La boda de Ricardo y Mariana en Guadalajara, Jalisco
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R&M
28 Oct, 2017La crónica de nuestra boda
Les comparto un poco de lo que fue el mejor día de mi vida... mi boda, ¡nuestra boda!
Pienso que parte del éxito de este día y de mi vida matrimonial es que desde un inicio hubo un "nosotros" en donde, aunque me costara, intentaba hacer partícipe a mi novio de lo que él quería para su boda, respetando desde un inicio sus gustos y sus “must”. Cada quien compartió en su momento que no era negociable para este gran día, es decir, qué cosas, a pesar del presupuesto, debería tener nuestra boda.
Como buen hombre, para él un buen vino debía tener nuestra boda y, para mí, el tema de los papelitos en el vals, una linda decoración, la mejor luna de miel y un vestido precioso fueron mis no negociable.
Mi gran día inició desde las 8:00 am, me metí a bañar con toda tranquilidad y no podría creer que mi gran día había llegado. Duramos año 3 meses comprometidos y la verdad se me hizo una eternidad. De ahí corrí a mi cita de maquillaje junto con mis hermanas y mi mamá, debo decir que íbamos un poco tarde, con riesgo a perder las citas, pero me propuse no estresarme sabiendo que, a pesar de toda mi planeación y logística perfecta, varias cosas pudieran suceder como no las había planeado.
Seguir leyendo »Me encantó mi maquillaje y peinado, y le pedí a mi papá que como regalo de bodas me prometiera que a la 1:00 pm, pase lo que pase, íbamos a salir de mi casa para tener la sesión de fotos, con el mejor fotógrafo, en tiempo y forma. A pesar de las carreras, ¡lo logramos! Llegamos al lugar: Hacienda La Magdalena. Un lugar precioso, como bosque, ideal para mi boda, yo quería algo distinto, tipo hacienda, con áreas verdes y que tuviera hotel para los invitados de fuera. Un mega plus que tiene este lugar es que tiene una capilla hermosa, fue la razón principal por la que nos encantó este lugar.
Cuando llegamos a la hacienda vi el carro de mi novio y me entraron los nervios, saber que él ya estaba listo para vernos y tener nuestra sesión de fotos. El punto de encuentro fue en la capilla, recuerdo que él estaba parado de espaldas, llegué por atrás le toqué el hombro y nunca olvidaré esa mirada de emoción, cariño, ternura, con la que me miraba. Me abrazó, me dio una vuelta y me dijo que me amaba muchísimo, ¡que ya se quería casar conmigo!
Tuvimos una buena sesión de fotos, iniciamos nosotros solos con fotografías a lo largo de la hacienda. Les tengo que contar que mi ramo sufrió una caída a un lago, pero en cuanto ocurrió, mi novio me tomó de las manos y me dijo sarcásticamente: “todo es maravilloso”. Entonces decidí no perder la calma y reírme de estas cosas que siempre pasan. Después tuvimos nuestras fotos con nuestras familias, me encantó poder tomarme fotos con las abuelitas, serán recuerdos que nunca olvidaré.
Malamente, el tiempo se nos vino un poco encima y no comimos muy bien, pero por los nervios ni hambre tenía. De repente se hicieron las 6:00 pm y nuestra boda civil iba a comenzar, nos casó una juez que me sacó lágrimas, porque habló del matrimonio de manera muy honesta y objetiva. Mi día perfecto se iba de volada, pero disfrutaba cada instante, cada segundo, me sentí la novia más bonita, segura, confiada y relajada, disfrutando cada instante de este gran día que con mucho esfuerzo, trabajo y dedicación habíamos planeado desde hace año y 3 meses.
Por fin llegó el momento de la misa, el momento más especial. Cuando estábamos formados me percaté que en el lugar donde fueron las fotos se habían quedado los anillos y las arras, mi cuñado corrió al hotel por ellos y alcanzamos a entrar perfectamente con todo el kit completo. Debo decir que sí me estresé un poquito en este momento, pero al ver que sí los habían encontrado me relajé.
La misa estuvo espectacular, la capilla parecía un sueño, un cuento de hadas, entré con la canción del “Canon” de Pachelbel. Sentía todas las miradas de mis invitados fijas hacia mí, pero el sentir a mi papá tan confiado y seguro, me hizo caminar segura sin ponerme nerviosa. La homilía me fascinó, el Padre tomó en cuenta muchos detalles que en su momento le habíamos compartido y sentí que en la misa sólo estábamos los novios, él y yo solos. Cuando llegó el momento de los votos, intentamos aprendérnoslos, pero por los nervios nos fue un poco imposible decirlos sin titubear. En cuanto llegó el momento de “los declaro marido y mujer”, ¡de verdad no lo podía creer ya estábamos casados! Había llegado nuestro mejor momento y lo que tocaba era festejar.
En cuanto se terminó la misa corrimos a la terraza y decidimos quedarnos en el ingreso para saludar a todos nuestros invitados, es muy buena táctica para saludar a todos los invitados en ese momento y no durante la fiesta, pero sí es algo cansado. Llegó el momento de nuestra entrada y estábamos locos de la felicidad corriendo por toda la hacienda y bailando en la pista “high way to hell”. Estábamos felices, disfrutando, locos de felicidad, no nos daba pena bailar, gritar, besarnos, estábamos plenos disfrutando al máximo nuestra boda.
Decidimos sentarnos con nuestras familias a cenar, lo que sí nos permitió cenar y estar con ellos agradeciéndoles todo el apoyo y cariño en la etapa de planeación de nuestra boda. Llegó mi momento temido, el vals con mi papá, sentía que me iba a soltar llorando porque decidí bailar una canción que desde niña me ha cantado en guitarra: “Vive la vida de Napoleón”, pero mi sorpresa fue que de verdad estaba tan feliz que solo me dejé llevar por la música, no dejaba de abrazarlo y disfruté cada instante de ese momento. Cuando me entregó con mi esposo y empezamos a bailar la canción de “Perfect” de Ed Sheeran fue el momento en donde un poco me cayó más el 20, no dejaba de cantar, de abrazarlo, de bailar, fue espectacular. En cuanto terminamos de bailar la pista se llenó con mis hermanos, amigos y familia y no hubo ni un momento en donde la pista se vació. Duramos bailando hasta las 4:00 am, no supe en qué momento el tiempo pasó tan rápido, tuvimos carrito de shots, ramo, el baile de la liga, chilaquiles de desvelados, electrolits, el mejor regalo de mis padrinos.
En fin, un día inolvidable, lleno de alegría, felicidad porque el proyecto que pensamos concretar en 8 años de novios por fin se hacía realidad. Nuestra boda ha sido la mejor boda de todas porque estábamos felices, nada estresados, plenos, disfrutando cada instante, ¡cada detalle que con mucho esfuerzo construimos juntos!
El amor bien lo vale, y más cuando uno se casa con su mejor amigo. Felicidades a todos los novios, ¡les deseo toda la felicidad y que disfruten cada instante de su gran día!
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