La boda de Cristhian y Marlen en Apodaca, Nuevo León

No tardamos mucho en resolverlo, ya que al llegar a casa de la abuelita y ver sus "macetas" que con tanto esfuerzo ella siempre cuidaba y que a veces yo misma le ayudaba a regarlas, no lo pensamos dos veces y decidimos cambiar todo. En ese momento nos fuimos con todos los proveedores, principalmente con el salón Fundador Eventos, quien en un principio su postura era como toda empresa, solo faltaba un dia el ya tenía todo para servir en nuestro evento y muy difícilmente podía realizar cambios o reembolsos, después de explicarle la situación y de hablar con ellos, decidieron cambiarnos la fecha claro con una pequeña devolución de los que ellos gastaron en la comida, sin dudarlo nos fuimos a la iglesia la parroquia San Francisco de Asís en Apodaca, quienes en un principio nos dijeron que no nos preocupáramos que entendían y que con gusto nos cambiaban la fecha sin costo adicional, ya más tranquilos hablamos con los chicos de las fotos Estudio ID quien también muy comprensivos nos cambiaron la fecha con una pequeña penalización, solo lo que no se pudo rescatar fue nuestra luna de miel en Puerto Vallarta que con todo el dolor y pena del mundo se tuvo que perder el viaje.

Además de las rosas que ocuparíamos para mi boda, esas no se perdieron del todo ya que sirvieron para llenar toda la funeraria donde sería velada nuestra abuelita, claro que con todo el dolor por perder a un ser querido pero también por la desilusión de que ese hubiera sido mi día no estuvimos muy a gusto viendo que esas flores que servirían para adornar el día más feliz de nuestras vidas, estaban adornado el último día que veríamos a nuestra abuelita, uno de las momentos más fuertes fue cuando por algo recordamos aunque no cancelamos el pastel y tuvimos que ir a la pastelería San José más cercana a recogerlo, pero ¿¡y que haríamos con tanto pastel!? Decidimos llevarlo a la funeraria y ahí repartirlo con toda la gente que llegara a despedirse de nuestra abuelita, claro que todos sabían nuestra situación que ese era nuestro pastel de bodas y al ver la expresión de todos de pena y escuchar entre voces el "qué bonito" "pobrecitos, porque les paso esto" nos rompimos en llanto. Pero a pesar de eso yo no me arrepentía de cambiar la fecha, para mí era más importante que él que sería mi futuro esposo, se despidiera como debía de ser de la persona que fue como su segunda madre, una señora a quien todos querían y admiraban y a quien en poco tiempo yo llegue apreciar mucho. Después de 2 semanas teníamos que pensar en una nueva fecha y nos decidimos por el 21 de Agosto. Con sacrificios y uno que otro "préstamo" logramos pagar de nuevo todo.

Tuvimos que cambiar de iglesia ya que como nuestra fecha era en domingo el padre Juanjo se negó a casarnos ya que ese día solo había una misa, si claro que nos regresaron los 8 mil pesos del costo de la misa pero en monedas de 5 pesas, una burla ¿no? Pero a pesar de toda esa odisea se nos llegó el tan esperado 21 de agosto, ese día llovió a cantaros, no para de llover y llover y claro que como toda novia yo estaba súper preocupada por mi vestido, el peinado, si no iría gente a la boda, y todas esas cuestiones, gracias a Dios y yo creo que ayuda de nuestra abuelita cuando mi prometido llego a mi casa por arte de magia dejo de llover, se veía hermoso con su traje tal cual o mejor de lo que yo me lo imagine, nos fuimos a la sesión formal, los muchachos de Estudio ID, súper profesionales diciéndonos como acomodarnos y dándonos tips de como vernos mejor o como quedaría mejor alguna toma, siempre cuidado que mi vestido luciera junto con la mantilla; La misa estuvo preciosa y muy emotiva ya que el padre conocía nuestro caso y también conocía como fue nuestro noviazgo. La recepción me encanto tanto que no pare de bailar, desde que comenzó hasta que termino, una sonrisa enorme traíamos pintada los dos, la gente no paraba de llegar a pesar de todo el diluvio que había afuera, hubo quien nos felicitó con un mensaje pero por alguna circunstancia no les fue posible acompañarnos, aun así nosotros éramos los más felices del mundo. Todo lo que había pasado se quedó en solo una experiencia que creemos nos acercó y ayudo mucho más porque él sabía que fuera cual fuera la situación yo siempre estaría ahí apoyándolo como ya nos habíamos prometido en el altar. Mi boda no fue la más exclusiva, ni la más costosa, pero nos encantó tanto que no deseamos haberle cambiado algo. El dinero va y viene pero lo que nos llena es que con tirones y a empujones ya estamos juntos y pasamos el mejor día de nuestras vidas.