La boda de Christopher y Anahí en Gustavo A. Madero, Ciudad de México

La crónica de nuestra boda

Mi boda fue un día muy especial, desde que me levanté me propuse no estresarme absolutamente por nada, que pasara lo que tuviera que pasar, pero disfrutar al máximo ese día.

La misa fue en la Iglesia a la que yo he ido desde niña, así que eso fue muy importante para mi.

Llegamos al salón, ya estaban la mayoría de nuestros invitados, y lo primero que hicimos fue cenar, para después disfrutar de todo lo demás, hice un pequeño vals con padrinos y nuestros padres, y después bailamos la famosa víbora de la mar. Ese momento es uno de mis favoritos, creo que los invitados se divierten mucho, y mientras pasaba eso me di cuenta que se me había olvidado ponerme la liga… pero nada que no se pudiera solucionar, así que mi marido aventó su moño. Después de eso puro baile y estar con nuestros invitados. La verdad fue un poco agotador, pero valió la pena cada segundo.

Después de estar en el salón, decidimos seguir el festejo en casa. Ya había sonido y luces, así que la boda terminó hasta las 2 pm del otro día, ¡de locos!.