La boda de José y Mariela en Montemorelos, Nuevo León
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J&M
02 May, 2015La crónica de nuestra boda
La boda de mis sueños, resultó mejor de lo que mi ahora esposo y yo habíamos planeado, queríamos en principio una boda pequeña y familiar, aunque pequeña, era sólo un decir ya que los dos tenemos bastante familia.
Se llevó a cabo en Montemorelos, Nuevo León, de donde somos originarios, la misa fue en la Parroquia Nuestro Padre Jesús de Gil de Leyva a las 6:00 de la tarde, acompañados de nuestros padres, familiares y amigos más cercanos, fue un evento sin igual. Yo simplemente no podía dejar de sonreír. El coro que contrató mi mamá fue algo muy especial y diferente, ya que sólo eran 2 voces acompañados de guitarra, maracas y bongos, nunca había escuchado tal ensamble pero estuvo increíble. El momento más emocional de la tarde fue cuando mis papás me entregaron con mi esposo, mi papá se emocionó tanto que no pudo decir una sola palabra, yo sólo lo abrace muy fuerte y le dije que todo estaba bien, me miró y sus ojitos llenos de lágrimas me lo dijeron todo. Durante la misa el padre nos preguntó que si estábamos nerviosos y respondimos que no, nos dijo "pues deberían" y nosotros sólo nos reímos, comentó que el enamoramiento sólo dura 3 años, en eso nos preguntó que cuantos años llevábamos de novios a lo que respondimos que 10, y ya no pudo decir nada más que ya la habíamos librado. Todos nos reímos y algunos invitados se asombraron. Terminada la misa de acción de gracias y después de declararnos casados y darnos la bendición casi salimos corriendo de la iglesia ya que en la quinta donde sería el civil y recepción ya nos esperaba la juez, me dio mucha pena con todos los asistentes y con el padre porque no pudimos quedarnos a tomarnos fotos y despedirnos. En fin nos subimos al carro de mi esposo y nos fuimos volando.
Seguir leyendo »Llegamos todos a donde sería la ceremonia civil, mismo lugar que por la mañana, mi esposo y yo nos divertimos adornando y cargando portavelas en las ramas de un árbol que enmarcaba el arco y la mesa donde firmaríamos nuestras actas de matrimonio más tarde. La juez habló hermosamente sobre las obligaciones y responsabilidades del matrimonio, aconsejándonos sobre como llevar una vida de amor y fidelidad para un matrimonio feliz y duradero. Firmamos nosotros, nuestros padres y finalmente nuestros testigos, yo seguía sin poder dejar de sonreír a pesar de que los zapatos me estaban cansando y los tacones se hundían en el pasto. El brindis con nuestras hermosas copas que compramos en oferta, las fotos, los abrazos, las bromas, la familia y los amigos reunidos a nuestro al rededor. Son cosas que llevaremos por siempre en nuestro corazón.
Compré por internet un reloj para regalárselo a mi esposo junto con una carta antes de llegar a la iglesia, pero lo dejé en casa de una tía para no tenerlo guardado conmigo y tener la tentación de entregárselo antes de nuestra boda, puesto que la tía en cuestión llegó tarde a la misa ya no me lo pudo entregar personalmente y lo dejó en casa de mis papás y a nadie le avisó, así que el reloj estuve perdido unas cuantas horas porque nadie sabia lo que era o de quien era, mientras yo estaba como loca preguntando a todo mundo si lo habían visto hasta que finalmente lo encontré, en casa de mis papás, aun en la bolsa de DHL con la que había llegado. Le entregué la carta a mi esposo y yo subí a mi antiguo cuarto por mi maleta para la noche de bodas, cuando baje él había entrado a la casa para encontrarme y abrazarme después de leer la carta que le escribí, notablemente emocionado. Finalmente pude entregarle el dichoso reloj del que se enamoró inmediatamente, tristemente no lo pudo estrenar porque le quedó un poco grande. Hoy lo llevaremos a arreglar.
Los zapatos que había comprado 4 meses antes, están perdidos. Un día antes de irnos a Montemorelos los busqué como loca por toda la casa pero no los encontré. No sé si me los robaron del carro, si la señora que nos ayuda los guardo tan bien que ni ella se acuerda donde los dejó o si de plano se los llevo(aunque no creo que calzo muy pequeño y a nadie le quedan mis zapatos) el caso es que me mantuve extrañamente tranquila y no entré en pánico, tuve que comprar otros que aunque no eran los que yo había soñado eran muy bonitos y a mi esposo le gustaron, ya que él me acompañó a elegirlos. Entramos a la quinta, bailamos nuestra canción, baile con mi papá y seguimos bailando un buen rato hasta que me cansé y me quité los zapatos para ponerme mis tenis mas cómodos y seguir bailando y brincando toda la noche. Estuvo increíble.
Nuestros amigos y familiares se divirtieron muchísimo.
Nada puede compararse a nuestra felicidad en ese día tan especial como lo fue nuestra boda.
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