La boda de Everardo y Alejandra en Cuautla, Morelos

Maquillaron a mi mamá, a mi amiga (mi dama) que llegó, a mí y al último peinaron a mi hija. A mitad de maquillaje llegaron mis fotógrafos (amé su trabajo), y desde ya, comenzaron a trabajar. Tomaron fotos a mi hija que ahora que las veo ¡Wow, son hermosas! (no las subo por seguridad), tomaron cada detalle, nuestros accesorios, a mi esposo en su arreglo, nuestros vestidos, su traje.

A partir del término de maquillaje, perdí la noción de tiempo, jamás pregunte la hora, mi esposo era el que estaba loquito y mire y mire el reloj, midiendo tiempos. Yo no, yo disfrute cada momento, no me importaba que íbamos retrasados...

Me puse mi vestido, y mi mamá super nerviosa. Me vistieron mi abue, mi mamá, mi amiga, mi prima. Mi hija estaba presente y Connie, mi fotógrafa, tomando cada detalle. Me daba risa cómo se ponía mi mamá de nerviosa y casi perdía los estribos. Yo no, yo estaba tranquila y emocionada, ya quería que me mirara mi esposo. Estuve lista, y me miró mi papá, con una cara de emoción que no puedo describir, la felicidad que proyectaba mi papi en ese momento… me abrazó y me dio un beso. Entonces me dirigí al jardín y ahí estaba él, de espaldas, esperándome, cuando le dijeron que podía girarse, me miró y lloró, y lloramos, y sentía que mi corazón se quería salir de alegría. Él me miraba y lloraba, fue un momento hermoso, inexplicable.

Entonces comenzó nuestra sesión de pareja, mi esposo muy nervioso, yo me reía, y me decían que me miraban muy tranquila. Después hicimos sesión con nuestra hija, y rapidito con mis damas, porque ya casi eran las 17:30, y ellas comenzarían a recibir a la gente. El tiempo pasaba y mis suegros no llegaban, yo me fui a sentar a la sala, y me quité mis zapatillas, mis pies estaban deshechos y no llevaba más que dos horas con ellos. Por fin llegaron mis suegros, decían que llegaba la gente, y ya eran las 18:00 horas. El maestro que nos casaría aún no llegaba, hasta que mi esposo me dijo: "Ale, ya llegó".

Y entonces comenzó, todo mundo se fue a sus posiciones, mi suegra entró con mi amado, entraron mis damas (supongo, porque no lo vi ), mi hija caminaba delante de nosotros y yo, entré con mis papas y mi abuelita de pajesita (durante la sesión de fotos, le dije a mi fotógrafa, que me gustaría que ella me llevara la cola del vestido, pero que no le había dicho nada, y con ayuda de Connie que se lo dijo a mi abue, fue como ella me llevó la cola). Y fue un pequeño desastre, porque yo me pisaba el vestido, mi abue me pisaba la cola, mi mamá casi se caía de las escaleras, creo que entré con cara de "¡Ahh, por Dios, que desastre!" pero aun así estaba feliz y tranquila.

Cabe hacer una pausa, para explicar que la ceremonia, la recepción y todo, fue en el mismo jardín.

¡Ahora, sí! La ceremonia inició, sí llegó gente, estaban llenas las sillas, y entre mantras, invocación de ángeles, mi papá leyó los Corintios, pidieron por nosotros los novios, amor, luz y paz, se realizó la más hermosa ceremonia Naam, el momento de los anillos que nos dieron mis papás y entonces me puse nerviosa. Entregamos las arras, nuestra madrina fue nuestra pequeña hija y yo aún más nerviosa. Tenía que decir: "yo las tomo" y dije: "yo te tomo", ¡moría de risa en pleno micrófono! Quise que nadie lo notara… Todos lo notaron. Nos pusieron el lazo mis suegros, durante la ceremonia, ya no aguantaba mis zapatillas, estaba muy incómoda por ellas, hacía dos años que usaba sólo tennis y flats y no practiqué con ellas, malísima decisión.

Salimos de la carpa y nadie, nadie, caminó hacia nosotros, sólo se nos quedaban mirando y echando burbujas, cuando ya habíamos pasado. Entonces no sabía qué hacer y decidimos subir hacia la recepción. Entonces comenzaron a subir los invitados y eran poquitas mesas, las que se llenaban de gente, entonces me sentía impaciente, pensaba que nadie más llegaría. Nos felicitaron, y cuando estaban sentados, bajamos nuevamente, para hacer nuestra entrada. El inicio fue un poco desorganizado (me molestó un poco, pero fue tan mínimo que se me pasó al segundo). Hicimos nuestra entrada con "Marry me" de Bruno Mars, fue muy sencilla, casi no había invitados. Hicimos el brindis, y no, no tenían los pocos invitados su copas, ni mis damas, ni mis papás, ni los novios, ¡en pleno brindis!, mi prima (dama) corrió por una champagne que habíamos llevado, entonces después de que el mundo corrió, brindamos. El brindis lo llevó a cabo mi cuñada, una prima de mi esposo, que es como su hermana, y fue muy lindo y emotivo.

Llegó la hora de la cena, elegimos crema de champiñones, lomo en salsa de mango y ensalada Africana. Cenamos mi marido y yo con toda la tranquilidad del mundo. Él seguía viendo el reloj y tiempos. Yo no, de eso me olvidé, sólo le pedí al coordinador del evento, que pusiera un poco de orden, y con sólo eso todo fue de maravilla. Bueno, sólo le cambiaron el nombre a mi papá, él se llama Pascual G. y le dijeron Alejandro Gue ¡Nada que ver! Le pusieron el nombre de mi mamá en masculino, me dio mucha risa; ya qué hacíamos, mi papá lo tomó muy de chiste.

Terminando la cena, aún no llegaban la mayoría de los invitados, era para cien personas, supongo que llegaron como 80 u 85, pero la verdad es que los que estuvieron, hicieron que no se notará la ausencia de los 15 faltantes. Nadie me hizo falta, sólo mi hermano mayor que no pudo acompañarme.

Cuando terminé de cenar, el DJ dijo que el novio me tenía una sorpresa. Yo sabía que era una canción, porque la noche antes, sin querer vi el mensaje que el coordinador le mandó a mi amor, pero no sabía cuál, y fue un momento mágico, entonces pasamos a la pista y me llené de nervios, emoción. Mi marido con todo su amor me cantaba y bailaba la canción de "Es por ti" de Inspector.

Apenas nos habíamos sentado otra vez, en lo que la gente terminaba de cenar, y ya era la hora del nuestro primer baile, nuestra canción fue "Thinking out loud" de Ed Sheeran, yo pienso que nadie nos hizo caso, pero para mí fue muy lindo y muy corto ese momento. Llegó el baile con mi papi, nuestra canción fue "I loved her first", cuándo la elegimos, lloré y lloré, y entonces mis damas echaron burbujas, porque en nuestro baile, lo olvidaron por completo. Después llamaron a la pista a mi suegra y a mi amor, y finalizamos nuestros padres bailando juntos y nosotros también.

La fiesta comenzó, baile otra pieza y no pude más, le pedí a una de mis damas, que corriera por mis botas. ¡Sí, mis botas! No compré un segundo par, pensaba que era costo innecesario, entonces usé mis botas de toda la vida, esas que amo y siempre están conmigo, y de color negro. Así estuve toda la noche.

Todos mis invitados, bailaron, tomaron, se divirtieron, la cerveza a la que todo mundo le dice que no en las bodas, fue un éxito. Mis papás, mis suegros, eran más felices que los mismos novios, no nos sentamos en ningún momento, el tiempo se me pasó rapidísimo. Bailé con mi suegro, con amigos, con amigas, con mis damas, con mi marido, con mi hija, con mis padres, con todos. Mis invitados más pequeños, los niños, nunca fueron ningún problema, ellos en el brincolín, se divirtieron al cien.

La víbora de la mar, el ramo, la liga fueron divertidos, amé estos momentos. No tuvimos marcha fúnebre, no hizo falta.

La fiesta continuó, llegó la hora loca, llegó el show del zanquero, salieron mis damas con los sombreros de hule espuma que compramos que a todos les encantó y seguimos con el robot de luces led.

No supe que hora era, mis damas tomaron una de mis zapatillas, la metieron en una cajita y fuimos a pedir dinero (no sé cómo se llame este momento). Entregaron nuestras pashminas a las invitadas de la fiesta, a los hombres les dimos un tequilero con su respectivo tequilita, y a los niños mi hija y mi mami, les entregaron una alcancía de puerquito que pintó mi hija y mi mamá. ¡Quedaron hermosos, y llenos de amor por el ángel que los hizo!

Partimos nuestro pastel, que fue simplemente hermoso. Y seguimos la fiesta hasta que finalizó.

Fue un día mágico, lleno de felicidad, alegría, durante meses me encargué de cubrir hasta el mínimo detalle, y ese día, el 17 de diciembre, no me angustié si algo salía mal, si se me había olvidado alguna cosa, un detalle; porque sí sucedió. No usé mis props que compré, se les olvidó a los del jardín sacarlos, y yo también lo olvidé, hasta el siguiente día. Yo disfruté al cien mi día junto a mi esposo. Fui feliz, y ahora soy más feliz, porque ya somos marido y mujer.