La boda de Eduardo y Norma en Puerto Vallarta, Jalisco

Disfrutamos mucho la víspera de la boda, ya que dos divertidos momentos tuvieron lugar. El primero de ellos, fue la sesión fotográfica en traje de baño de la novia y sus madrinas, en la cual por cierto el novio y sus amigos, intentaban colarse a toda costa. Ya que el hotel cuenta también con servicio de antro o discoteca, organizamos ahí una despedida de solteros para compartir, bailar y disfrutar con los invitados de nuestra última noche como novios y ese fue el segundo jovial y festivo momento de la víspera.

No cabe duda que nuestra relación está hecha a prueba de adversidades, ya que a pesar de que en esos días un huracán afectó el Puerto de Vallarta e implicó importantes cambios en la logística de nuestro evento, tuvimos la boda más maravillosa que pudimos haber soñado.

El mismo día nos casamos al civil y la iglesia. La ceremonia eucarística se llevó a cabo en la Capilla Juan Pablo II, una de las comodidades con que cuenta el hotel Crowne Paradise; es un templo al aire libre, con gentiles vitrales y muros de cristal, que te permite tener vista al mar. La ceremonia civil la celebramos en jardín y ahí, en un primoroso quiosco, con las sentidas palabras dedicadas por nuestros padres y testigos y la firma del acta, la juez nos declaró marido y mujer.

El hotel cuenta además con un amplio y elegante salón, cuyo aire acondicionado y espectacular vista al mar, nos permitieron tener todas las comodidades sin sacrificar la oportunidad de contemplar la naturaleza en todo su esplendor.

Antes de ingresar al salón y mientras todos ocupaban sus lugares, nos sentíamos un poco nerviosos, pero al entrar ahí, bailando, con la canción de Bruno Mars, “Marry you”, todo fue alegría.

El programa lo dirigieron una pareja de pequeños, de nueve añitos de edad, que se robaron la ternura de los presentes. Nuestro vals fue una interpretación en violín del tema Bella y Bestia. Y preparamos un sensual baile sorpresa para abrir pista, Kumbala en versión bossa nova. Pero nuestra canción oficial fue una que mi esposo me dedicó antes de casarnos, la que elegimos sin dudar, “Perfect” de Ed Sheeran.

El estilo de nuestra boda fue un elegante vintage y el color tema fue el naranja, ya que refleja: alegría, dinamismo, energía, creatividad y optimismo. Así, entre cientos de velas se sirvió el menú de esa noche: de entrada, crema eclipse de huitlacoche con flor de calabaza; el plato fuerte, filete de pescado de bela fonte y como postre, crepas suzette, para deleite de los comensales.

Después de horas de baile y fotografías, a la media noche, mi sobrina Andrea nos cantó “Lost Stars”, de Adam Levine y Keira Knightley y ese fue el llamado para presenciar el sorprendente espectáculo de pirotecnia que se alzó sobre el mar, cerrando con broche de oro este bello capítulo del libro de nuestras vidas.

Al llegar cansados a la habitación, descubrimos la exquisita sorpresa que el hotel nos preparó: pétalos de rosas, trufas de chocolate y una espumosa botella de champagne, nuestra noche de bodas… Las siguientes noches se sucedieron entre La Habana y Varadero y esa fue nuestra luna de miel.