La boda de Luisa Maria y Alberto en Xochimilco, Ciudad de México
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L&A
17 May, 2019La crónica de nuestra boda
Una boda digna de ser televisada
Conocer a nuestra planeadora, Montserrat, fue como si hubiera caído del cielo. Tenía muchísimas ofertas de lugares, pero con solo ver la Finca que ella administra me enamoré del lugar. Prácticamente solo pagamos y esperamos a que llegara el día del evento (exceptuando por un servicio externo a la finca el cual fue un carruaje de época).
Como novio nunca sentí nervios pues sentía que estaba listo para casarme, si acaso a veces me estresaba por sentir que todo se estaba dando tan fácil y solo tenía que esperar a que llegara el día. El día del evento y ya esperando a mi esposa en el altar, al verla fue como un ángel, en verdad no esperaba verla todavía más hermosa de lo que ya la conocía, y sin embargo así fue y desde entonces así la veo.
Llovió fuertemente toda la misa, pero le aseguraba a mi esposa y le rezaba a Dios por que se despejara y ¡así fue! Contratamos un carruaje y el conductor con su barba larga, frac y sombrero de copa hicieron de nuestro traslado de la iglesia a la finca un sueño del que muchísima gente en la zona quiso participar ya sea tomando fotos o gritándonos felicitaciones; fue un traslado mágico.
Seguir leyendo »Solo lloviznaba muy levemente, apenas se percibía, pero la humedad de las calles le daba un aire romántico a nuestra llegada. Al ingresar a la finca, todo el mundo quería participar en tomarnos fotos de recuerdo en nuestro carruaje y divinamente las nubes se despejaron como si un reflector solar se postrara sobre nosotros. Los pavorreales de la finca cantaban y caminan alrededor nuestro, fue realmente perfecto.
Todo fue fantasía, ingresamos con “Eyes on Me” de Faye Wong y nos recibieron con aplausos los invitados, procedimos a las fotos para nuestro álbum y comenzamos a comer. Aguacate relleno de atún, ravioles en salsa de queso y espinacas, lomo de cerdo con papa al horno y pay de queso o de limón, todo sabía delicioso. Bailamos el vals de “Fantástica” con nuestros padres y procedimos a realizar nuestra coreografía que practicamos por meses al tono de la melodía de violín de “Love me like you do”, las cargadas fueron perfectas, quizás por la felicidad del día pero sentía que mi esposa pesaba menos que una pluma, y ella volaba y así deseo que siempre la alzé a cumplir sus sueños.
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