La boda de Mauricio y Araxy en Cuernavaca, Morelos
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M&A
03 Dic, 2016La crónica de nuestra boda
Los últimos preparativos y carreras empezaron el día anterior...
Ese viernes, el día previo a la boda estuvimos a las carreras revisando los últimos detalles del jardín, revisando la entrega de los centros de mesa, la decoración y todos los detalles, a mi (el novio) me tocó ir a recoger mi frac, luego en la tarde-noche llegó la novia, mi ahora esposa, con una de mis cuñadas a Cuernavaca. Luego me tocó mi corte de cabello y la novia comenzó con sus preparativos finales. Ese día terminó para ambos alrededor de las 2:30 am del sábado, el mero día de la boda.
El comienzo del novio
El día de la boda comenzó para mí, a las 5:30am, rasurarme, bañarme, desayunar, tuve que ir a revisar unas cosas al jardín y comenzó la arreglada final: a ponerme el frac. Hasta este momento yo había estado tranquilo, pero los nervios comenzaron a aparecer al momento de empezarme a vestir. A las 11:10 am., 50 min antes de la boda, llegó el coche por mi, uno de mis hermanos, mi papá y su esposa para llevarnos a la iglesia, creo que en ese trayecto fue uno de los momentos donde más nervioso me sentí, superado solo por el momento en que esperaba a mi prometida parado frente al altar, pero eso lo contaré más adelante.
Seguir leyendo »El comienzo para la novia
Para mí, ese día comenzó a las 6:30, con mi desayuno, en ese momento una de mis damas estaba más nerviosa que yo. Después del desayuno comenzó mi arreglo, el cual se alargó hasta las 11:50 que llegó el coche por mi, 10 min antes de la boda... (Comentario del novio: ¡ahora entiendo porque la novia siempre llega tarde!). Los nervios empezaron cuando el coche iba entrando al estacionamiento de la iglesia y vi a mi familia esperándome, bajé del coche casi llorando.
La espera del novio en la iglesia
Yo llegué a la iglesia aproximadamente 35 minutos antes de la hora de la boda. Cuando creí que ya habían pasado las presiones, que ya todos los detalles estaban y que sólo quedaba esperar a que la novia llegara, mi azar no quedaba bien sujeto a mi solapa y mi hermano se acerca y me dice que se quedaron los cojines en su casa... ¡Por Dios, los cojines! Como si no estuviera ya suficientemente presionado, comienzan las llamadas y las carreras para traer los cojines, por fortuna una de las damas pudo recogerlos y llevarlos a la iglesia junto con la novia. ¡Uff, de la que me salvé!. Novias, no encarguen esos detallitos al novio, ese día traemos la cabeza en otro lado.
Esos últimos minutos antes de que llegara la novia se me hicieron eternos, entre la espera, los nervios, las fotos con los invitados y las últimas indicaciones de la coordinadora de eventos de la iglesia.
La ceremonia por el novio
Aproximadamente a las 12:15 avisan que la novia ya llegó, nos formamos para la procesión de entrada. Tomo del brazo a mi madre y comienzo a caminar hacia el altar, en ese momento mi respiración se congela y mi corazón late con todas sus fuerzas… es el momento en que más nervioso me sentí.
Con mi pulso a galope llego al altar. Mi mirada fija en la hermosa vista panorámica de Cuernavaca desde la Parroquia de San Felipe de Jesús, el sacerdote se acerca y me indica que ya puedo voltear hacia la entrada para esperar a mi prometida. Al fondo del pasillo principal distingo a tres personas entre la sombra producida por los arboles de la iglesia. Es mi prometida acompañada por su padres. Comienzan a caminar hacia el altar. Mi respiración se detiene en espera del encuentro con el amor de mi vida, mi suegro me entrega a mi prometida, y mientras él habla, un nudo se forma en mi garganta, casi lloro.
La ceremonia transcurre con normalidad. La bendición y entrega de las arras, las medallas, la biblia, las argollas y nos colocan el lazo… al final quedamos oficialmente como esposos ¡yupi!
Al término de la ceremonia pasamos a entregar el ramo a la Virgen, salimos y comienzan los abrazos, felicitaciones y fotos.
Mientras los invitados se van al jardín, comienza nuestra sesión de fotos, y al término de esta, mi esposa y yo nos dirigimos a refrescarnos y descansar un momento antes de llegar al jardín.
La ceremonia por la novia
Cuando iba subiendo las escaleras de la iglesia iba súper nerviosa, la primera persona con quien me encontré fue con mi amiga Olga. Ella me abrazó fuerte y me ayudó a tranquilizarme un poco, después ya vi a mis papás, a mi bebé (aclaración del novio: su sobrino) me entregaron mi ramo y me preparé para entrar al final de la procesión. Desde ese momento y hasta que llegué al altar creo que fue cuando más nerviosa me sentí.
Llegué al altar con un nudo en la garganta y cuando mi papa empezó a hablar para entregarme a mi prometido casi me suelto a llorar ¡que emoción!, durante mi entrada a la iglesia, trate de ver quienes estaban, pero iba en blanco y no recuerdo a nadie.
La ceremonia transcurrió con normalidad y super hermosa, como ya contó mi esposo, una vez terminada la ceremonia y ya en nuestra sesión de fotos es cuando se me quitaron los nervios por completo.
La recepción por los novios
Por fin llegamos al jardín, las Damas y los Best Men’s nos esperan en la entrada. Bajamos del coche, le avisan al DJ de nuestra llegada. Nos tomamos de la mano y esperamos nuestro momento, comienza a sonar nuestra canción de entrada “Marry You” de Bruno Mars, entran las Damas y los Best Men’s y… ¡llega nuestro momento! Entramos al ritmo de la canción y se escuchan los aplausos, rodeamos la alberca, llegamos junto a nuestros invitados a nuestra mesa y comienza la fiesta.
Compartimos grandes momentos junto a nuestras familias y amigos, muchas fotos y un delicioso menú: una rica ensalada y una pasta hawaiana, de plato fuerte hubo pollo y lomo en un exquisito adobo, receta de la mamá de la novia (ese adobo fue el verdadero éxito de la boda, el protagonista), agua de Jamaica y refrescos.
Nuestro pastel fue de 2 pisos, uno de trufa blanca y flan y el otro de queso y kiwi, decorado blanco con flores rojas.
El color de la boda fue el rojo, el vestido de las damas, el moño de los best men’s, los manteles, los adornos del pastel, y tanto la iglesia como las mesas fueron decoradas con noche buenas. En la alberca del jardín flotaban pétalos de rosa.
Llegó el momento de abrir pista con nuestro primer baile, para el cual escogimos “Pídeme” de Franco de Vita.
Después de un rato de bailar y ya habiendo oscurecido, llega la hora de la víbora de la mar, tras la cual el novio terminó siendo arrojado a la alberca… seguido de la novia, quien extravió su argolla de matrimonio, y más tarde fue rescatada por el novio con ayuda de las lámparas de los celulares de invitados y meseros.
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