La boda de Rocío y Tomás en Santiago, Nuevo León

Las fotos no paraban, el sonido de las cámaras sobresalían en mi casa, se llega el momento, toca la puerta de mi casa, me escondo en la sala, el sonido de las cámaras se había ido de mi cabeza y mis manos comenzaron a temblar y mi corazón a latir más fuerte que nunca, espero la señal, ya puedo verlo, me voy caminando atrás de él, le tapo los ojos con mis manos, sus nervios y felicidad eran iguales a los míos, la felicidad que emanaba de nosotros era evidente, me ve, se sorprende, me dice que me veo hermosa, nos damos besos, fotos y fotos, video, y todo eso, éramos el centro de atención en ese momento y partir de ahí no dejamos de serlo.

Tomamos camino, para la sesión de fotos, seguíamos siendo él y yo, llegamos al salón, sesión de fotos, ver gente llegando fue emocionante, y se llega la hora del civil, a partir de ese momento mis nervios se alejaron de mi como, agua que corre por las manos, rápido y sin pensar, ahora somos marido y mujer ante la ley, se llega la hora más importante para mí y para mi ahora esposo. La iglesia, me toca entrar con mis papas, el con los suyos, ya frente al altar, la experiencia más hermosa de mi vida, ver como dios nos daba su bendición delante de toda la gente que queremos, seguíamos siendo el centro de atención, aplausos y lágrimas tal vez salieron de muchos, me siento agradecida con toda la gente que formo parte de esta historia, que fue el día más feliz de mi vida, fotógrafos, salón, familia, a todos.

Salimos de misa como marido y mujer, seguía la fiesta, la parte divertida de esta pequeña historia, bailamos, brincamos, lloramos, nos divertimos demasiado, no había mas en ese momento más que nosotros terminando nuestro noviazgo y festejando con todos los que estaban ahí. Acaba la boda. Y a partir de ese momento empiezo a escribir el nuevo libro de mi vida, de mi historia.