La boda de Juan Jesús y Alicia en Pachuca, Hidalgo
Elegantes Otoño Rosa
J&A
05 Sep, 2015La crónica de nuestra boda
Y finalmente, el día llegó. Luego de cerca de un año de preparativos, y de una emocionante espera, el día "B" daba inicio. Y entonces un cúmulo de emociones encontradas cayó sobre mí. Siempre pensé que ese día sería presa de los nervios, pero para mi sorpresa no fue así. Estaba contenta, muy ilusionada disfrutando cada minuto de ese día, un día único e inolvidable. Bajé a desayunar con mis padres y mi hermana, en lo que sería (simbólicamente) la última comida en familia.
Más tarde comenzaron los preparativos en cuanto a mi arreglo personal. Tomé una larga y refrescante ducha, y entonces comenzó la travesía, aquella que toda novia disfruta (o en su defecto, sufre) intensamente. Al final, me sentía la novia más bonita, "quedé como una princesa", lo digo sin soberbia; me refiero a que así debe de sentirse cada mujer ese día tan especial.
El auto pasó por mí; mi padre me ayudó con el velo y la cauda, y nos dirigimos a la iglesia. Íbamos tomados de la mano y notaba cierto dejo de tristeza en sus ojos aunque muy emocionado por mí. Antes de llegar, un grupo de personas que se encontraban reunidas por ahí, al verme pasar, me aplaudieron en signo de felicitación.
Seguir leyendo »Llegando a la iglesia, mis nervios se dispararon: al ver a todos mis familiares y amigos reunidos, me di cuenta que era el momento, "mi momento". Bajé del auto y subí las hermosas escaleras que enmarcan la magistral Parroquia de San Francisco. Del brazo de mi papá, quien lucía un elegante esmoquin negro, aguardé en la entrada hasta que todo mi cortejo avanzó.
Y entonces mi momento llegó. Avanzamos lentamente mientras sentía los ojos de todos en mí: veía a todos y no veía a nadie, sin embargo mi ilusión estaba al final del pasillo: un apuesto príncipe esperaba mí llegada con ansia y con la sonrisa más bonita que alguna vez había tenido.
Mi padre se aproximó a él; tiempo después supe qué fue lo que le dijo: “te entrego a mi más preciado tesoro”, y sus ojos se llenaron de lágrimas; un momento sumamente emotivo pues en toda mi vida, jamás lo había visto llorar.
La ceremonia transcurrió. El padre habló con nosotros de una manera muy emotiva, hasta que finalmente pronunció el tan esperado: “los declaro marido y mujer”; en seguida todos aplaudieron y nos dieron diversas muestras de afecto. Salimos de la iglesia y mientras los invitados llegaban a la recepción, aprovechamos para realizar nuestra sesión fotográfica.
Finalmente llegamos al salón y con el tema Across The Stars (tema de boda de Anakin y Padmé de la saga Star Wars) hicimos nuestra entrada triunfal. Pronto sirvieron la cena, y a la luz de las velas y sobre los pétalos de rosas sobre las mesas, los invitados degustaron 3 exquisitos tiempos.
Terminada la cena, procedimos con nuestro primer baile: “I can´t help falling in love” de Elvis Presley. Un momento mágico en el que siendo el centro de atención de todos los presentes, nos encontrábamos solos él y yo. En seguida, acompañados de nuestros padres y padrinos, brindamos con los presentes por el inicio de la nueva familia.
Comenzó el baile: batucada, “Víbora de la mar”, el ramo a las invitadas, la liga a los caballeros, cabina de fotos, mesa de postres. En fin, todo mundo se divirtió como niño.
Y entonces la fiesta terminó, dando inicio así a una nueva etapa en nuestras vidas. Definitivamente fue un día mágico; sorprendentemente todo salió perfecto y sin dudarlo un segundo, puedo decir que tuve la boda de mis sueños.
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