La boda de Cristóbal y Gabriela en Playa del Carmen, Quintana Roo
En la playa Otoño Rosa 4 profesionales
C&G
07 Oct, 2017La crónica de nuestra boda
Y entonces llegó el día esperado...
Un nuevo comienzo con una boda en la playa, un fin de semana lleno de familia y amigos que no dejaban de felicitarnos y de hacernos sentir que toda la planeación valió totalmente la pena.
Nuestra boda fue un sábado en el Hotel Iberostar. Un viernes antes, nuestros invitados ya se encontraban en el hotel que estaba en alerta ¡por un aviso de ciclón! Creo que esa fue la última prueba de nuestro gran amor, mi esposo me dijo: "esto no va a arruinar un hermoso día, lo más importante es que estemos juntos". Gracias a Dios, con su bendición, el ciclón paso de largo el viernes en la noche y el sábado lucía un cielo hermoso, un día con un clima más que perfecto.
Como en muchas bodas, la novia se arreglaba desde temprano y el novio estaba con los amigos y con el suegro ¡en la piscina! Para las 3 de la tarde ya me encontraba lista en mi habitación esperando el momento. Mi papá entró a mi habitación y no pudo contener sus lágrimas, (pausa para explicarles como es mi papá: mi papá es uno de esos caballeros serios, muy serios, y que casi nunca demuestra sus sentimientos, al menos el único día que lo vi llorar fue el día más triste de nuestras vidas, el día en que mi mamá falleció. Con esto explico que nunca, fuera de eso tan triste, lo había visto llorar). Pues bien, ese día lloró al verme, se le notaban muchos sentimientos encontrados, supongo que fue en parte porque mi madre no vive y en parte porque soy la primera que se casa de sus hijos. Lo que sí es que estaba feliz y cuando llegó el momento de entrar a la Iglesia tenía un porte de mucho orgullo y por ende yo caminaba feliz, orgullosa y llena de emoción. Mi esposo estaba ahí, con lágrimas y una sonrisa, mi suegra tenía una cara de felicidad que me hacía sentir mucha confianza. Mi papá le dijo a mi esposo que me cuide, que confía en él. Mi suegra me dijo que soy una hija para ella y ambos nos dieron su bendición. La misa nos pareció larga pero necesaria para un evento tan importante, un largo agradecimiento a Dios. Después de la ceremonia tuvimos un brindis en el zócalo frente a la iglesia, y ese momento creo que fue muy especial porque todos tenían una sonrisa, nos recibieron con aplausos y nos llenaron de abrazos que se quedaron plasmados en fotos llenas de emoción.
Seguir leyendo »Nuestra entrada; cuando la recuerdo no puedo creer que hayamos sido los protagonistas de esa noche, ¡mi esposo lucía reluciente y guapo! Nuestra boda, en la playa, nuestros invitados, la gente que amamos con el alma. Nos recibieron todos con aplausos nuevamente y la magina luna llena que adornaba la noche, nos iluminó la pista de baile. Nuestro baile fue “Contigo Aprendí” del compositor yucateco (como nosotros) Armando Manzanero, en la hermosa voz de un amigo nuestro.
Bailamos, convivimos, cenamos todo lo que pudimos, disfrutamos de todo lo respectivo a nuestra boda, no pudimos haber tenido una mejor idea que haberlo realizado en la playa. Al día siguiente todos los de la boda ya se conocían y contaban historias de la boda que nosotros de pronto nos perdimos, pero disfrutamos muchísimo de escucharlas y convivir un día más con nuestros invitados.
Al final de todo mi único consejo es que disfruten: baile, coman, prueben hasta al pastel, saluden y tómense todas las fotos con sus seres queridos. Esa noche es suya y no se repetirá, quizás no todo salga como esperan, pero recuerden porque están ahí y les aseguro que saldrá mucho mejor de lo que pensaron. ¡Mis mejores deseos!
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