La boda de Luis Miguel y Yezby en Oaxaca, Oaxaca
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L&Y
21 Dic, 2013La crónica de nuestra boda
Podría resumir nuestra boda como un suceso inesperado, un sueño hecho realidad, amigos y familiares sumados a la aventura y un día en las nubes, y es que todo parecía de cuento.
El día de mi boda llegó mucho antes de lo pensado y no precisamente porque un bebé había apresurado la decisión como muchos piensan, cuando se trata de parejas jóvenes, sino porque habíamos encontrado al verdadero amor y un nuevo sentido a nuestras vidas.
Todo fue como un sueño, de hecho creo que no me cayó el 20 hasta ver a mi esposo a mi lado al otro día al despertar. Aún sigo asombrada de lo mucho que disfrutamos de nuestra boda y de nuestra capacidad de hacer a un lado todos los pequeños detalles y problemillas que se iban presentando.
El primer día de "el resto de nuestras vidas" comenzó muy temprano, con el tiempo encima y con un poco de nervios, ya que al organizar nosotros mismos la boda, siempre queda la duda sobre el cumplimiento de los proveedores y los pendientes de último minuto.
Seguir leyendo »Sin embargo recordé un consejo que un buen amigo me había dado una noche antes "la verdad es que el día de tu boda todo pasa tan rápido, pasas de estarte arreglando a estarte desvistiendo en un segundo, disfruta todo, no te limites, no dejes que los imprevistos te distraigan o te alteres, sonríe mucho, tómate muchas fotos con todos, baila hasta cansarte y deja que otros se preocupen por lo demás".
Pocas cosas salieron exactamente como lo planeamos pero ¿qué chiste tiene la vida si ya sabes todo lo que va a pasar?, ese día deje que todo fluyera y que la vida me sorprendiera. Todo comenzó desde temprano, mi estilista llegó muy tarde, eran 10:40 y apenas me comenzaba a maquillar, yo tenía que estar en casa a las 11 para que mi mamá me ayudara con el vestido y saliera vestida de casa como dicta la tradición. Sin embargo, dado a las prisas cambiaron los planes, tuve que salir corriendo hacia mi casa, me llevó el fotógrafo (que apenas conocía) mientras terminaban de peinar a mi mamá. Me cambié en un segundo y el que terminó haciéndose experto en ajustarme el vestido de novia fue mi papá.
Salí de casa con mi abuelito quien me llevó con mi hermano que me estaba esperando en el automóvil, nos dirigimos al Templo de Sangre de Cristo. El camino fue muy divertido, ya que el auto llamaba un poco la atención y todos nos saludaban, hacían sonar el claxon y nos deseaban felicidades. Llegamos a la iglesia y mágicamente se acabaron los nervios, siempre imagine que me matarían los nervios al entrar, sin embargo no sucedió así). Comenzó a sonar el tan esperado "tan, tan, tan, tan" y parece que activo una nube sobre la que estuve todo el día, en ese momento ya no importó que tal lucía el arreglo de la iglesia, ni lo lindas que se veían las damas. Comenzamos a entrar, había muy poca gente en la iglesia sin embargo lo único que quería era llegar al altar para ver la carita de mi novio que tanto soñaba con verme de blanco.
Llegó el momento, mi papá se despidió de mí y "me entregó" a Luis, fue fantástico, jamás había visto a mi novio sudar tanto!, tenía una sonrisa más grande que cualquiera y podías sentir su felicidad a kilómetros. La misa fue transcurriendo y de pronto comenzamos a oír los cantos cada vez más fuertes, cuando tuvimos la oportunidad de voltear nos dimos cuenta de que la iglesia estaba llenísima, todos nuestros familiares y amigos estaban ahí acompañándonos, no paraba de sonreír, de pronto cuando nos dimos cuenta ya estábamos casados. Terminó la misa, sinceramente todos nos quedamos esperando el famoso "Puede besar a la novia" (Que te venden las novelas) pero nunca llegó.
Y a lo contrario de lo que normalmente se acostumbra (pese de que nos tardamos tomándonos fotos en el altar), toda la gente se quedó dentro de la iglesia y nos comenzó a lanzar burbujas mientras salíamos, por el pasillo. Al salir de la iglesia comenzó a sonar la banda, recibimos algunos abrazos y empezamos la fiesta con una tradicional calenda Oaxaqueña, todos bailaban y caminaban detrás de nosotros, no faltaron las felicitaciones, las fotos y por supuesto que el momento estuvo protagonizado por el mezcal y la música.
Tuvimos que subirnos al auto para irnos a la recepción porque sino nuestros invitados iban a querer seguir en la calenda. Disfrutamos mucho el camino, llegamos al jardín y recibimos muchos más abrazos y felicitaciones. Tomamos Tejate y aguas frescas en una especie de cocktail de bienvenida mientras platicábamos con nuestros amigos.
La boda por lo civil estaba planeada en una terraza con una cascada artificial, sin embargo para seguir disfrutando de los imprevistos de la boda, terminamos casándonos en medio de la pista de baile ante los ojos de todos nuestros invitados. A pesar de que fue un poco largo fue un momento muy especial, además de que todos sonrieron al ver mi cara cuando el juez me dijo por primera vez "Señora".
Había leído en algunos foros y debates que a veces a los novios no les daba tiempo de comer bien o disfrutar el banquete de su boda por múltiples razones, sin embargo nosotros gozamos como nunca, disfrutamos cada platillo, y no nos importó si tendríamos que aflojar un poco el vestido o la camisa después, nuestro banquete nos había gustado tanto el día de nuestra prueba que habíamos decidido no perdernos ni una migaja el día de la boda.
Mientras nuestros invitados terminaban sus platillos, nos escapamos un rato para una rápida sesión de fotos con nuestro cortejo nupcial. Volvimos a la fiesta, mi abuelito nos sorprendió a todos con unas lindas palabras en el brindis y dimos paso a "nuestro primer baile".
Hicimos llorar a unos cuantos y contagiamos a muchos de ternura y amor con nuestra canción "Un mundo ideal", sí, la de Aladdin. Después el grupo llamó a los padrinos de velación a bailar con nosotros, el tema "Enséñame" de Emmanuel comenzó a sonar y los padrinos no se apuraban, nos dimos cuenta que se habían ido al baño, y para no dejar pasar el tiempo, hicimos que nuestra corte nupcial se parará a bailar haciendo un circulo alrededor del nosotros, nunca se me van a olvidar sus caras de no saber qué hacer. Después llegaron nuestros padrinos y todo siguió su curso.
Aprovechamos que éramos muchos en la pista y rompimos el baile. Toda la tarde transcurrió con felicidad,, bailamos hasta la última nota musical, ni el cansancio de los pies nos impidió seguir disfrutando. Fue ahí cuando agradecí haber llevado tenis a la boda, además de pantuflas para cuando los tenis ya no eran suficientes.
El momento del protocolo también fue divertidísimo, creo que todas y todos se acercaron a la pista, a Luis lo detuvieron más de 10 amigos y no fue suficiente. En ambas víboras de la mar él terminó en el suelo. De hecho estuvimos a punto de quedarnos sin pastel en la víbora de la mar de hombres.
El grupo musical dejó mucho que desear para nosotros que sabíamos lo que prometía, sin embargo todos quedaron encantados, por ahí de las 11 de la noche llegó el mariachi. Estábamos un poco preocupados porque temíamos que este tipo de música bajara los ánimos de la fiesta, sin embargo la boda nos volvió a sorprender, ya que toda la pista estaba rodeada de nuestros amigos, no sé si era el amor, el mezcal o simplemente el gusto de estar todos ahí, pero no parábamos de cantar, tuvimos que contratar media hora más de mariachi.
De pronto llegó una sorpresa más, nuestros amigos y familiares habían cooperado en el momento y mandaron traer una banda, la pista se volvió a llenar, parece que todos recargaron las pilas porque no paraban de bailar y cantar.
Se dice que la fiesta termino poco más de las 4, nosotros ya no aguantábamos más, además la noche aún no terminaba, así que nos despedimos de todos y les agradecimos por su compañía. Subimos todos los regalos al auto y nos fuimos a seguir haciendo realidad nuestros sueños.
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