La boda de Adrián y Gaby en Puerto Aventuras, Quintana Roo
En la playa Otoño Anaranjado 4 profesionales
A&G
23 Sep, 2016La crónica de nuestra boda
Mi sueño se hizo realidad.
El día 30 de julio del 2015, mi novio y yo estábamos en Riviera Maya en una boda de unos amigos, era un día perfecto e iluminado por una hermosa luna azul, a mí ni por la mente me pasaba que mi novio pudiera pedirme matrimonio, pero si, lo hizo.
De repente me guió a la orilla del mar, como a las 10 de la noche, un saxofonista nos venía siguiente tocando divinamente, de repente me dijo que entráramos un poco más al mar y ahí se hincó y me preguntó que si quería casarme con él.
¡Claro que mi respuesta fue un si! De pronto nuestros amigos corrieron al lugar a abrazarnos y a decirnos lo felices que estaban por nosotros, y yo llorando de la felicidad. Fue una emoción única, que de verdad me encantaría que cada mujer la experimente porque no tiene comparación.
Debido a eso, mi novio y yo queríamos que nuestra boda fuera en la playa, así que un año después, nuestra boda fue en el Hotel Hard Rock Riviera Maya. Llegamos desde el día 20 de septiembre para revisar los últimos detalles y tener todo listo para el día 23.
Seguir leyendo »Para nuestra sorpresa, vimos que el pronóstico no era precisamente días soleados, sino nublados y con lluvia... ¡pero tormenta eléctrica! El día de la boda me despertó algo muy fuerte a las 7:35 am. Me levanté y me fijé por la ventana y oh no, truenos, un aire muy fuerte, y lluvia como de huracán azotaban las palmeras y el mar estaba muy embravecido. Me puse a llorar y a decir que el día estaba espantoso, que mi boda sería un desastre.
Desperté a mi novio y le dije lo que estaba pasando y como me sentía. El aún medio dormido solo me contesto: "No te apures amor, no pasa nada, al rato se compone todo" y volvió a dormir... si, increíble.
Cuando me disponía a salir de mi habitación para el salón de belleza, vi el cielo con temor y desanimo, pero ¡oh sorpresa! El cielo estaba súper bello, con un azul impresionante. Me sentí la mujer más feliz sobre la tierra y hasta cantando llegué al salón de belleza.
Ahí me consintieron como a una princesa, me peinaron y me maquillaron muy hermoso y de ahí me fui a la habitación de mi mamá. Nunca dejé que mi novio viera mi vestido de novia porque es de mala suerte.
Para este punto tenía unos nervios gigantescos, nunca en mi vida me había sentido así y mil preguntas abundaban por mi cabeza. “¿Le gustará a mi novio mi peinado? ¿Le gustará mi vestido? ¿Pensará que soy linda? ¿Y si lloro y me arruino el maquillaje?” etc... Todas las personas a mi alrededor intentaban calmarme, pero yo solo tenía en mi mente el arreglarme para verme linda para mi esposo.
El primer encuentro, creo yo, ha sido lo más especial de nuestra relación, porque no es que nunca nos hayamos visto, pero vestidos de novios y a un paso del altar es un sentimiento muy distinto, te llena de nervios y de ilusiones a la vez.
Él me esperaba en cierto lugar, así que salí a encontrarme con el amor de mi vida. Caminé hasta donde él estaba y lo vi de espaldas. Yo empecé a temblar un poco y a respirar un poco más aprisa, así que me acerqué hasta quedar a unos centímetros atrás de él, de pronto el voltea hacia mí y ¡wow! Se veía guapísimo con su traje azul.
Él al verme sonrió de oreja a oreja y lágrimas corrieron por sus ojos, y me dijo que me veía hermosa y fue la frase que hizo que mis ojos se llenarán de lágrimas también, fue como si todas las emociones se mezclaron y se desbordaron en un segundo. Nos abrazamos muy fuerte y lloramos de felicidad… por fin se había llegado el día, por fin estábamos introduciéndonos hacia la aventura más grande de nuestras vidas, por fin estaríamos juntos para siempre.
La ceremonia religiosa fue muy emotiva y especial, porque no fue nada común. Nos enfocamos en que Dios fuera el centro de nuestro matrimonio. Ambos escribimos nuestros propios votos y no podía creer la felicidad que tenía. Todos nuestros invitados derramaron lágrimas de felicidad y nos bendecían con palabras de ánimo y buenos deseos.
Cada abrazo que recibimos y cada sonrisa la atesoramos en un lugar especial en nuestros corazones. Tuvimos una recepción muy hermosa, llena de energía y diversión, celebrando nuestro amor… nuestra unión.
Nuestro primer baile fue de lo más hermoso, porque nos abrazamos, nos miramos tiernamente, nuestros invitados estaban siendo testigos de nuestro amor y de nuestra felicidad… y entre aplausos y el clásico “vivan los novios” hicieron que ese momento se llenará de magia. No quería que el baile terminará nunca, puesto que tenía en mis brazos al hombre perfecto, al mejor, al que Dios diseño perfectamente para mi.
Tenemos muchos sueños que cumplir, metas e ilusiones que hacen que nos levantemos cada día para seguir luchando para alcanzar todo lo que nos hemos propuesto.
Desde niña había soñado con este momento, pero de verdad que Dios superó mis expectativas. Fue la boda de mis sueños, fue un momento que marcará nuestras vidas para siempre, y sin duda mi sueño más grande se cumplió… casarme con mi mejor amigo, con el amor de mi vida.
Nuestra eterna de luna de miel ya empezó, y cada día se pone mejor.
Y si mi ahora esposo me pide de nuevo que me case con él, sin dudarlo ni un segundo le digo que si de nuevo. Porque lo amo con todo corazón, mente y alma.
"El amor es la fuerza más humilde, pero la más poderosa de que dispone el mundo"
— Mahatma Gandhi.
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