillada.
Tuvimos un problema con la sesión prenupcial y ya no hicimos lo que queríamos, así que sólo hicimos la sesión antes de la boda a las 13:00. Fue en el mismo jardín y ya estaban listas las damas y los pajecitos. El hijo mayor de mi marido no estaba muy convencido de vestirse igual que el chiquito, pero muy amablemente accedió y salieron unas fotos muy lindas que ya les anexaré.
Les tengo que mencionar que aunque no era temporada de lluvias, el día anterior cayó un aguacero hasta ya muy tarde, afortunadamente ya habían montado la carpa y el jardín no estuvo tan húmedo, pero en las partes dónde no estuvo tapado pues el pasto estaba blando y en la sesión de fotos se me hundió el tacón y pisé el vestido. Pero al final parecía como una estrellita en la cola y como les comenté antes, no me iba a preocupar por eso, estaba disfrutando a todo mi día.
A las 2:30 empezó la ceremonia civil, después fue la bendición y al final hicimos la ceremonia de la arena. Esta ceremonia la llevó a cabo mi cuñado (esposo de mi hermana) pero como es gringo, le dio un toque único y particular con su acento y su manera de expresarlo, estuvo muy padre.
Terminando las ceremonias fue el cocktail y en ese momento se les pedía que pasaran a poner sus huellas en el árbol y que fueran por su recuerdo dónde se les indicaba el número de mesa. Mientras tanto mi ya marido y yo estábamos adentro de la casa respirando y felices de cómo estaba saliendo todo, cuando de repente se empezó a poner todo el cielo negro, así que decidimos anticipar la entrada a las mesas para que no nos fuera a ganar la lluvia. En realidad ese detalle fue lo único que no estuvo nada padre porque ya no pudimos tomarnos las fotos ahí en el cocktail con los invitados.
Salimos de la casa para entrar al jardín y fuimos a poner nuestras huellas en el árbol, luego juntamos a nuestros amigos para la entrada. Mi marido entró primero con sus amigos al ritmo de la canción Sixteen tons, muy estilo gánster, dieron una vuelta por la pista, se lucieron y se quedaron a esperarnos. Yo entré con mis amigas, bailando la canción de True blue. Todo lo hicimos natural y con 0 poses ni ensayos y salió muy padre.
A las 4 se sirvió la comida, que no tuvo un pero, el menú fue crema de cilantro al brandy, filete de res en salsa demi glacé, salmón en salsa de tamarindo y de postre mouse de piña colada y tarta de zarzamora. Todo estuvo delicioso, pero la verdad estaba tan feliz que ni hambre tenía, comí porque no podía hacer otra cosa. Al terminar la comida fue el baile de nosotros y la canción que escogimos fue la de Thinking out loud. Siempre había pensado que ese momento en el que todos tienen la atención en ti, que estás en la pista sin nadie más, que todos están a la expectativa, debía ser un momento incómodo, pero la verdad es que todo el mundo desapareció en ese momento, sólo éramos él y yo sin que nada más importara, y fue perfecto.
Después del baile, mi marido (que tiene como alma de animador) agarró el micrófono para agradecer a todos su presencia y contrales en dos minutos parte de nuestra historia. Fue un momento muy emotivo, como por quinta vez, por supuesto, lloré. De ahí se abrió pista y empezó la fiesta a todo lo que da.
Antes de que empezara a oscurecer, se hizo la aventada del ramo, la liga y el pastel. Después de eso nos pusieron un video que hizo una prima de mi marido, quien además es amiga mía de muchos años antes, y nos hizo llorar a todos. Fue una sorpresa para todos y les gustó mucho. Por supuesto teníamos que regresar al nivel de fiesta fiesta, y por eso ya estaba planeado cerrar todo con el show de mi marido y sus amigos, que fueron la sensación. Por supuesto no son bailarines profesionales, ni mucho menos. Ensayaron tres o cuatro días, no todos juntos, más bien por partes y el único día que estuvieron juntos para ensayar fue en la fiesta, que se desaparecieron como media hora. Lo grave de eso fue que mi marido se llevó a nuestro mesero para que los atendiera ¿y yo?. El baile estuvo muy padre y por supuesto todos gritamos otra, otra, otra, así que lo repitieron.
Una prima me hizo los letreros para las fotos y fue muy divertido pasar a todas las mesas. Salieron unas fotos muy buenas. Entre todo esto ya estaba puesta la mesa de dulces y ya habían sacado los esquites y los elotes (que yo no probé) y que dijeron que también estaban muy ricos.
Ya era tiempo de sacar los cilindros que mandamos a hacer y bueno, si la fiesta estaba al 100% se puso al 1000%, me daba mucha risa porque había tías ya grandes, bastante grandes que peleaban por su cilindro. Eran las 10:00 de la noche y la fiesta estaba casi igual, no se habían ido muchos invitados, al contrario como que yo veía más gente, y me preocupaba que las cosas no alcanzaran porque todavía faltaban los tacos al pastor y el mariachi, pero afortunadamente todo fue suficiente, gracias a que mi banquetero es la neta del planeta y estaba al pendiente de cada detalle, y además era el chef.
A las 11 llegó el mariachi y fue cerrar con broche de oro, todos estaban muy animados y cantaban y bailaban con él. Por supuesto el más apuntado era mi marido, que todas me las cantaba y las actuaba y aunque no se las sabía él como si me estuviera dando serenata, fue muy divertido verlo porque además si andaba ya muy jarra.
Se supone que la fiesta terminaba a las 12, pero aún sin música, sin mariachi, recogiendo mesas y con la carpa apagada, mucha gente seguía en sus mesas sin moverse, no había manera; y hasta tuvimos que ejercer presión para que se fueran... yo tampoco quería que se acabara la fiesta, pero la verdad estaba muerta, aunque los zapatos me los cambié después del baile, tenía los pies deshechos, me dolía todo el cuerpo y quería una camita.
Cabe mencionar que una de las últimas personas en irse fue una de mis mejores amigas y que yo no supe que cuando llegó fue directo con un mesero a pedirle cuchillos (por lo que les comentaba de las lluvias y el cielo negro), los clavó en el jardín y luego el mesero la andaba correteando para que se los regresara. Fue muy divertido, porque además a esas alturas entre que no se veía nada con la luz del jardín, y las copas, no se acordaba dónde los puso. Lo más importante de esto es que una vez más compruebo que lo de los cuchillos funciona, porque no cayó una gota de agua en el lugar, pero me dijeron que unas cuadras abajo estaba todo mojado y había estado lloviendo, así que fue una gran bendición.
Ya como a la 1:30 terminaron de irse todos ¡y a dormir se ha dicho! porque al día siguiente había un desayuno para la gente que venía de fuera y a preparar maletas para la luna de miel.
Ya para terminar les comento que lo que fue una tortura fue la ida al baño, que desesperación para quitarme todo, porque literal me tenía que volver a vestir al salir. Les dejó unas fotitos, y espero no haberlas aburrido con mi historia.
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