La boda de José Luis y Jacky en Iztapalapa, Ciudad de México

Por fin estuve lista y solo faltaba que llegara mi carcacha para llevarme a la iglesia ubicada en el centro de Coyoacán. Pasaban los minutos y el señor no aparecía, estaba citado a las tres y media, y fue llegando al cinco para las cuatro. Me lo quería comer vivo, pero eso no fue lo peor, lo peor fue que no sabía cómo llegar a la iglesia, cuando desde hacía varios días yo les di la dirección completa y nombre del lugar. No llevaba GPS ni siquiera un celular para auxiliarse, iba preguntándome a mí, eso fue lo más feo de ese día; cuando por fin íbamos a llegar, quedo por atrás de la iglesia y me dice que iba a meterse a una calle para salir por enfrente, eran cinco para las cinco, y la misa empezaba a las cinco en punto, se mete en la calle y resulta que en ninguna daba hacia ese lado, volvimos a salir al mismo lugar, ahí fue cuando me convertí en Bridezilla, le dije sus cosas y le pedí que me dejara ahí atrás de la iglesia, mi dama de honor principal trataba de tranquilizarme, pero la verdad yo estaba ya desesperada. Total que llegué corriendo con mi dama levantándome la cola del vestido que se atoraba en las piedras de ahí, llegué estresada y enojada. Ya estando ahí formaron a toda la corte y yo al final, y que creen, el tío que me iba a entregar no había llegado, mi primo Antonio me salvo y me tomo del brazo, empezamos a avanzar en la iglesia y de repente, aparece el tío y a medio pasillo se mete y quita a mi primo, por fin llegué al altar y mi novio tenía una cara de preocupación, pensaba que ya no llegaba, pobre.

La misa fue muy emotiva, el padre muy tranquilo y muy buena persona, al momento de intercambiar anillos, que creen, los padrinos no llegaron, después supe que según se habían confundido con la dirección y se fueron al salón en vez de la iglesia, pero bueno, mis padrinos de lazo, que a ellos los elegí como diez días antes ya que la prima que iba a ser junto con su marido a la mera hora se echó para atrás, nos prestaron sus anillos que traían y con ellos hicimos el intercambio. Todo lo demás en la misa fue normal. Terminó y comenzamos a tomarnos fotos, pero nos dijeron que ya era hora de salir ya que seguía la siguiente misa, salimos ya mi esposo y yo hacia la salida y zas, estaba lloviendo, bueno, no lloviendo, diluviando, así que nos llevaron a un patio trasero y ahí se tomaron las fotos con los familiares. Después para salir de ahí dos de mis damas me ayudaron con el vestido mientras una amiga me cubría con su paraguas. Ya relajados en la carcacha llegamos al salón, pero no dejaba de llover, lo que nos arruinó un poco nuestra sesión formal de fotos, ya que fue en un lugar muy pequeño y junto a la carcacha. No quedaron mal las fotos pero siento que no lució como debía.

Ya en el salón, todo se veía muy lindo, los centros de mesa les encantaron a los invitados, la comida no se diga, se dio crema de poblano deliciosa, fetuchini a los tres quesos, lomo de cerdo en salsa de ciruela con ensalada primavera que a todo mundo le gustó. En la hora de la cena pusimos un video de nosotros cuando éramos niños y después algunas fotos ya juntos y de la sesión informal con la canción de fondo de photograph.

Nosotros pagamos un curso para aprender a bailar nuestro primer baile, el cual se nos fue rapidísimo al bailarlo, fue la canción de hasta mi final de Il Divo, y creo no salió tan mal.

También contratamos una cabina fotográfica que fue la sensación de la fiesta, hasta mi abuelita de 97 años se tomó su foto, a todo mundo le encantó. La contraté por dos horas, a un muy buen precio y valió realmente la pena, la pista nunca estuvo vacía por esa razón, y fue algo muy divertido.

Tuvimos mesa de dulces gracias a que mi sobrino que se dedica a eso me la puso, fue un regalo de parte de él y fue un gran detalle de su parte, les quedo preciosa, tipo vintage y la gente quedo muy satisfecha ya que llenaban la mesa a cada rato cuando se terminaban los dulces.

El salón lució mucho, la gente no paraba de decir, que era una boda muy bonita, también me chuleaban mucho mi vestido. En toda la noche no me quite las zapatillas, que realmente no me cansaron nada, fue una buena decisión comprar esa marca, los tenis de novia sólo los llevé a pasear.

Otro detalle medio feíto fue que mucha gente a la que invitamos no fue, a mi novio le dejaron como tres mesas, es decir, 30 personas a mi como dos, y ustedes saben que todos los lugares tienen un precio, y la verdad a nosotros sí que nos costó mucho pagar un lugar como ese para que tantos lugares se desperdiciaran, pero bueno eso es algo inevitable. Algunas personas si se disculparon con nosotros, otras hasta ahorita estamos esperando que digan algo, y un tío resulta que hasta ofendido está que porque la fiesta era de mucho caché, ay Dios, no hay duda que a la gente no la tienes contenta con nada. Pero bueno, como mucha gente nos lo dijo, la boda era de nosotros, y la verdad después de todos esos problemillas, al final tienes que suspirar profundo y dejarlo pasar y disfrutar esas pocas horas, ya que el tiempo vuela, que cuando te das cuenta, ya acabo todo y solo te quedan los recuerdos de ese día increíble.

Las personas que nos acompañaron la verdad que nos hicieron la noche, todo mundo bailando, en la cabina, en la mesa de dulces, disfrutando todo, fue algo muy padre ver a las personas ahí, todas reunidas, compartiendo nuestra felicidad. Les dejo fotografías, espero les sirva mi crónica, y como consejo, aunque tengan que pagar una hora extra de su automóvil, háganlo, para prevenir que su chofer no sepa lo que es un GPS.

Mil gracias por leerme y sean felices en todo su proceso, y durante su boda, no vale la pena fijarse en los contratiempos, disfrútenlo mucho.