La boda de Antonio y Eizy en Tijuana, Baja California

La crónica de nuestra boda

El día de nuestra boda fue, hasta ahora, el mejor de nuestra vida. Esa mañana me desperté a la 6:00am, tenía la intención de despertar a las 9:00am para estar descansada durante el día, pero la emoción y los nervios no me permitieron dormir más. Me levanté y decidí alistar mis cosas, colocar en el estudio mis zapatillas, liga, biblia, lazo y complementos junto con el vestido para que cuando llegara el fotógrafo tuviera todo a la mano. Mi mamá también se levantó temprano, imagino por la misma razón que yo, y nos pusimos a revisar toda la logística del día para que no se nos fuera a pasar nada. A las 10:00am le llamé a mi ahora esposo para saber si ya venían de camino ya que sus hermanas fueron parte del cortejo y tendrían que estar en mi casa antes de las 11:00am para el maquillaje y peinado. Afortunadamente el equipo de Julia llegó super puntual a la casa e iniciaron preguntando que peinado y maquillaje querría cada una para organizar la logística y que estuviéramos todas listas a tiempo. El fotógrafo llego a las 12:00 cuando para iniciar a tomar las fotos del vestido, los accesorios y luego de mi getting ready del peinado y maquillaje. De igual manera nos tomó fotos con mi mami y con mis cuñadas y mejor amiga que fueron mis damas y a las que les di de regalo una bata tipo kimono a juego con los colores de mi boda, nos veíamos todas hermosas y fue un momento increíble todas bromeando y disfrutando del momento. Ya que estábamos todas listas y me encontraba yo en mi vestido solo faltaba poner el velo y fue una odisea, no se quedaba ni con mil pasadores, pasaron como 15 minutos tratando de ponerlo entre mi mamá y mis cuñadas y yo sentí que pasaron horas. Fue un momento de estrés, pero al final quedó bien puesto y pudimos irnos a la iglesia. Gracias a Dios no había tráfico y llegamos con tiempo de sobra para que el padre pudiera explicarle al cortejo el orden y donde debían sentarse. Al entrar a la iglesia sonó Canon de Pachelbel interpretada el grupo clásico que contratamos y sentí una inmensa emoción, siempre soñé con caminar al altar con esa canción. Mi esposo estaba allí y me sonrió con un amor tan profundo, nunca olvidaré su rosto al verme, fue hermoso. La misa paso muy rápido, pero fue muy linda, todos mis seres queridos estaban allí dándonos su apoyo y las canciones que interpretó el grupo de A Tempo fueron hermosas, le dió un toco muy elegante a la ceremonia. Una vez terminada la misa teníamos planeado irnos directo al salón para hacer la sesión de fotos en el jardín, pero la gente quería felicitarnos y terminamos pasado una media hora entre fotos con toda la familia y amigos. No lo teníamos pensado, pero ahora que veo las fotos me alegra habernos tomado el tiempo de grabar para siempre ese momento con todos. Llegamos al salón aun con un par de horas antes de que iniciara la fiesta e hicimos la sesión de fotos. Mi esposo no es muy afín a fotografiarse, pero aun así fue muy lindo de seguir todas las indicaciones del fotógrafo sobre donde mirar, como posar y demás, lo cual le agradezco con todo mi corazón ya que las fotos quedaron increíbles. Una vez que terminamos con la sesión de fotos, nos subimos al carro de mis papás y fuimos a un Oxxo a comprar algo para comer pues solo habíamos desayunado muy temprano. Al volver, nos quedamos en el carro en el estacionamiento del salón para esperar a que llegara la gente y hacer nuestra gran entrada como esposos. En la espera para que pasara todo me empecé a sentir muy nerviosa y me dieron nauseas, ya había visto el salón y todo estaba como yo había querido, pero por alguna razón sentí muchos nervios de que algo saliera mal. Mi esposo me platicó de muchas cosas para que me calmara y nunca soltó mi mano. Ya que había llegado bastante gente le avisamos al DJ de que era hora de que nos anunciara e hicimos nuestra gran entrada, todo mundo aplaudió y en ese momento perdí todo el miedo y me sentí más tranquila. Afortunadamente todo salió bien, la comida estuvo deliciosa, la gente disfrutó mucho del pastel y de los postres que pusimos. Todos nuestros conocidos nos pedían tomarse fotos con nosotros en el photobooth. Yo bailé hasta el amanecer con mis amigas y mi mamá. Mi esposo no baila, pero lo vi disfrutando de platicar con su familia que vino desde Durango para estar con nosotros en este día especial. No nos fuimos hasta que no fueron pasadas las 2 am, aprovechamos cada segundo del salón. Si hubo algunos contratiempos durante el día, pero ninguno de ellos opacó la felicidad de unir nuestras vidas ante Dios y nuestra familia. Fue el día perfecto, justo como tenía que ser.