La boda de Luis Eduardo y Itzia en Coyoacán, Ciudad de México
Elegantes Invierno Azul 4 profesionales
L&I
10 Ene, 2015La crónica de nuestra boda
Mi novio y yo nos casamos a los 2 años y medio de haber iniciado nuestra relación. Me pidió que fuera su esposa justamente el día de mi cumpleaños en el mirador del Castillo de Chapultepec, un sitio que a mí me encante por el significado histórico como natural.
Aunque sólo tuvimos 5 meses para planear la boda, decidimos casarnos en enero, por lo demandante de nuestros trabajos, ya que si no lo hacíamos en este mes, tendríamos que habernos casado hasta el verano de este año y no queríamos esperar más tiempo para estar juntos.
Pese al corto tiempo en la planeación, lo vivido el gran día fue maravilloso. El lugar que decidimos para la boda fue el sur de la Ciudad de México, al vivir nuestras familias en ese perímetro. Debido a que la casa de mis padres se ubica hasta el norte de la Ciudad, nos hospedamos en el Hotel Fiesta Inn Periférico Sur desde un día antes para poder estar sin prisas y al ubicarse muy cerca de la iglesia, por lo que todo mi arreglo personal se llevó a cabo ahí, por lo que el precio a pagar al maquillista fue mayor a ser a domicilio, valió 100% la pena, lucía espectacular en todo momento, ni yo mismo podía creer lo bien que me veía precisamente en ese día tan especial. El maquillista me lo recomendó mi jefa y fue una gran elección, pues su trabajo lo vale, aunque para agendar la fecha me costó mucho por su alta demanda.
Seguir leyendo »El ajuar de novia fue un regalo de mi mamá, cubriendo los costos. El vestido y el velo lo compramos en Briden Formal y fue corte strapples color marfil, con detalle de brillos en el pecho y en la cintura, cuya cola media metro y medio, en tanto el velo era a la altura de la cintura de dos capas y brillos en la orilla.
El maquillista junto con su asistente se encargaron de ayudarme a ponerme el vestido, el velo, el tocado, la crinolina, los zapatos, etc. por lo que al verme al espejo, me veía hermosísima, como nunca imaginé!!!! En todo mi arregló se invirtió casi 3 horas y media, pero hicieron magia conmigo, fueron mis hadas madrinas.
Durante todo el proceso de planeación y la noche previa a la boda e incluso el mismo día nunca sentí nervios ni duda alguna sobre el gran paso que estaba a punto de dar, siempre estuve y estoy segura que mi esposo era el hombre al que quería unir mi vida y formar mi propia familia.
Decidí tener sólo una dama de honor. Mi mejor amiga desde hace 10 años.
En punto de las 11:20 am salimos del hotel a bordo de la camioneta de mi familia decorada con moños color hueso y acompañada de mi dama y mi mamá, nos dirigimos a la iglesia.
El lugar de la ceremonia religiosa fue la Parroquia de San Agustín de la Cuevas ubicada en el hermoso Centro Histórico de Tlalpan, un lugar apartado de la Ciudad que te envuelve en el antiguo México por lo que a pesar de esta en el D.F. nos hizo sentir que nos encontrábamos 50 años atrás, con su jardín y quiosco inigualables.
Al haber fallecido mi papá 4 años antes, mi tío fue el encargado de entregarme al hotel y mis pajecitos, mi sobrino Santiago y la nieta de la señora que me cuidó de niña. Fue en el momento en que me encontraba caminando rumbo al altar, cuando los nervios por fin llegaron. Pero una vez al lado de mi esposo, desaparecieron y sentía que sólo estábamos él y yo recibiendo la bendición de Dios.
La ceremonia inició pasado 15 minutos después del mediodía, debido a que el sacerdote que oficiaría la misa llegó un poco tarde, una anécdota muy divertida pues todos estábamos listos.
A pesar del retrasó la misa concluyó a la 1pm y en lugar de aventar arroz, pétalos de flores o burbujas, decidimos una idea más original: liberar mariposas blancas a nuestra salida. La sesión de fotos la realizamos en el Bosque de Tetlameya, ubicado a un costado del Estadio Azteca y a unos metros de la estación Huipulco del tren ligero.
El color que decidimos para nuestra boda fue azul rey, al ser el color favorito de mi esposo y representar tranquilidad, por lo que incluimos en todos los detalles de la boda el mismo: invitaciones, recuerdos, pastel, manteles, decoración, flores, vestido de la dama de honor e incluso hasta en mi ramo de rosas blancas había algunas flores azules rehidratadas, mientras que mi esposo portó una corbata del color elegido y su azar con detalles azules.
Concluido la sesión de fotos, por fin llegamos a la recepción que tuvo lugar en el salón del Hotel Fiesta Inn Périferico Sur, cuyas puertas se abrieron para recibir a nuestros casi 180 invitados desde la 1:30, recibiéndolos con bebidas a través de vasos luminosos (mismos que fueron brindados por mi hermana mayor) para darle un toque original al evento y causando la sorpresa y sensación entre mis invitados. Los arreglos florales de la mesas consistió en candelabros altos conformados por rosas, lilis y margaritas blancas y alstroemerias azules, con una vela en cada esquina, para dar un toque romántico. Las mesas fueron redondas con mantel blanco y sobre mantel azul rey y un pasa camino tipo talabartería, con servilleta blancas y sillas Tiffany plateadas adornadas con un listón azul rey.
La canción con la que entramos a la recepción fue "Marry You" de Bruno Mars, iniciando con éste la apertura del banquete de 3 tiempos: cuya entrada fue ensalada de cítricos, la crema de tres quesos con uvas verdes y el plato fuerte fue suprema de pollo rellena de flor de calabaza con queso de cabra acompañada de verduras rostizadas y risotto. La comida fue acompañada con vino tinto pero también se ofreció whisky, brandy y tequila. La pasticceria Gino's fue el proveedor seleccionado para elaborar el pastel de bodas que consistió en 3 pisos, dos de los cuales eran de su famoso pastel gourmet Short Cake (pan de vainilla bañado con tres leches, relleno de fresa y cubierta con crema batida) y el último piso de Tiramisú (pan de nuez envinado con amaretto relleno de queso cubierto de crema de café), el cual fue servido como postre acompañado de café. Los muñecos de bodas los mandamos a elaborar a base de pasta francesa en un local del Centro Histórico.
Concluido el banquete, mi esposo y yo nos dirigimos unas palabras y brindamos con champagne, por la emoción del momento, mis lágrimas brotaron de tanta felicidad, que no podía dejar de llorar, afortunadamente mi maquillaje seguía perfecto.
Para abrir la pista elegimos la canción de "Tan enamorados" de Ricardo Montaner en su versión sinfónica. En este momento, mi hermana mayor junto con mi dama de honor, entregaron los recuerdos que consistieron en un kit de manicure para las mujeres y burbujas para los niños.
Aunque el hotel cuenta con su pista de baile, nosotros decidimos contratar una pista de baile iluminada, la cual junto con las luces y decoración del salón, hizo que el ambiente fuera más ameno, cálido y juvenil!. La música corrió a cargo de un DJ, a quien le indicamos días previos a la boda, el tipo de música que queríamos en la fiesta. El baile duró aproximadamente 4 horas seguidas en donde se entregó souvenirs a los invitados para ambientar mucho más.
Tal y como marca la tradición, conté con tres ramos, por lo que el ramo que aventé era de rosas naturales al ritmo de la canción "Candyman" y por el que pelearon muchas mujeres, siendo la ganadora una prima de mi esposo, En cuanto a la liga (ésta fue de color azul) se la llevó un amigo también de mi esposo. Por seguridad de ambos, sólo hubo víbora de la mar para las mujeres.
Finalmente en punto de las 8pm, la tradicional música mexicana del mariachi hizo su entrada magistral, tocando 12 canciones: la mitad escogidas por mi esposo y yo y el resto por los invitados. Mientras sonaban las cuerdas, se abrió el buffet de la torna fiesta que consistió en chilaquiles verdes con cerveza, concluyendo así la velada.
Todo mundo estaba tan a gusto con la fiesta, que mis invitados no se querían ir, por lo que para desalojar el salón nos tardamos más de una hora.
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