La boda de Eduardo y Paulina en Zapopan, Jalisco
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E&P
26 Nov, 2016La crónica de nuestra boda
Aunque nuestra boda era hasta las 4 pm, el día inició muy temprano, ya que habíamos arreglado la sesión de fotos formal previa a la misa para hacer el "first look" y fotos con familias, damas y damos.
Pese a toda la planeación, ¡el tiempo nos ganó! Mi peinadora llegó tarde a la cita del maquillaje y comenzamos a acarrear algo de demora. ¡De la nada, comenzó el acelere total! Íbamos a contratiempo a la sesión de fotos en "El Palacio de las Vacas", todos ya estaban ahí excepto la novia, o sea yo.
Recordé todo el tiempo el mayor consejo que muchas personas nos dieron: "ese día, por más que planees todo perfecto, puede que algo salga mal o fuera de tiempo, pero que eso no te estrese, los únicos que saben que algo va mal son ustedes, así que disfruten cada segundo, salga como salga", así que me di a la tarea de a pesar de ir tarde, disfrutar cada segundo entre risas y bromas con mi mamá, que era la que iba conmigo rumbo al lugar de las fotos.
Al llegar corrimos a vestirnos al mismo tiempo que lanzábamos indicaciones de que ya dejaran pasar al novio porque no había riesgo de me viera antes de estar totalmente vestida. Tratamos de aprovechar al máximo el tiempo, y aunque la sesión fue más corta de la esperada, logramos hacer que participaran todos los que esperábamos, pero lo más emocionante fue ese momento en que caminé al punto donde me estaba esperando Eduardo, y nos vimos vestidos para el gran día, ¡de verdad fue una emoción de ponerse la piel chinita! Afortunadamente el retraso en la sesión no afectó la llegada al templo, al cual llegamos hasta con un poco de anticipación. Fue muy padre ir viendo reunida a la gente, el padre se acercó a hablarnos para estar alegres y disfrutar cada segundo, ese fue un detalle genial de su parte. Toda la misa estuvo increíble, muy emotiva, la gente salió encantada y la música también estuvo genial, llevamos un trío (soprano, violín y teclado), y fue más que suficiente para amenizar. A la salida se entregaron unos pañuelos blancos con nuestros nombres grabados y unos cascabeles atados, que salaron a nuestro pasar hacia fuera del templo, todo era perfecto.
Seguir leyendo »Uno de los momentos más emotivos de la misa fue cuando empezamos a decir los votos, yo estuve a nada de soltar el llanto, pero respiré profundo, controlé la emoción, y pensé "quiero que mi voz se escuche fuerte y clara, así como me siento a su lado", ¡y lo logré! Después de las primeras palabras todo fue más sencillo y relajado.
Al llegar a la recepción ya ambos nos encontrábamos en el relax total y absoluto, sólo pensábamos en disfrutar con la gente, brindar con ellos, bailar, abrazarlos, recibir sus palabras. Estábamos tan felices que hubo un momento previo a la cena en que hubo un silencio en la música por una ligera falla con unas bocinas, y no nos dimos cuenta hasta que la wedding planner nos dijo que todo estaba bajo control. Fuera de ese pequeño contratiempo, todo fluyó y en ningún momento se cortó la fiesta. Fue muy gratificante sentirnos uno solo con la armonía entre familias y amigos, y disfrutando nuestro gran día en torno de tantas bendiciones y abriendo la pista con la primera pieza de "Stand by me" para bailar con los papás de ambos, posteriormente unirnos al centro de la pista para nuestro vals, y enseguida de eso abrir pista para toda la gente y que la fiesta no parara ni un segundo.
Después de ver el resultado tan genial de toda la preparación, ¡me encantaría volver a casarnos y volver a gozar de un día así!
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