La boda de Juan José y Juanita en León, Guanajuato

Una vez listo esto iniciamos con otros pendientes como las invitaciones, vestido de la novia, y zapatos, cosas que son importantes pero que se pueden ver con un poco más de calma. Las cosas iban bien ya habíamos encontrado quien hiciera el vestido y entregado la mayoría de las invitaciones. Todo estaba en tiempo tranquilo y sin mayores preocupaciones. Unas semanas antes aun revisábamos detalles y estábamos muy bien con todo listo: comida, música, bebida etc.

El problema y el momento de mayor ansiedad se dio justo una semana antes, todo iba en cascada de problemillas y obstáculos pequeños, pero que dada la premura del tiempo estresaba mucho. Entre ellos estaba que el coche falló y nosotros con tantas cosas que hacer: prueba de vestido, prueba de menú de comida, música, así como detalles de compras por Navidad y las fechas. Así que sin auto en que movernos las cosas se veían difíciles, Gracias a Dios todo se dio bien, la ayuda no tardó en llegar de amigos, hermanos, cuñados; todos nos tendieron la mano, ya nos traían ya nos llevaban.

Sin duda sin la ayuda de nuestros hermanos no hubiéramos podido hacer nada y movernos, a ellos mi más sincero agradecimiento. Otro de los momentos de mayor angustia es que el vestido no lo entregaron en la fecha acordada. Vueltas y vueltas los últimos 7 días por detalles de costura, cosa que finalmente quedó tres días antes, y al mismo tiempo nos dio la tranquilidad de que todo estaría en orden ya. Dos día antes de la boda llegaron invitados de fueras de la ciudad y el estrés de acompañarlos, salir con ellos, pasear, llevarlos a conocer la ciudad… Pues fueron días cansados de verdad, pero bellos, donde al final de la noche acabábamos rendidos.

Finalmente el tan esperado día de la boda, otros pequeños inconvenientes que aunque no eran de importancia, aun así nos causaban estrés. Como el tráfico, que la cochera estaba tapada por autos justo cuando estábamos por salir al templo, y cosas así, jaja. A pesar de todo llegamos bien al templo, cinco minutos antes de la hora de la misa. Saludábamos a invitados y con el nervio a más no poder.

Una vez que pasó la misa sentimos como el estrés de meses atrás acababa, pues ya finalmente estábamos casados y estábamos que no lo creíamos. La recepción de la fiesta se dio en un ambiente tranquilo, con todo ordenado: el salón listo, el personal listo para servirnos, y vaya que excelente atención nos brindaron. Cn actos como partir el pastel, la víbora de la mar, lanzar ramo, y vals: fueron tan bellos y significativos, ya que nosotros nos dedicamos a disfrutar del momento de nuestro momento.

¡Gracias a todos los que hicieron posible este momento!