La boda de Erick y Alejandra en Ciudad Juárez, Chihuahua
Al aire libre Verano Blanco
E&A
30 Abr, 2016La crónica de nuestra boda
“Lo volvería a hacer una y otra vez”... es lo que respondo cuando me preguntan que cómo organicé mi boda. Pero en realidad nadie sabe qué tan difícil es estar detrás del escenario, y aunque la planeación se convierte en algo fuera de las expectativas color rosa que una mujer se imagina cuando da el sí para casarse, al final se transforma en una experiencia encantadora, como lo fue en mi caso.
Mi actual esposo y yo decidimos recibir la bendición de Dios en la diócesis más antigua de los templos ubicados en la ciudad (capilla Misión de Guadalupe). Al inicio del día confieso que me sentía un poco nerviosa (como la mayoría cuando ya porta su atuendo de novia), pero un coctel de frutas y unas tostadas de ceviche me calmaron las ansias.
Al llegar a la iglesia me acogió una emoción muy grande al ver a mis familiares y amigos más cercanos presentes y con una sonrisa en sus caras; el momento había llegado y estaba parada en la entrada, aun no alcanzaba a ver a Erick, pero sabía que ya se encontraba ahí; mi papás, mis suegros, mis hermanos, mis padrinos y damas estaban nerviosos, ¡todos estaban nerviosos!, tuve que pensar en algo rápidamente para no contagiarme de sus nervios y que aumentaran más los míos. Volteé hacia arriba y respiré profundo, comenzó la música del coro y emprendí mi camino sobre pétalos de rosas dejados por mis pajes.
Seguir leyendo »Por fin llegué al altar de la mano de mi padre y saludando a mi futuro esposo, mi angustia desapareció y sé que la de Erick también. Pero las ganas de llorar no se iban. La misa duró 1 hora. Al terminar nuestra ceremonia religiosa, (sellada con un gran beso) recibimos muchos abrazos de felicitaciones, ahí solté un poco el llanto por ver a mis padres y hermanos orgullosos y contentos.
Cruzando la puerta nos recibió un mariachi, amenizando con nuestras canciones favoritas. Siguiendo la alegría, nos dirigimos a la hacienda, donde nos esperaba la sesión de fotografía. La decoración era hermosa, la combinación de la naturaleza en los árboles con los colores temáticos y luces pequeñas en cada espacio. Para los centros de mesa elegimos obsequiar unos faroles adornados con gerberas naturales en color menta y coral. Los invitados fueron llegando y pronto, al caer la noche, el lugar se iluminó con velas.
El vals me “enchinó la piel”, bailamos al ritmo de Luis Miguel, “Contigo Aprendí”, los aplausos y gritos de júbilo se hicieron presentes, y enseguida comenzó el baile con música en vivo de una banda norteña.
Para nuestros invitados hubo un banquete de frutas situado en un gran kiosko, así como bebidas preparadas a elegir entre whisky, tequila y cerveza. A la hora del pastel se les obsequió una deliciosa rebanada de pan almendrado y crema de cacahuate en colores menta y coral, envueltos en una capa de fondant.
Y sin perder la tradición, no podía faltar la “tanda del dólar”, nunca en mi vida había salido tan mareada por tantas vueltas que me dieron en ese baile, pero fue muy divertido porque mucha gente compartió con nosotros ese momento.
El evento termino a las 2:00am, pero para nosotros terminó a las 2:30, para despedir a los últimos invitados que al parecer querían seguir la fiesta.
Nuestra noche terminó en un elegante hotel patrocinado por la misma hacienda, y para cerrar con broche de oro, terminamos en un lindo viaje de luna de miel en Costa Rica.
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