La boda de Marcos y Patricia en Tlalpan, Ciudad de México

La crónica de nuestra boda

Había leído en muchos blogs y revistas, que en el día "B" podían ocurrir diversos detalles que hicieran que no fuera tan perfecto como algún día habíamos soñado que fuera ese día. Sin embargo, no fue así.

El día "B" inició, como costumbre, con mi esposo (entonces, mi novio) en nuestra casa, acompañándolo y ayudándolo a que nada le faltara a mi suegra divina, mi cuñada lindísima y mis dos de nuestros sobrinos. Yo, la novia, en casa de mi mamá.

Los nervios hizo que casi me comiera a la chica que me peinó, pero creo que, como todo, era sólo cuestión de los nervios.

Después del maquillaje, llegó el maravilloso momento de ponerme el vestido.

Vuelvo a citar a "los nervios" como el protagonista hasta el momento, ya que me impidieron ponerme el vestido yo sola, y requerir de la magia de mi suegra, mi cuñada (que para entonces ya habían llegado) y mi tía.

Ya todas inmersas entre el poco tiempo y los nervios, con mi novio y mil millones (perdón la exageración) de familiares y amigos ya en el salón esperándonos, llegó nuestro auto a recogerme. No lo podía creer, era el día finalmente.