La boda de Manuel y Montserrat en Cuauhtémoc, Ciudad de México

La crónica de nuestra boda

Toda la mañana estuve muy tranquila, de hecho hasta me di tiempo para ir a recoger los ramos de las damas, estuve conviviendo con mi familia y realmente relajada. En la tarde comenzaron a peinarme y maquillarme, una de mis tías se encargó de esto, cuando terminó de arreglarme y me fui a ver como iba el arreglo de mi mamá, hermana y primas, todo iba perfecto. Llegó la hora de vestirme, mi vestido era realmente muy pesado y ampón por lo que necesitaba la ayuda de varias personas para que me lo pusieran, una vez que empezaron a ponérmelo me ganó la emoción y no pude dejar de llorar, estaba preocupada por mi maquillaje, así que procuraba secarme las lágrimas antes de que corrieran por mi rostro, no podía decir una sola palabra, mi familia comenzó a espantarse y preguntarme que tenía, pasaron un par de minutos y cuando me tranquilice solo pude decir "estoy muy emocionada", todos se tranquilizaron y siguieron ayudándome a cambiar. Me dio la bendición mi mamá al salir de la casa y me fui rumbo a la Iglesia, en el camino iba platicando con mi hermana y el chófer, dimos una vuelta por Reforma y nuevamente antes de llegar a la iglesia, no me pude contener y volví a llorar, estaba realmente emocionada. Llegue a la Iglesia, antes que el novio y me puse muy nerviosa, pero 3 minutos después llegó mi prometido y me relajé. Al entrar a la Iglesia le pedí a mi papá que me sostuviera muy fuerte porque estaba muy nerviosa pero logré llegar al altar sin ningún problema. Empezó la misa y todo fue realmente como lo había soñado. Yo no pude elegir lecturas ni flores en la Iglesia, me dijeron que ellos se encargaban de todo y cuando entré al templo me di cuenta que las flores eran alcatraces (mis favoritos) y cuando empezaron las lecturas y el Evangelio, eran justo las que yo quería que se dijeran, eso fue muy padre porque era como una señal de que estaba en el lugar y en la situación correcto.