La boda de José Alberto y Alejandra en Pátzcuaro, Michoacán

Decidimos hacer el First look con el fotógrafo antes de la misa y la hora llegó. Todas mis damas estaban radiantes y yo moría de nervios. Cuando vi a Alberto en su frac sabía que el momento había llegado, tuvimos una pequeña sesión de fotos y luego volvimos a separarnos para ir a la iglesia. Entrar a la iglesia fue un momento muy fuerte, ver a todas las personas importantes en mi vida flanquear el pasillo central por el que yo iba caminando del brazo de mi papá, fue hermoso. Al final del pasillo, Alberto me esperaba y con él una nueva etapa de vida.

La ceremonia religiosa pasó muy rápido, mentiría si dijera que recuerdo todo. En ese momento me parecía estar soñando. Llegó el instante de las promesas, las cuales pronuncié con un gran nudo en la garganta, tratando de ser consciente de cada palabra que escuchaba y que decía. Fue increíble vernos ahí, y finalmente, decir "Sí, acepto".

Cuando la ceremonia religiosa terminó, comenzó la fiesta. Debo confesar que la cena ni la probamos, entre saludos y abrazos se pasó el tiempo planeado para ello y llegó la ocasión del primer vals. Al entrar a la pista reflexionamos que no lo habíamos ensayado así que solo nos dejamos llevar y lo hicimos nuestro momento. Sentí que no había nadie más en el salón, solo éramos él y yo. Al terminar, se abrió la pista, y los invitados abarrotaron el centro, disfrutando y celebrando.

Las velas que decoraban los centros de mesa se fueron derritiendo, en señal de que las horas pasaban. Reímos, bailamos, lloramos, celebramos, sin duda nuestra nueva etapa comenzaba y comenzaba con una gran noche.